Es un tesoro que está ahí, en el subsuelo. Es valioso, pero no se puede tocar. Será muy demandado los próximos años, pero quizá en España ya no sea necesario. Todo dependerá del resultado del pulso nuclear que mantienen energéticas y Gobierno y que hace tiempo que ha entrado en bucle, en un juego de órdagos. El uranio es el ’oro nuclear’ que necesitan las centrales para que sus reactores puedan generar energía. Los siete reactores españoles consumen entre 1.100 y 1.300 toneladas de uranio al año.

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Pero el combustible que llega a las centrales no es español. El uranio que existe en España no se toca desde que en 2021 el Gobierno de Pedro Sánchez lo prohibió por ley. Dos años antes el Ejecutivo y las compañías energéticas que explotan las centrales –Iberdrola, Endesa, Naturgy y EDP- pactaron un calendario de cierre paulatino entre 2027 y 2035. Entonces el horizonte de cierre aún se veía lejano, pero hoy está a las puertas de ser irreversible. Por el momento el calendario sigue en pie y el Gobierno insiste en que no tiene ninguna propuesta formal sobre la mesa para modificarlo y abrir la puerta a una prórroga o aplazamiento de fin de la era nuclear en España. Las energéticas insisten en que si no hay rebaja fiscal no es rentable seguir produciendo energía nuclear.

Actualmente son cinco centrales y siete reactores los que están operativos en España. De ellas sale alrededor del 20% de la energía que consumismo. El mapa nuclear español pudo haber sido mucho más ambicioso. A finales del franquismo la dictadura proyecto una red de hasta 40 centrales. Fue en 1972 cuando se fundó la sociedad pública ENUSA, la encargada de suministrar uranio a las centrales, para que explorara la viabilidad del plan. Las proyecciones que puso en marcha permitieron localizar yacimientos y explotar uranio durante muchos años. Hasta que en 2000 cerró el último de los yacimientos en Salamanca, la mina Fe, en Saelices El Chico, una localidad de la comarca de Ciudad Rodrigo.

23.000 toneladas "factibles"

Hoy, ENUSA produce uranio enriquecido pero lo hace gracias al mineral que le suministran compañías de otros países. En 2023 ENUSA produjo 270 toneladas de uranio enriquecido, gran parte destinado a la exportación. El año pasado abasteció con 136,4 toneladas a las centrales de Almaraz, Ascó, Cofrentes y Valdellós.  

El pasado mes de mayo el presidente del Gobierno aseguró en el Congreso que España carecía de uranio y que continuar manteniendo abiertas las centrales obligaría a seguir importándolo y pagándolo a precios elevados. La realidad es más bien otra. España sí posee yacimientos de uranio, según refleja el ‘Libro rojo del Uranio 2024’ de la Agencia de la Energía Nuclear (NEA) y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Cuantifica nuestra reserva de uranio en 34.500 toneladas. De ese volumen, hasta 23.000 toneladas se consideran “factibles” para explotar y el resto de mayor dificultad con los medios de extracción actuales. De esta manera, en caso de autorizarse su extracción, esa ‘bolsa’ de uranio español permitiría abastecer a las cinco centrales por más de 17 años.

Según el ‘Libro rojo del uranio’, en nuestro país se encuentra el segundo yacimiento más importante de Europa, en Salamanca. Pero por ahora nuestro país sólo podrá enriquecer el uranio de otros. Un proceso por el que una vez recibido el mineral se le somete a procesos físico-químicos para aumentar la proporción del isótopo U-235 y elevar su presencia natural del 0,7% a entre un 3% y 5%.

Demanda disparada hasta 2050

Este informe detalla que las centrales españolas tienen acreditado el suministro hasta el año 2029. Poder ampliar y autorizar ese plazo requerirá que previamente se alcance un acuerdo sobre el futuro de las centrales. En el calendario de cierre se determina que la central de Almaraz será la primera en cesar en su actividad en 2027 y que para 2035 todas las instalaciones nucleares españolas deberán suspender la generación de energía y haber activado su fase de desmantelamiento.

El uranio será una materia prima valiosa en los próximos años. Tanto en Europa como en el resto del mundo el renacer de la apuesta nuclear está provocando la reapertura y construcción de nuevas centrales. En la UE existen 80 centrales operativas. La vecina Francia es el principal ejemplo. El país galo cuenta con 56 reactores y uno más en construcción, convirtiéndose en la segunda potencia nuclear tras Estados Unidos y a la misma altura que China. El gigante asiático, sin embargo, pronto le superará, ya que tiene 24 centrales en construcción. Actualmente en todo el mundo hay 413 reactores operativos y 59 en construcción y 113 proyectados.  

La necesidad de uranio se disparará en los próximos años. La UE estima que requerirá este año de alrededor de 15.440 toneladas este año. El conjunto de centrales nucleares de todo el mundo requirieron en 2023 alrededor de 59.000 toneladas de uranio. Un consumo de combustible radiactivo que se corresponde con una potencia global de 394 GWe pero que se incrementará cuando las nuevas centrales en construcción se pongan en marcha. El ‘Libro rojo del uranio’ estima que en 2050 la potencia del conjunto de reactores alcanzará los 574 GWe en la menor de las estimaciones y los 900 GWe en la más alta. En esa horquilla la necesidad de uranio oscilaría entre los 90.000 y los 142.000 GWe al año.

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