El pasado 18 de enero el Gobierno fulminó a José María Álvarez-Pallete como presidente de Telefónica. Un movimiento sorpresivo, que causó un auténtico terremoto en el Ibex 35, pero que se llevaba meses cocinando a fuego lento, desde que el Ejecutivo de Pedro Sánchez se convirtió en el máximo accionista de la operadora.
De esta forma, Marc Murtra pasó a ocupar el puesto de Pallete al frente de Telefónica, dejando libre la presidencia de Indra, que pasó a manos de Ángel Escribano. Esta semana, ambos directivos cumplen seis meses como cabezas visibles de sus respectivas empresas. Un tiempo que puede parecer corto, pero en el que han cambiado muchas cosas.
Un efecto dominó
El efecto dominó comenzó en septiembre de 2023, cuando Saudi Telecom Company (STC), uno de los gigantes del sector de las telecomunicaciones a nivel mundial, irrumpió, también por sorpresa, en el accionariado de Telefónica. La compañía, que tiene como máximo accionista al fondo soberano de Arabia Saudí, adquirió de manera directa un paquete del 4,9% de acciones, pero pretendía escalar ese porcentaje hasta el 9,9% a través de instrumentos financieros, algo para lo que necesitaba el visto bueno del Gobierno, que tenía la opción de vetar la operación utilizando el escudo 'antiopas'.
Finalmente, en noviembre de 2024, más de un año después, el Ejecutivo autorizó que STC alcanzara el 9,9% de Telefónica. Pero para entonces el Gobierno ya se había hecho con el 10% de las acciones de la operadora española, asegurándose su posición como máximo accionista con la idea, según explicaron, de proteger los intereses de una compañía considerada estratégica para España.
En paralelo, Criteria, el brazo inversor de La Caixa, también aumentó su capital en Telefónica hasta el 9,99%. De esta forma, quedaba configurado un nuevo equilibrio accionarial entre tres actores que acumulaban mucho poder.
Los seis meses de Murtra en Telefónica
Murtra, muy próximo al Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC), ya había llegado de la mano del Gobierno a la presidencia de Indra en el año 2021, como relevo de Fernando Abril-Martorell. A su llegada a Telefónica acometió una gran reestructuración tanto en el consejo de administración como en el equipo ejecutivo sustituyendo a Ángel Vilá, consejero delegado de Telefónica, por Emilio Gayo.
Una de sus primeras decisiones en Telefónica fue someter a una revisión estratégica a todos los negocios de la operadora. El presidente presentará las conclusiones, previsiblemente, a finales del próximo noviembre, y esas serán las que marcarán el nuevo rumbo. Aunque ya ha dejado pistas.
De entrada, Murtra ha construido su discurso a partir de la idea de que el mercado de telecomunicaciones europeo está muy fragmentado y poco coordinado, algo que pone en clara desventaja a las operadoras del Viejo Continente respecto a los "titanes" de China y Estados Unidos. Por eso, no ha dejado de reclamar a Bruselas que relaje las barreras regulatorias, con la idea de favorecer las fusiones y las consolidaciones.
Por otro lado, a los accionistas les ha prometido una "disciplina financiera de hierro". Algo que ha comenzado a ejecutar acelerando la salida de Telefónica de Hispanoamérica. Bajo su mando, la compañía ha vendido sus filiales en Argentina, Uruguay, Perú, Colombia y Ecuador. Lo que significa que la operadora ya solo tiene presencia en cuatro países americanos: Brasil, Venezuela, México y Chile. De momento, en lo que va de año el precio de la acción se ha revalorizado un 13%.
Los seis meses de Escribano en Indra
Con Escribano al frente, el Gobierno ha querido convertir a Indra en el campeón nacional de defensa, posicionando a la compañía en el centro de un sector que, gracias al contexto geopolítico, se ha disparado y ha llevado a la empresa a aumentar su valor un 108%. Hasta el punto de que compañías como Telefónica, que planean invertir en este sector, ya han confirmado que lo harán únicamente en coordinación con el Ministerio de Defensa y de Indra.
Con esa idea, la tecnológica ha lanzado en los últimos meses cuatro nuevas divisiones para diversificar su cartera de productos y enfocarse más hacia la defensa. Indra Space, dedicada a las actividades satelitales y aeroespaciales; IndraMind, que agrupa actividades de IA orientadas a operaciones críticas y multidominio; Indra Land Vehicles, para fabricar vehículos militares; e Indra Weapon & Ammunition, especializada en armamento.
A nivel empresarial, Indra ha estado muy activa los últimos meses adquiriendo Hispasat e Hisdesat, comprando la planta de 'El Tallerón' de Duro Felguera y alcanzando la mayoría del consorcio Tess Defence, que agrupa a varias empresas del sector en la fabricación de vehículos blindados.
Pero no parece que en los planes de Indra esté echar el freno. Ya han reconocido públicamente que están monitoreando entre 15 y 20 empresas europeas para explorar nuevas compras, y la fusión con Escribano Mechanical & Engineering (EM&E) -la empresa familiar de su presidente- parece cada vez más cercana. Aunque el conflicto de intereses que genera ha obligado a la compañía a crear una comisión independiente para estudiar la operación.
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