La lectura matinal de los periódicos no resulta especialmente tranquilizadora últimamente para los empresarios españoles. La llegada de Unidas Podemos al Gobierno y las promesas de reformar la legislación laboral causan inquietud en la madrileña calle de Diego de León, donde se encuentra la sede de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales.

Miguel Garrido de la Cierva es desde el pasado junio el presidente de la Confederación Empresarial de Madrid (CEIM), sita en el mismo edificio. Este empresario (Viajes ECO) y expresidente del Canal de Isabel II representa en el Comité Ejecutivo de la CEOE –donde es vicepresidente- a la comunidad autónoma que registra las mejores variables económicas de España.

En esta entrevista, habla sobre los mensajes que tildan a Madrid de “paraíso fiscal”. También de las voces que piden suprimir el puente aéreo por razones ecológicas, de Madrid Central, de la economía digital y del temor que genera en los empresarios el nuevo Gobierno.

Pregunta: Ayer se conoció la EPA. Señor Garrido, ¿España va bien, pese a las señales de alerta que recibimos a diario?

Respuesta: Todo tiene su parte positiva y negativa. La negativa es que la economía se ha ralentizado y se crea empleo a menor ritmo. La positiva es que todavía se genera empleo. Especialmente en Madrid, que está a la cabeza en este sentido. Esto es muy relevante, puesto que hay quienes han puesto en cuestión las políticas que se están desarrollando en esta comunidad autónoma. Los datos demuestran que se equivocan.

P: Hay quien dice que esto es un paraíso fiscal...

R: Madrid es hoy la comunidad que más crece, que más empleo crea, que más recauda y que más contribuye al Fondo de Solidaridad Interterritorial. El planteamiento que se está escuchando reiteradamente, el lunes por parte de Ximo Puig, pero durante la campaña por parte de otros cargos públicos, es que se quiere acabar con el 'paraíso fiscal' de Madrid. Esto es equivocado, pues ni Madrid es un paraíso fiscal, ni sus recetas fiscales son equivocadas. La realidad, que está al margen de la ideología, demuestra todo lo contrario.

P: La realidad...

R: Mira, en esta última EPA se ha visto perfectamente la diferencia entre cómo generan empleo las fórmulas de Madrid y cómo lo hacen, a menor ritmo, las del resto de España. Quizá la clave no sería que Madrid renunciara a sus políticas, sino que otras comunidades autónomas adoptaran unas parecidas.

P: ¿Pero el caso de Madrid es por esas políticas o porque, tras el estallido de la crisis, el capital se concentró en esta ciudad, que cada vez tiene más forma de metrópolis, como ocurre en el caso de Londres?

R: Creo que es una mezcla de varios ingredientes, aunque es importante decir que el ritmo de crecimiento de Madrid no ha sido siempre el mismo. Hay quien lo atribuye a la capitalidad, pero no es así. A Madrid siempre le ha ido mejor cuando ha ejercido sus competencias en materia fiscal y ha creado un buen clima para los inversores y para el emprendimiento. Si a esto le sumas los aciertos en infraestructuras, se puede decir que se ha configurado un buen caldo de cultivo. Pero no es cierto que esto haya sido como consecuencia de la capitalidad.

P: ¿No ayuda la capitalidad entonces?

R: Es que estos resultados no se han producido durante toda la vida. Si miras los datos históricos de crecimiento, verás que hasta medidados de los años 90, crecían mucho más otras comunidades autónomas que Madrid. Era el caso de Cataluña. Desde hace unos años, Madrid es la primera. Algo se habrá hecho bien...

P: ¿Le ha venido bien el independentismo a Madrid?

R: No creo que sea así porque, de hecho, esta tendencia positiva viene desde antes y se explica en las políticas que he expuesto anteriormente. Ahora bien, es evidente que las empresas, como no puede ser de otra manera, son sensibles al desorden, la desestabilización y la falta de seguridad jurídica. Eso ha podido provocar que vengan empresas a Madrid desde Cataluña.

Si el resto de las comunidades suprimieran, por ejemplo, los impuestos de patrimonio, sucesiones y donaciones, el conjunto del país sería más competitivo y nos beneficiaría a todos

P: Sacar provecho de los incendios de otros...

