Échele la culpa al calor. O al cambio climático. La realidad es que además de su impacto en el medio ambiente, el deterioro climático comienza a tener consecuencias severas en nuestro bolsillo. Un ejemplo claro es el ocurrido con el precio de la electricidad el pasado mes de junio. Las elevadas temperaturas hicieron que se incrementara de manera significativa su demanda y con ello que el precio se disparara, hasta ser cuatro veces más alto que en mayo. El mes pasado el precio del mercado mayorista alcanzó los 72,6 euros el MWh. El mes anterior, en mayo, en cambio, el precio había sido de 16,97 euros el MWh. Es decir, 4,3 veces menos.

Según datos aportados por el Grupo ASE, asesores de consumidores de energía, el fuerte impulso de demanda que se registró el mes pasado está detrás de este fenómeno. En junio aumentó un 10,5% la demanda respecto al mismo mes del año pasado. Ese mes la temperatura media fue 3,5 grados superior hasta situarse en un promedio de 23,6 grados centígrados. Una circunstancia que además se registró con un menor aporte al 'mix energético' de la energía eólica que obligó a recurrir a los ciclo combinados de gas, cuya generación es más cara.

El incremento de la demanda fue más complicado satisfacerla al caer el aporte eólico en un 27,8%. El mayor aporte que se requirió de los ciclos combinados, un 113% más que el mismo mes del año anterior, llegó incluso a situarles el mes pasado como segunda fuente energética nuclear, por delante de la energía nuclear. Su participación es la que ha elevado de modo importante el coste de la electricidad, en particular en las horas sin luz solar, cuando el precio por MWh ha llegado a alcanzar los 102 euros, tres veces más de la media.

Crisis de Irán

Además de la ola de calor, otro fenómeno ha influido en el comportamiento del mercado eléctrico: la crisis en el estrecho de Ormuz. La tensión internacional entre Israel y EEUU con Irán, que se produjo en el mes de junio, elevó el precio del gas a niveles máximos. La crisis se logró reconducir en cuestión de días y con ella la tensión que también se reflejó en una caída de los precios y una moderación de los incrementos de los precios. El incremento medio en le precio del gas se situó en un 7,8%, con 36,67 euros por MWh.

En los primeros días de este mes de julio la situación no parece que vaya a reconducirse. La demanda ha seguido aumentando y disparando el precio medio por MWh a los 100 euros. La primera semana de este mes la demanda ha aumentado un 16,5% respecto al mismo periodo de 2024. Con una demanda al alza, el peso del aporte energético de los ciclos combinados también será importante. Má aún si tenemos en cuenta que en verano el aporte de la energía eólica y la hidráulica reducen su aporte en un 40% aproximadamente.

El modelo de previsión de precios (NOUS) que aplica ASE anticipa un escenario alcista y que podría situar los precios en julio en torno a los 86 euros el MWh. De cumplirse esta proyección, el precio en el mercado mayorista se incrementaría cerca de un 20% respecto a julio del año pasado.