Son el motor que recoge el viento para convertirlo en energía. España cuenta con una red de algo más de 22.500 aerogeneradores distribuidos por cerca de 1.400 parques eólicos. De ellos sale la principal fuente energética que lidera el ‘mix’ nacional. Pero las ‘hélices’ que se dispersan por nuestros montes y laderas empiezan a quedarse anticuadas. Su vida útil se complica a los 20 años y se da por casi terminada a partir de los 25, momento en el que deben ser sustituidas. Es el llamado proceso de repotenciación por el que los viejos parques con muchos aerogeneradores se transforman en instalaciones igual de potentes pero con una significativa reducción de aerogeneradores e impacto medioambiental.

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En España, ese proceso está casi paralizado. La eliminación de miles de aerogeneradores y su sustitución por estructuras eólicas más reducidas en número, pero con igual o más potencia está prácticamente paralizada. Los cientos de proyectos y solicitudes para ‘repotenciar’ parques eólicos en nuestro país se topan con una maraña normativa y un desfase regulatorio que está impidiendo que avance la actualización y modernización de estos parques, según reconoce el sector.

Actualmente, de las 32 GW de potencia eólica instalada en nuestro país, se estima que el 10% -3 GW- correspondería a aerogeneradores con más de 25 años de vida y otros 10 GW –el 31%- a máquinas que habrían rebasado las dos décadas de actividad. De este modo, en torno al 41% de la capacidad eólica estaría ya en fase de posible repotenciación, de modernización y sustitución y reducción de aerogeneradores.

Freno burocrático y normativo

“El problema es que en España muchos proyectos están parados o no se plantean porque aquí la repotenciación implica una tramitación administrativa igual o más complicada que la que requiere un parque nuevo”, asegura Juan Virgilio, director general de la Asociación Empresarial Eólica (AEE). La normativa europea establece una tramitación acelerada para estos procesos en los que únicamente se debe evaluar y autorizar el impacto diferencial en potencia e impacto ambiental: “Es decir, sólo el impacto adicional que se pudiera generar en la repotenciación del parque respecto al anterior. En la mayoría de los casos es un impacto menor. Lo que sucede es que en España esa normativa no se ha traspuesto”.

Por ello, en nuestro país modernizar un parque eólico se ha convertido para los inversores y promotores en una larga carrera burocrática y administrativa. España no aplica aún la normativa comunitaria y sigue exigiendo que se tramite, el desmantelamiento del ‘viejo’ parque primero y la autorización de la nueva instalación después, “no únicamente el impacto ambiental diferencial si lo hubiere”, asegura Virgilio. Ello conlleva que los procesos de tramitación se pueden prolongar entre tres y ocho años: “Los promotores no tienen certeza de que les puedan paralizar el proyecto, suponen proceso de recursos, alegaciones, etc, con el lucro cesante que además supone mientras tanto tener el parque sin producir todos esos años”.

De este modo, en muchos casos se sigue optando por prolongar aún más la vida útil de los parques, incluso hasta los 34 años. Años en los que se está impidiendo no sólo modernizar las instalaciones sino eliminar de los montes españoles miles de aerogeneradores. El sector reclama que España trasponga la tramitación europea e implemente el impacto ambiental “diferencial” como requisito a autorizar sobre parque ya existentes, además de unificar criterios entre las distintas administraciones. Reclaman además que se autorice que un parque, al mismo tiempo que reduce su impacto y número de aerogeneradores, pueda ganar potencia en su proceso de renovación: “Un parque de 30 megawatios puede llegar a tener 50 aerogeneradores, hoy día sólo se necesitarían cinco máquinas. ¿Por qué se permite instalar 8 si el impacto se ha reducido de modo tan importante?”.

Mercado eólico de 'segunda mano'

Desde la AEE aseguran que sin que se promuevan todos estos cambios normativos, será complicado que en España avance la repotenciación. Actualmente apenas se llevan a cabo dos o tres procesos de este tipo, pese a que se estima que el 25% del parque de aerogeneradores habría agotado ya su vida útil.

Precisamente, agilizar la renovación de estas infraestructuras supondría al mismo tiempo agilizar un mercado de ‘segunda mano’ en el sector eólico que España podría liderar. Junto a Alemania y Dinamarca, nuestro país es el más veterano en el desarrollo de la energía eólica y su industria en torno a ella figura entre las más avanzadas: “Prolongar la vida de todas estas máquinas, una suerte de mercado de ocasión, sería una oportunidad para impulsar un mercado a nivel global”.

Precisamente en la localidad de Cortes (Navarra) se inauguró este año la primera planta de reciclaje de palas de aerogeneradores. La compañía EnergyLOOP promovida por Iberdrola y FCC tiene una capacidad para tratar cerca de 5.000 palas de aerogenerador al año. Se trata de estructuras de más de 25 metros de largo y dos toneladas de peso que hasta ahora terminaban en ‘cementerios’ de palas y que ahora se podrán reciclar. Se estima que en los próximos tres años será necesario reciclar alrededor de 15.000 palas en Europa.   

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