R: Yo creo que a Madrid lo que de verdad le viene bien es que al resto de España le vaya bien. Si el resto de las comunidades suprimieran, por ejemplo, los impuestos de patrimonio, sucesiones y donaciones, el conjunto del país sería más competitivo y nos beneficiaría a todos. A Madrid, desde luego, no le perjudicaría.

P: Se llegado a hablar de la necesidad de suprimir el puente aéreo por razones ecológicas...

R: Mira, yo, sinceramente, lo que creo es que a los responsables de las Administraciones públicas habría que pedirles más sentido común y responsabilidad. A veces, con sus declaraciones causan un gran daño a la sociedad a la que representan y para la que trabajan. Este argumento es absurdo, dado que el tráfico aéreo lo regula la Unión Europea y España no podría saltarse la normativa comunitaria. Pero es que, además, todo lo que implique limitar la competencia, al final, deriva en un peor servicio y más caro. Y, además, genera una pérdida de competitividad para las regiones en las que se toman esas decisiones.

P: Parece que la política se ha convertido en el arte de dar titulares y decir chascarrillos...

R: Es un tema muy preocupante y de mucho calado. Los populismos, la inmediatez, decir una cosa para buscar un titular sea cual sea... Como sociedad debemos plantearnos la conveniencia de adoptar estos comportamientos porque nos hace mucho daño a todos. Pediría a los políticos sentido institucional, que sean conscientes de que representan a su partido político, pero también tienen el deber de garantizar el interés general.

P: El caso del puente aéreo está relacionado con la 'economía verde'. ¿Están los empresarios alerta por la descarbonización?

R: Los empresarios tenemos plena conciencia de que hay que actuar en materia de sostenibilidad y de emisiones. Entre otras cosas, porque las empresas están conformadas por personas y las personas vivimos en este planeta. Al margen de eso, hay multitud de oportunidades que pueden surgir alrededor de la economía circular. Ahora bien, pedimos responsabilidad y rigor a la hora de buscar fórmulas para reducir las emisiones nocivas a la atmósfera. Hay que sostener el planeta, pero también la sociedad de bienestar que hemos creado.

Suprimir el puente aéreo es una idea absurda

P: Una de las medidas que se tomó para reducir la contaminación fue la de poner límite a la circulación de vehículos cuando se disparan los indicadores...

R: A ver, hay normativas europeas que obligan a tomar medidas de restricción de la circulación de vehículos. Nosotros creemos que es necesario trabajar de forma seria y coordinada para garantizar que se cumplen estas exigencias sin perjudicar a la economía. Pero que todo sea con diálogo, no de forma unilateral e improvisada.

P: ¿Pasó esto en Madrid?

R: Pasó, pasó. Nosotros lo que le hemos pedido a la nueva Administración de Madrid -con respuesta positiva- es, en materia de movilidad, primero, hablar con los afectados para buscar soluciones que se adapten a las necesidades de todos. Hubo medidas, en el pasado, que provocaron que no se pudieran realizar campañas muy importantes de comercio o incluso entregar productos para el abastecimiento de los negocios. Eso no tiene ningún sentido. Por otra parte, siempre es necesario realizar un estudio de impacto económico antes de tomar una decisión importante para con el medio ambiente y aquí da la impresión de que no se hizo como se debía.

P: ¿Es mejor Madrid 360 que Madrid Central?

R: Sí.

P: ¿Por qué?

R: Ha mejorado porque ha tomado en consideración varias de nuestras reclamaciones. Por ejemplo, que los comercios puedan tener la misma capacidad para autorizar entradas al centro de la ciudad que los residentes. Es una cosa natural: si tengo necesidad de abastecerme, los clientes deben tener la misma facilidad de entrada que los familiares y residentes. También se han establecido puntos de acceso para zonas logísticas de avituallamiento y se han ampliado los horarios para estas tareas. Se ha hecho con más sentido. El tiempo de reflexión siempre es importantísimo y con Madrid Central no se tuvo en cuenta. La Administración anterior no tuvo en cuenta nuestras reclamaciones, salvo cuando se lo exigieron los jueces.

Hay que sostener el planeta, pero también la sociedad de bienestar que hemos creado.

P: ¿No hablaron porque ustedes no tenían razón o por temas electorales, qué opina?

