Mónica García fue sin ninguna duda una de las ganadoras de las elecciones autonómicas del 4 de mayo. No cabe duda que el triunfo de Isabel Díaz Ayuso fue extraordinario, pero para Más Madrid y su candidata conseguir ser la fuerza política más votada de la izquierda, superando por pocos votos al PSOE, fue un éxito incontestable.

¿Y ahora qué? ¿Qué se pueden esperar sus electores en los dos años de legislatura que quedan? ¿Cómo conseguirá seguir arrastrando votantes progresistas en una comunidad dominada por el Partido Popular?

Pregunta.- Señora García, el pasado 4 de mayo fue sido un tremendo tsunami electoral  en la Comunidad de Madrid con la victoria arrolladora y apabullante de Isabel Díaz Ayuso, el hundimiento del PSOE y la esperada, pero no por ello menos sorprendente, desaparición de Ciudadanos de la Asamblea de Madrid. Cinco meses después de todo aquello, ¿Qué ha cambiado en la comunidad? ¿Cómo ha variado el pulso político, económico y social de los casi siete millones de ciudadanos que vivimos y trabajamos en ella? ¿Qué ha empeorado y qué ha mejorado? Si es que hay algo para usted digno de mención en positivo en estos meses de gobierno de la señora Díaz Ayuso en situación de casi mayoría absoluta si contamos con el apoyo de Vox.

Respuesta.- Desgraciadamente no ha cambiado mucho. Tenemos el mismo gobierno indolente pero un poco más echado al monte. Seguimos sin presupuestos para afrontar la recuperación, seguimos a la cola en vacunación y seguimos con unos datos económicos peores que la media nacional pese al milagro económico que se nos prometió para sacrificar la salud. En la reunión que mantuve con la señora Ayuso me sorprendió la poca ambición de su ejecutivo, la ausencia de ganas, planes y proyectos para una legislatura que es corta en tiempo pero larga en retos. Tengo la sensación de que a la señora Ayuso le importan un bledo los problemas de los madrileños y madrileñas.

P.- ¿Ustedes esperaban, sinceramente, este ‘revolcón’ de las izquierdas? Se lo digo porque se ha destacado ya reiteradamente que, entre Más Madrid, el PSOE y Unidas Podemos suman 58 escaños solo, siete menos que el PP de Ayuso en solitario.

R.- No es desde luego un resultado con el que estar satisfecho pero no soy muy partidaria de estar lamiéndonos las heridas por lo que pudo ser y no fue. La legislatura ha echado a andar y nosotros vamos a seguir haciendo el mismo trabajo de hormiguita, de política cotidiana, con el que los madrileños nos han colocado como líderes de la oposición. Estoy convencida de que queda mucha gente por sumarse a Más Madrid y mi objetivo ahora es vencer a Ayuso en 2023.

P.- Con el corazón en la mano, señora García: ¿están la sanidad madrileña (su campo), la educación, y en general la vida social y económica de los madrileños mejor o peor ahora que antes de las últimas elecciones?

R.- Con el corazón en la mano: están peor. La sanidad madrileña tiene la atención primaria prácticamente con la persiana bajada. Los servicios de salud mental están literalmente al límite después del mayor golpe emocional de la sociedad madrileña desde el 11M. La vuelta al cole ha sido otra vez un verdadero caos y somos una de las pocas comunidades autónomas que no ha reforzado su profesorado. Madrid ha estado a la cola en gasto turístico y sigue arrastrando unas cifras de paro y de actividad económica más bien mediocres. Y lo más preocupante: no hay en el horizonte ningún plan con el que aprovechar los fondos europeos y mejorar la región. El gobierno de Ayuso vive por y para la confrontación estéril en su cruzada ideológica.

