Tres horas de explicaciones sobre la visión y los planes presentes y futuros. Aunque Ángel Escribano, presidente de Indra, admitió que se guarda algunos "secretos", su comparecencia de este jueves en el Congreso de los diputados fue bastante clarificadora para entender hacia dónde quiere dirigir la compañía.

Escribano había sido citado a petición del PP en la Comisión Mixta de Seguridad Nacional. Junto a él, también estaba previsto que compareciera Marc Murtra, el nuevo presidente de Telefónica, que rechazó finalmente la invitación aludiendo que su compañía está realizando una "revisión estrategia" antes de saber qué rumbo tomar.

A preguntas de PP, PSOE, VOX, Sumar, Esquerra Republicana y Bildu, el presidente de Indra defendió que España está mejor posicionada que nunca, por capacidades y talento, para jugar un papel clave en el sector de la defensa. Reiteró que Minsait no está en venta, aunque sí podrían estudiar desprenderse de alguna parte de la división que no tenga "valor real". Y aseguró que las compras de Hispasat e Hidesat, además de darles capacidades en el plano civil y militar, han sido claves en el objetivo de Indra de integrar prácticamente toda la cadena de fabricación bajo una misma compañía.

Escribano tampoco tuvo problemas en hablar sobre su interés por Santa Bárbara Sistemas, una compañía especializada en la fabricación que blindados que José María Aznar vendió en 2001 a General Dynamics, la quinta mayor empresa militar por ingresos del mundo, por cinco millones de euros. "No seré yo quien enjuicie por qué se vendió", arrancó diciendo, "pero está claro que tener una fabrica nacional es un gran anhelo del Ministerio, de las Fuerzas Armadas y del Ejército de Tierra", admitió.

En esa línea, subrayó que "este país merece" tener ese músculo tecnológico, y que los blindados que fabrica Santa Bárbara "son propiedad de los españoles". "Tenemos la misión y las ganas de volver a nacionalizar la empresa, que nos puede ayudar a multiplicar nuestro tamaño por tres o por cuatro, como queremos. Nuestra idea con Santa Bárbara sería integrarla completamente en la cadena de valor española, así que no se vería afectada en nada. O podríamos no hacerlo, seguir esperando y lamentarnos en unos años", deslizó.

Sobre la gestión que ha hecho General Dynamics, aunque afirmó no querer meterse mucho, acabó disparando. "No voy a hacer una crítica a General Dynamics, salvo por una cosa. Como ciudadano creo que no ha habido inversión, que Santa Bárbara no ha crecido y que más bien han destruido casi todo el tejido industrial que tenía en su día", remató.

Con todo, el ejecutivo quiso rebajar algo de importancia a la operación: "Hemos ido a negociar con la mejor de las voluntades, pero si no nos la venden no pasa nada... Salvo una cosa. Y es que vamos a comprar la fabrica de Duro Felguera en Gijón para rescatarla y hacer blindados. Así que sería una pena competir contra nosotros mismos".

Escribano se refería a la fabricación de los blindados 8x8, a cargo de un consorcio liderado por Indra e integrado también por Escribano -la compañía que lleva su nombre-, Sapa Placencia y Santa Bárbara Sistemas. Su construcción se está llevando a cabo en la Fábrica de Trubia (Asturias), que pertenece a Santa Bárbara Sistemas. Y de ahí que Escribano se refiriera a la posibilidad de competir contra sí mismos.

Los retrasos en la entrega de los vehículos 8x8, precisamente, han generado una polémica sobre la que, por supuesto, los políticos también preguntaron a Escribano. "El 8x8 es un súper proyecto, todos vamos a estar orgullosos cuando esté finalizado. Y en su concepto actual no es tan antiguo, porque su producción en serie con las condiciones actuales se firmó en 2020. Desde ahí llevamos cinco años trabajando, y se ha desarrollado una grandísima plataforma, que es la mejor de Europa. El nivel de ambición es muy alto, y queremos entregar los vehículos en perfecto estado, para que solo haya que hacerles mejoras si algunos elementos quedan obsoletos", destacó.

La pérdida de las capacidades militares españolas

"En los años 80 España desarrolló un sistema que contaba con un lanzador Teruel y cohetes MC25. Pero en el 2022 España no podía desarrollar esos cohetes ni fabricarlos, y se los tuvo que comprar a Israel, que en los 80 no tenía apenas capacidad".

Con ese ejemplo Escribano quiso ilustrar que durante las ultimas décadas nuestro país pasó de tener ciertas capacidades militares a abandonarlas por voluntad propia: "Se tomó la decisión de que no era algo importante. La industria cambió el chip y empezó a subcontratar en lugar de fabricar. No es culpa de nadie, pero se ha demostrado que no nos lo podemos permitir. Ahora mismo el cambio radical que queremos hacer es volver a la fabricación, y yo quiero llevar a Indra a esta nueva etapa para recuperar las capacidades que algún día tuvo pero perdió. Por eso ahora hay que ser valientes y ambiciosos".

Desde la perspectiva de Indra, el plan es claro: el crecimiento debe ser bestial. Según Escribano, España, como cuarta economía de la UE, debería tener una o dos empresas en el top 10 del sector de defensa. Pero Indra está a día de hoy la 36ª en el ranking. "Estamos motivados para llegar a ese punto. Los resultados que acabamos de presentar son excelentes, porque en 2024 crecimos casi un 20%. Pero no podemos ser conformistas porque todas las empresas de nuestro sector han crecido más", razonó.

El rearme europeo

Escribano también apuntó a Europa en su intervención, explicando que "el 60% del material que compra Europa es de procedencia americana". "Y otro 14% viene de fuera de la UE y de EEUU, así que realmente solo tenemos el 26% restante en nuestras manos. Es una lástima muy grande y una pérdida de capacidad sin parangón, que tenemos que rescatar", manifestó.

Para él, el sistema estadounidense es un buen ejemplo, porque está convencido de que aunque es uno de los países que más gasta en armamento, probablemente venda más de lo que compra. Así que su estrategia militar, dice, "no es un gasto, es una inversión".

"A lo mejor podríamos copiarles algunas ideas", comentó. Aunque la posibilidad de que las compañías europeas se fusionen entre sí para crecer, a su juicio, plantea algunas dudas. "España podría ocupar un lugar alto en ese proceso. Pero tendríamos que preguntarnos qué país va a querer ceder capacidades y cómo de europeos nos sentimos, porque algunos tendrían que dejar de fabricar componentes para que otros lo hicieran, por ejemplo. Yo me siento más español que europeo, pero también soy europeo. Y estas son preguntas que me hago", zanjó.