El informe de accidentalidad laboral 2018-2019 de CC.OO señala que la siniestralidad se dispara en las compañías de menor tamaño, las denominadas microempresas.

Según este documento durante 2018, el 85% de los accidentes de trabajo ocurrieron en empresas de entre 1 y 50 asalariados. Si se eliminan las citadas microempresas (1 o 2 trabajadores) y solo se tienen en cuenta las pymes el porcentaje baja en 11 puntos (75%).

Precisamente este tipo de compañías (en especial las micro) suelen depender de otras empresas más grandes, que subcontratan sus servicios. Esto pone de manifiesto, tal y como señala el informe, que existen problemas a la hora de ejecutar los protocolos y medios de coordinación de actividades entre diferentes empresas.

Los riesgos específicos de autónomos y pequeñas empresas

Asimismo, también destaca otro dato importante en el caso de los autónomos. Estos profesionales suman el mayor número de accidentes in itinere, alcanzando el 58% de los mismos. Esta es una de las consecuencias de precariedad laboral y de que prima la productividad por encima, incluso, de la salud de los propios trabajadores. Dos grandes ejemplos de este mal funcionamiento del sistema son los empleados y empleadas domésticos o los falsos autónomos.

Todos estos trabajadores se encuentran desprotegidos y acaban realizando sus actividades sin todas las medidas de seguridad que deberían aplicarse en sus puestos de trabajo. Como hemos apuntado antes, en muchas ocasiones a algunos de estos autónomos los subcontratan grandes compañías y, en estos casos, se considera obligatorio (aunque parece no cumplirse siempre) que se establezcan unas medidas de seguridad y de coordinación mínimas. El problema llega en que para el resto no existe ningún tipo de mención dentro de la Ley de Prevención de Riegos Laborales.

Si bien es cierto que estos trabajadores suelen utilizar protecciones individuales (como pueden ser botas o guantes), estas suelen ser las únicas que tienen en cuenta y suele deberse a un problema de falta de formación e información. Esto supone que no suelen realizar ningún tipo de planificación preventiva, ni cuentan con los medios o materiales necesarios para llevarla a cabo.

Y hay muchas pequeñas empresas, que asumen estos riesgos

Otra de las claves de la problemática de la siniestralidad se basa en el tejido empresarial español, compuesto principalmente por micropymes y autónomos. No en vano, de entre las empresas de CC.OO dedicadas al sector de la construcción, el 62% son autónomos, precisamente una de las actividades que representa un mayor número de accidentes laborales.

Para tratar de paliar todos estos problemas y poner a estas pequeñas empresas y los autónomos en una mejor posición, sería necesaria la colaboración entre los empresarios, los sindicatos y de la propia Administración; incluyendo en ella a la Inspección de Trabajo y al propio Ministerio de Trabajo.

Como señala CC.OO, entre todos deberían ser capaces de elaborar un Plan de erradicación de accidentes laborales que se centre en estos profesionales. De esta manera podrían responder a las necesidades reales de estos trabajadores a través de medidas eficaces y adaptadas a ellos.