Pablo Casado ha roto definitivamente la foto de Colón. El PP votará 'no' a la moción de censura de Vox aislando completamente a Santiago Abascal, al que ha dirigido un durísimo ataque por encabezar una "estrategia irresponsable y corrosiva para España". El 'no' lo ha deslizado el líder de la oposición desde el primer minuto. "Lo que aquí se vota hoy es si usted está capacitado para ser presidente. La respuesta es evidente y clara: no". Y ha reafirmado poco después el sentido de su voto, aunque pocas dudas quedaban: "Votaremos 'no' a su candidatura para presidir el Gobierno de España", sentenciaba.

Cada frase que ha pronunciado Casado desde la tribuna ha sido un obús dirigido a la bancada de los de Abascal. El líder de la oposición ha leído desde el principio de su intervención el objetivo no declarado de Vox con la iniciativa contra el Gobierno, y la ha rebatido con una retahíla de argumentos. "Esta moción no dispara contra el Gobierno, sino contra el partido que le ha dado trabajo durante 15 años. El tiro le ha salido por la culata". Hasta aquí hemos llegado", pronunciaba.

El líder de la oposición sabía que el objetivo de Abascal era, precisamente, asumir ese puesto orillando a Casado. Pero no le ha dado ninguna oportunidad. El rapapolvo ha sido indiscutible. "Usted solo ofrece a España fracturas, derrotas y enfados", enunciaba Casado, al tiempo que acusaba a Vox de "utilizar a los españoles" para "vaciar la España centrada y convertirla en su campo de batalla particular".

Y rompía con uno de los argumentos que más ha utilizado el Gobierno para hacer oposición a la oposición: el de comparar a PP con Vox. "No somos equiparables. No somos usted, porque no queremos ser como usted. Usted pasará y sólo habrá dejado escombros, como hizo Sánchez".

Con un tono contundente que ha logrado mantener durante toda su intervención, Casado ha querido dar la vuelta a la tortilla equiparando a Abascal con Iglesias y Sánchez. "Son la derecha que más gusta a la izquierda. Hoy se censura a sí mismo", continuaba, para pasar a enumerar todas las diferencias entre sus siglas y las de Abascal. "El PP no somos furia ni ruido. No alimentamos fracturas. Cuanto peor para España, mejor para usted. La decisión es clara. O Vox o España", sentenciaba.

Casi inmediatamente después del fin de la intervención del líder de la oposición, todas las redes sociales del PP se han llenado de carteles con el hashtag Sí a España; No a Vox. El discurso que ha pronunciado hoy el líder de los populares tendrá consecuencias: la primera, que el PP dejará de ponerse de perfil ante los "insultos" de los de Santiago Abascal, del que separará definitivamente su destino.

Abascal, "perplejo"

El 'no' de Pablo Casado era un escenario que cabía esperar, tanto en Vox como en el Gobierno. Pero lo que no se esperaban ni unos ni otros era el tono que iba a emplear el líder de la oposición en su discurso. Abascal se ha quedado sin argumentos. E Iglesias, también.

El candidato a la presidencia ha llegado a cortar su contrarréplica a Casado tras asegurar estar "perplejo" por la "equidistancia" que ha enunciado el líder del PP, aunque sí ha lamentado que haya "pateado de una inmisericorde a sus propios socios", en relación a los gobiernos autonómicos en que gobiernan los populares gracias al apoyo de Vox.

Por su parte, la intervención del vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, ha quedado relegada a la de actor secundario, pronunciando un discurso que parecía haber sido preparado en base a una esperada abstención de Pablo Casado que tampoco se ha molestado en cambiar. "Han interiorizado que tienen que competir con Vox", seguía el líder de Podemos, para equiparar, de nuevo, a Casado con Abascal, por haber asumido un "comportamiento faltón incompatible con su discurso de hoy".

Casado esperó hasta el final

El jefe de la oposición ha mantenido hasta este jueves en secreto el sentido del voto de su grupo a la iniciativa presentada por Santiago Abascal. De hecho, los diputados populares han acudido esta mañana al Congreso sin saber aún si votarían 'no' o 'abstención', que dependía del criterio final del presidente del partido. Casado ha podido constatar la división presente en sus filas respecto a lo que debía o no votar el principal partido de la oposición a una moción que tenía como objetivo no declarado orillar al PP pescar en el caladero de votos de la derecha. Tras la intervención de más de tres horas del miércoles tanto del diputado por Barcelona de Vox, Ignacio Garriga como del propio candidato, Santiago Abascal, el optimismo se extendió en la bancada del PP por la falta de programa y de propuestas concretas que habían visto en la extensa intervención de su oponente político. La moción "sólo la ha perdido Vox" y "nos refuerza como alternativa", celebraban dirigentes y altos cargos del partido horas después del debate.

Uno de los puntos en los que Casado cree Abascal más se equivocó fue en el intenso discurso con tintes euroescépticos, un alegato "que no cala en los votantes" del PP, desde cuyas siglas se ha pronunciado siempre una férrea defensa de las instituciones europeas. El líder de Vox llegó a asegurar el miércoles desde la tribuna que Bruselas "busca la ruina y la división de los pueblos", y defendió la autarquía de España frente al "megaestado federal" que pretenden "imponer" desde la Unión Europea.