R: Sería por razones electorales o ideológicas, no se me ocurre otra razón que pudiera llevarles a eso.

P: Hablemos de la 'nueva economía'. Después del efecto que ha tenido sobre el transporte y el turismo la llegada de los Uber, Cabify o Airbnb, ¿cree que se ha avanzado en la buena dirección para garantizar los derechos de todas las partes en Madrid?

R: Es un problema complejo que se ha originado porque la realidad va muchas veces muy por delante de la normativa y de la regulación. Somos firmes defensores de la libertad empresarial y la esencia del capitalismo dice que hay cosas que nacen y cosas que mueren. De esa manera, vamos innovando. ¿Qué ocurre? Que como estamos en una economía tremendamente regulada, si aparecen fórmulas nuevas que pueden sortear esa regulación, sí que se produce un efecto de competencia desleal. No puede ser que dos actividades similares tengan exigencias regulatorias tan diferentes. Eso hay que solucionarlo y creo que se avanza poco a poco en la buena dirección.

P: ¿Debe eliminarse regulación?
R: Debe analizarse si hay regulación de la que se podría prescindir. Pero ya sabes cómo funciona esto: establecer normas es sencillo, pero modificarlas o eliminarlas siempre cuesta un triunfo.

P: Tasa Google: ¿la solución a este problema es un impuesto?

R: Hoy en día, quien piense que puede campar al margen del resto, se va a llevar un golpe de realidad tarde o temprano. Y mandar mensajes a los mercados sobre eso siempre es peligroso. Hay que trabajar con la UE y buscar fórmulas para que todas las actividades contribuyan, vía impuestos, a la sostenibilidad del gasto público, siempre que sea de forma ordenada y moderada. Pero la fórmula permanente de establecer impuestos a la economía digital es trasnochada y tiene muy poco recorrido.

P: ¿Es intentar poner puertas al campo?

R: Hoy en día, los flujos de la inversión no entienden de fronteras. Es algo que algunas Administraciones aún no entienden.

P: Hablemos del Gobierno. Hoy forma parte del Consejo de Ministros el partido que sacó a la calle el 'TramaBus' y lanza frecuentes mensajes contra la CEOE. No parece que vaya a hacer mucho por mejorar la imagen de los empresarios...

R: Los representantes de las organizaciones empresariales tenemos la obligación de hacer ver que la solución a los problemas de España pasa porque haya más y mejores empresas. El que piense que de una situación complicada en materia económica vamos a salir castigando a las empresas, comete un error tremendo. Nuestra responsabilidad es hacer ver que las empresas son un bien a proteger, a defender y a apoyar. Y que el tejido empresarial español está conformado por cientos de miles de pymes a las que una subida de impuestos afectaría de forma muy grave. Hay pequeños empresarios que viven de lo que consiguen en sus tiendas y ya no pueden hacer más sacrificios.

P: Todo esto huele a batalla ideológica...

R: Pues si hay una batalla ideológica, tenemos que librarla y hacer que la sociedad entienda que protegiendo a las empresas españolas, nos estamos protegiendo a todos los españoles.

P: ¿La patronal tiene que elevar el tono en caso de que sea atacada?
R: Sin ninguna duda. Nosotros no somos más que la representación de los empresarios; y los mensajes que tenemos que trasladar son los que ellos quieran. En contra de lo que muchas veces nos dicen, nosotros no tenemos que decir a las empresas lo que tienen que hacer, sino defender sus intereses. Y no entenderían que nos calláramos cuando las empresas son atacadas. Hay que hacerlo con respeto y solvencia técnica, pero hay que decir las cosas y hacerlo con contundencia.

P: Hablemos del salario mínimo. Es evidente que la política no ha respetado lo pactado en el Acuerdo de Negociación Colectiva, pero también que se ha señalado a la CEOE...

R: Aquí hay dos ámbitos. Por un lado, está el Acuerdo de Negociación Colectiva, que es bilateral y está precedido de una negociación. Este acuerdo contempla una recomendación y luego el Gobierno puede hacerla caso o no, que fija el SMI por decreto, previa consulta o no a los agentes sociales. Pero claro, aquí se llegó a un acuerdo y el Gobierno tomó una decisión que dejaba obsoleto lo negociado.

