"La derrota del sanchismo en Madrid puede ser el inicio de la reconquista en España". Estas palabras vienen del flagrante nuevo fichaje del PP, Toni Cantó, pero resumen un sentir que se ha generalizado en el Partido Popular. El esperado triunfo de Isabel Díaz Ayuso el próximo 4 de mayo tras una campaña en la que tanto Pablo Casado como el resto del equipo de la dirección nacional se ha volcado, se entiende a todos los efectos como un trampolín para reforzar las siglas e impulsar al presidente de los populares al Palacio de la Moncloa, sin descartar el escenario de un adelanto de las elecciones generales a 2022.

En el equipo de Casado las autonómicas madrileñas se entienden como un escalón clave en el ascenso a los cielos del líder del PP y como una oportunidad para consolidar definitivamente su proyecto para el partido, sin herencias, sin fisuras y sin tutelas. Este planteamiento es la base de una operación que Casado espera culminar en la Convención Nacional prevista para otoño de este año, en la que la dirección nacional y el propio presidente llevan ya semanas trabajando.

Se trata de un evento "muy diseñado y muy trabajado" con dos grandes objetivos: reafirmar a Pablo Casado como líder indiscutible del partido y evidenciar un cierre de filas total hacia su figura -para entonces estará prácticamente completada la renovación orgánica y territorial- y ratificar el proyecto ideológico del "nuevo" PP con la definición de un programa electoral que será "alternativo", "abierto" y mucho más "inclusivo", según definen fuentes conocedoras de los detalles de la convención.

Los populares plantean además una convención política a la americana, con una duración de cuatro días y con una proyección que trascienda a lo político, con la participación de perfiles de la sociedad civil y de economistas o empresarios para abordar temas "muy amplios", que irán desde la reforma de la Justicia hasta el cambio climático.

No puede ser una convención, dicen, "del partido para el partido", sino más bien todo lo contrario: el evento será "abierto", dentro de la intención de Casado de "mirar hacia fuera" y de edificar un programa que no estará a medio camino entre el modelo moderado de Núñez Feijóo en Galicia y el de Díaz Ayuso en Madrid, sino en definir sus propias líneas discursivas que avancen hacia la mayor ambición de Pablo Casado: volver a unir a las 'tres derechas' en torno a las siglas del PP.

La convención servirá para definir las líneas de un programa "abierto" e "inclusivo" y ratificar el liderazgo de Casado

Fuentes del entorno del presidente trasladan además la "ilusión" que ha puesto éste para una Convención en la que presentará un proyecto propio y en la que pretende erigirse como referente internacional y como alternativa real a Pedro Sánchez. Pablo Casado tomó las riendas de un partido en sus horas más bajas en 2018. Los bandazos ideológicos y estratégicos y la fortaleza de Ciudadanos y Vox engrosó la contestación y el cuestionamiento interno y externo de un líder que no terminaba de afianzarse. Pero el jefe de la oposición comenzó a aportar más claridad sobre qué proyecto político quería para el PP especialmente a partir de la moción de censura de Vox del pasado mes de octubre y de la 'opa' hostil que lanzó sobre Ciudadanos y que, por el momento, le está funcionando.

El hundimiento del partido naranja en las elecciones madrileñas y el freno que la candidata del PP ha puesto a la tendencia ascendente de Vox sí es un modelo que Casado quiera exportar a la arena nacional. La práctica absorción de Ciudadanos y la captación de activos liberales en la batalla electoral madrileña han sido sólo el principio del proyecto de reunificación del centroderecha y de la 'refundación' definitiva de un partido escorado al centro, un plan que los populares esperan tener avanzado para el próximo otoño.

Como demostración de fuerza y como gesto inequívoco de esta estrategia, los populares deslizarán una invitación para la Convención Nacional de otoño al ex presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, que a su vez mantiene una relación fluida con Pablo Casado y que, entre otras cuestiones, facilitó al PP el fichaje de Toni Cantó.

Todo apunta, además, a que la Convención Nacional del PP coincidirá en el tiempo con el congreso federal del PSOE que prepara Sánchez también para este otoño, de modo que será la batalla ideológica la primera que libren el presidente del Gobierno y al jefe de la oposición ante un escenario de elecciones generales que podría llegar antes de lo previsto.