La opa de BBVA sobre Sabadell toma rumbo a su desenlace definitivo. Tras la aprobación del supervisor de los mercados, el lunes se abrirá un período de 30 días en el que los accionistas del banco catalán decidirán si venden o no sus acciones.
Si más de la mitad de ellos acepta, la opa triunfaría y arrancará una nueva etapa de tres años en la que ambas entidades están obligadas por el Gobierno a funcionar de forma separada y sin poder ajustes de oficinas ni plantilla vinculadas a la opa. Pero cuando concluya ese plazo, BBVA tendrá manos libres para ejecutar un ajuste laboral con el que alcanzar sinergias valoradas en 325 millones de euros.
El presidente de la entidad Carlos Torres, no quiso dar detalles este viernes sobre el volumen de previsibles despidos que tiene en mente. Pero en el folleto aprobado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el banco vasco avisa de que se prescindirá de personal de ambas entidades y no solo de la catalana.
El folleto remitido al mercado concreta que "en relación con las sinergias de personal en la fusión, BBVA contempla realizar ajustes a la plantilla de ambas entidades, a cuyo fin procederá a una evaluación estratégica y objetiva del negocio, actividades, puestos de trabajo y condiciones laborales de Banco Sabadell en ese momento".
"Como resultado de dicha revisión, BBVA analizará qué cambios le permiten evitar duplicidades innecesarias de funciones, mejorar la eficiencia operacional y optimizar recursos", abunda el texto. En ese momento, la entidad vasca prevé "formar un comité de integración con representantes de ambas organizaciones, con el fin de diseñar el mejor proceso de integración, buscando potenciar al máximo el talento de ambas entidades".
Se respetarán -prosigue el documento- "los principios de competencia profesional y mérito, con medidas acordadas y sin que afecten singularmente a los empleados con origen en una de las dos entidades". Entre los compromisos adquiridos, BBVA prometió mantener la sede operativa del Sabadell en Sant Cugat del Vallés, que funcionaría de forma paralela a la del distrito de Las Tablas en Madrid.
El BBVA ya ejecutó un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) en 2021 por el que salieron de la entidad 2.725 personas. Sabadell, por su parte, también acometió otro que afectó a 1.600 trabajadores hace cuatro años. La primera entidad cerró el primer trimestre con 27.735 empleados, mientras que la segunda acabó con 13.899 trabajadores, sin contar la filial británica TSB vendida al Santander.
Ahora, los sindicatos temen que el ajuste que incluye el cierre de unas 300 oficinas pueda acercarse o incluso superar los 5.000 trabajadores. De hecho, el mantenimiento de la plantilla y el impacto sobre la misma fue uno de los principales motivos esgrimidos por la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, para justificar su oposición a la operación.
Los secretarios generales de UGT y CCOO, Pepe Álvarez y Unai Sordo, alertaron por carta el pasado mes de mayo al ministro de Economía, Carlos Cuerpo, de que la operación podía suponer el cierre de entre 589 y 883 sucursales y consideraron que puede llegar a destruir entre 7.684 y 10.567 empleos directos.
"Salidas voluntarias y recolocaciones"
Pero hasta que se llegue la fase de una eventual fusión, la hoja de ruta de la dirección de BBVA pasa por iniciar un periodo de consultas con los representantes de los trabajadores "para minimizar en todo caso el impacto del ajuste, priorizando, en la medida de lo posible, las salidas voluntarias y recolocaciones". Entre ambos bancos sumarían 42.600 empleos, con lo que superarían en fuerza laboral a CaixaBank.
De momento, BBVA también detalla que dentro de las consultas con los sindicatos prevé abrir "negociaciones con el fin de alinear las políticas de recursos humanos de ambas entidades, lo que podría implicar en ese momento cambios en las condiciones laborales de empleados y directivos de Banco Sabadell".
En todo caso, como consecuencia de la condición impuesta por el Consejo de Ministros, la entidad vasca dice no tener "planes ni intenciones concretas en relación con el mantenimiento de puestos de trabajo del personal y directivos de Banco Sabadell, ni respecto de sus condiciones laborales, para los próximos 12 meses".
Eso sí, BBVA sí contempla modificar el consejo de administración de Banco Sabadell con el objetivo de que refleje su participación de control tras la liquidación de la opa. Torres ha evitado pronunciarse abiertamente sobre si estos cambios afectarían al actual presidente de la entidad Josep Oliu. "No tenemos planes porque sería prematuro, pero revisaremos la composición de los órganos sociales y si pudiera haber cambios en su composición", se limitó a responder en rueda de prensa.
Tras un primer análisis, Oliu aseguró que la oferta de BBVA "es incluso peor que la que ya valoró y rechazó el consejo de administración en mayo de 2024, porque infravaloraba el proyecto en solitario".
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