P: Y luego está el pacto de Gobierno...

R: Claro, el acuerdo contemplaba una subida de 1.000 euros para 2020, pero se nos llamó a una negociación para opinar sobre lo que ya estaba fijado. Ante eso, nosotros hemos pensado que la subida que se ha acordado es el mal menor. Creemos que no es buena, entre otras cosas, porque la anterior subida ha afectado al empleo en los sectores que requieren un trabajo menos cualificado. No obstante, consideramos que si el acuerdo implica que se quede en 950 en lugar de llegar a los 1.000, es positivo.

La subida del SMI no es buena, entre otras cosas, porque la anterior subida ha afectado al empleo en los sectores que requieren un trabajo menos cualificado. No obstante, es el mal menor.

P: Pero ahora parece que vienen curvas para ustedes...

R: Pues sí, porque se está hablando de reformar el Estatuto de los Trabajadores y los “aspectos más lesivos” de la reforma laboral. Ahí es donde nos podemos jugar la competitividad de las empresas españolas y la creación de empleo durante los próximos años.

P: ¿Cómo se explica al ciudadano que la subida del SMI puede llegar a ser perjudicial?

R: Como todo en la vida, tiene cosas buenas y cosas malas. Parto de la base de que aumentar los salarios de los españoles es positivo. Por tanto, hay que trabajar en esa línea. Lo que pasa es que si esa subida no va acompañada de un incremento de la productividad, la consecuencia es que las empresas, aumentando su coste, no pueden incrementar el valor de lo que venden y pierden competitividad.

P: ¿Pero cómo se explica eso a las personas con los salarios más bajos?

R: Te pongo el ejemplo de los jóvenes. España tiene la tasa de paro juvenil más alta de Europa. Hemos superado incluso a Grecia. Para un joven que va a entrar en prácticas en una empresa, tras acabar sus estudios, y que no tiene experiencia, el que suban el SMI no es positivo. Lo mismo una empresa que hace 2 años contrataba a 100 personas, ahora coge a 50; y hay 50 personas que no acceden a ese puesto de trabajo. El resultado es que esos jóvenes no tienen la posibilidad de ganar experiencia tras acabar los estudios.

P: Aumenta la dualidad...

R: Claro, eso es un grave problema. No pueden acentuarse las diferencias entre los que ya tienen empleo, cada vez más remunerado y estable; y los que no tienen trabajo, que cada vez tienen más dificultad para acceder al otro grupo. Eso sí es desigualdad.

P: Lo que dice usted no es muy popular...

R: Creo que hay que poner ejemplos sencillos para que la gente lo entienda. El del empresario que tiene un bar en las Alpujarras y le aumentan los costes laborales un 35%. Antes, lo mismo podía pagarle el salario mínimo, pero ahora quizá no pueda crear ese empleo. ¿Cree alguien que podría aumentar el precio del café el 40%? Si usted encarece los costes y eso no lo puede repercutir en una mejora de la productividad, eso se va a traducir en destrucción de puestos de trabajo.

P: Es una variable muy sensible el empleo...

R: Es que imagina que el autónomo que va a contratar a su primer trabajador escucha, por ejemplo, que se van a incrementar las indemnizaciones por despido. Pues quizá no lo contrate. Hay empresarios que no pueden cerrar su empresa, aunque quieran, porque no tienen dinero para despedir a quienes llevan mucho tiempo trabajando con ellos. Otro ejemplo, hay personas que tenían a una persona trabajando en casa y le han tenido que bajar las horas por el incremento del SMI. Toda decisión económica tiene consecuencias.

P: Curioso que en este país haya personas que sepan las diferencias entre un pivote, un volante y un mediocentro destructor, pero a ustedes no les entiendan cuando hablen de economía. ¿Deben hacer autocrítica los empresarios?

R: Esto es un poco trabajo de todos. Yo nunca entiendo que no se hable a la gente con claridad. Temas como la deuda pública deberían explicarse mejor y sin paños calientes. También hay que empezar a dejar claro que en el Estado no hay nada gratis: ni la sanidad, ni el transporte público lo son. Tampoco el SMI son 950 euros al mes. En realidad, es más, pues son 14 pagas. ¿Por qué eso no se va a poder decir con claridad? ¿Hay que ocultar la verdad?