El Gobierno ha puesto a Indra en el centro de la defensa española. El plan de Moncloa para convertirla en el campeón nacional de ese sector ha hecho que cualquier otra compañía quede subordinada a la hora de operar. Incluso empresas de la talla de Telefónica, que han avanzado que planean invertir fuerte en este ámbito, ya han dejado claro que se quieren poner "al servicio" de esta estructura, que está liderada por el Ministerio de Defensa.
A largo plazo, la decisión de reorientar a Indra hacia la defensa obedece al objetivo de convertirla en el actor español de referencia, y de intentar que gane músculo para luchar contra los gigantes europeos como la alemana Rheinmetall o la italiana Leonardo. Una estrategia para algunos necesaria y coherente, más aún en el contexto geopolítico actual, pero que hay quien no ve con buenos. En ese sentido, múltiples fuentes del sector militar expresan sus dudas sobre el plan de Moncloa con Indra, mostrando su "preocupación" por las consecuencias que puede provocar tanto a la propia compañía como al resto de la industria.
De entrada, algunas voces se muestran reticentes sobre el hecho de que realmente necesitemos a un campeón nacional de defensa. Para argumentarlo, defienden que el hecho de que una empresa sea grande no significa que sea robusta. "Hay muchos gigantes con pies de barro", arguyen. En esa línea, deslizan que el "faraonismo" de querer crear un gigante para poder capturar más ingresos no tiene por qué ser la mejor solución, y que las industrias pueden ser igual de eficaces unidas que separadas. "Todo depende de cómo se organicen las estructuras organizativas. Pero empresas como IBM lo tenían todo y acabaron perdiéndolo en favor de Microsoft y otras", señalan.
En cualquier caso, una vez que la apuesta parece firme, otras fuentes plantean la cuestión de cuántos años se tarda realmente en que una empresa alcance esa envergadura. "Compañías como Leonardo han necesitado décadas para adquirir ese tamaño, con inversiones y políticas coherentes que han hecho que logren tener la experiencia y la capacidad actual. Así que es peculiar que nosotros queramos crear un campeón en un par de años", apuntan, antes de decir que habría que valorar cuándo competir y cuándo ir de la mano de los grandes gigantes europeos.
Por el camino, añaden, también temen que los "campeoncitos nacionales" españoles se vean afectados. Se refieren a otras empresas importantes del sector, mencionando ejemplos como GMV, Sener o Instalaza. "Hay muchísima preocupación por si nos podemos 'comer' a algunas de estas compañías, que son competitivas, por intentar integrarlas en esta estructura", aseguran las fuentes consultadas, que también tienen dudas sobre las posibles compras que Indra puede efectuar dentro del sector: "De los Mozos ha dicho que están monitoreando a 20 empresas españolas y europeas para valorar si hacen algún movimiento. Habría que ver qué quieren conseguir y quién paga".
Otra fuente añade que a "muchos militares" también les preocupa que la falta de competencia se refleje en productos "más caros y menos fiables". "Cuadrar esto con el hecho de tener inversiones garantizadas, mayores dimensiones y libertad para la elección de socios tecnológicos sin interferencias políticas solo es posible -hasta cierto punto- en un mercado europeo. Y, aún así, nunca llegaremos a competir en la primera división, donde hoy solo están EE.UU. e Israel".
En paralelo, varios también ven riesgos en la apuesta de Indra por intentar expandirse más allá de sus negocios core, que tradicionalmente han sido los sistemas y el software. En esa línea, sostienen que la compra de empresas como Santa Bárbara para comenzar a fabricar vehículos blindados "no tiene ningún sentido" y, por el contrario, podría suponer "riesgos muy grandes para ellos y para el conjunto del sector": "Es un terreno en el que parten con mucha desventaja. En países como Francia tienen varios campeones nacionales, como Thales en temas de electrónica o MBDA en misiles. Aquí queremos que todo esté bajo el paraguas de Indra".
La mano del Gobierno, otra preocupación
Por último, los expertos consultados también visualizan algunos problemas en el hecho de que el Gobierno sea el máximo accionista de la empresa, con el 28% de las acciones. Aunque hay que decir que muchos de los gigantes europeos están participados por sus respectivos gobiernos.
Este tema también es uno de los que más preocupa a analistas bursátiles como Antonio Castelo, de iBroker, que asegura que muchos inversores institucionales se preguntan si en una empresa tan politizada "las decisiones que se tomen en el futuro tendrán más peso político o económico, y eso pensamos que la lastra". Aunque, de nuevo, hay que matizar que en lo que llevamos de año Indra se ha revalorizado cerca de un 100% en bolsa.
"El peso del Gobierno es algo que plantea muchos recelos. Lo que no se puede hacer es poner un sector bajo las reglas de una empresa, para que ellos repartan juego como quieran, porque eso no es un campeón nacional, eso tiene otro nombre", comenta una de las voces consultadas. "La defensa siempre se politiza, pero esto no puede tener que ver con la ideología. Los que estamos especializados en esos temas sabemos cuáles son las capacidades necesarias para poder defender a los ciudadanos españoles y, en el caso de una defensa común europea, también a los ciudadanos europeos. Por eso el Gobierno debe rodearse de expertos, algo que no están haciendo", agrega otro.
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