P.- La maldita pandemia, que ha supuesto un punto de inflexión en nuestra vidas y tras la que nada volverá a ser ya igual, parece que, poco a poco, va camino de ser tan solo un horrible recuerdo; aunque aún vemos con pavor y con más frecuencia de la que nos gustaría que rebrotan variantes nuevas y que que la polémica acerca de las vacunas lejos de amainar, arrecia. Le confieso que yo, personalmente, ya me he perdido y no sé si estamos en plena quinta ola, o sexta, si la evolución de la incidencia es alentadora o cuando parece que va decreciendo vuelve de repente a repuntar. ¿Se están haciendo las cosas bien en la Comunidad de Madrid?

R.- El mal uso político que se le ha dado a la pandemia en Madrid hace que estemos desorientados. La  estrategia de vacunación en la Comunidad de Madrid nunca fue tal. Teníamos los mejores 'vacunódromos' del mundo: los centros de salud. Y Ayuso los ha relegado por el Zendal, el Santander, el Corte Inglés, el Wanda...por una sola razón: no está orgullosa de nuestra sanidad pública. La vacuna ha sido pública y gratuita pero no para todos ha sido igual de gratuita. Mucha gente ha tenido que soportar horas de cola bajo el sol, ha tenido que pagarse un taxi de ida y de vuelta por la imposibilidad de desplazarse desde su barrio, mucha gente ha tenido que aplazar sus vacaciones por no haber sido citados a tiempo...

P.- Muchos ciudadanos y especialmente el personal sanitario están preocupados con la atención primaria. ¿Qué opina?

R.- Ha habido una estrategia premeditada de acoso y derribo contra la atención primaria en el momento en el que más la necesitábamos, en medio de una pandemia. Nadie puede entender que hoy nuestra atención primaria esté peor que antes de la pandemia y sin embargo así es. Es como si en medio de una oleada de incendios recortáramos los servicios de bomberos. Hoy sabemos que aproximadamente el 10% de la población madrileña no tiene un médico de familia asignado. Y mientras tanto, nuestros profesionales se marchan porque no pueden hacer bien su trabajo. A la señora Ayuso le di una solución muy sencilla para evitarlo, parafraseando a Biden: "Pay them more", "Págalos más".

P.- Sin embargo, escuchando a la señora Ayuso o el señor Escudero, el mundo en Madrid es de color de rosa. Cierre los ojos conmigo y haga un viaje en el tiempo. Piense que estamos en abril o mayo de 2020, en los peores momentos. ¿Se podrían haber hecho mejor las cosas?

R.- Y tanto que sí. A mí sobre todo me hierve la sangre la gestión en nuestras residencias. Más de 5.000 mayores perdieron la vida sin recibir atención médica. Se les abandonó dos veces: primero con los protocolos de la vergüenza y después impidiendo una comisión que investigara lo que había sucedido. Todavía hoy seguimos a la espera de un supuesto refuerzo en la inversión de las  residencias que se anunció a bombo y platillo y por supuesto nunca llega. Y sobre la gestión de la pandemia sólo recordar que en los peores momentos, Ayuso negaba el evidente colapso de la sanidad. A partir de ahí el foco lo puso en su carrera política y no en evitar que los madrileños y madrileñas ingresasen en una UCI. 

P.- ¿Cómo están siendo los primeros compases de la vida parlamentaria de esta "minilegislatura" (sólo dos años hasta los siguientes comicios de 2023)? ¿Perciben ustedes una franca voluntad por parte del grupo mayoritario de consenso y colaboración sincera o más bien el clásico rodillo de quien goza de una amplia mayoría?

La señora Ayuso tiene entre poca y nula voluntad de diálogo

mónica garcía

R-. No somos demasiado optimistas porque conocemos a la señora Ayuso y sabemos que tiene entre poca y nula voluntad de diálogo. En todo caso, los madrileños nos encomendaron una misión: poner encima de la mesa soluciones para sus problemas cotidianos. Y eso es lo que vamos a hacer, ejercer una oposición contundente, constructiva y cotidiana. Todo lo contrario a la oposición corrosiva del señor Casado. Una oposición que es firme pero no es dialogante es tan estéril como una oposición dialogante que no es firme. Nosotros estamos orgullosos de aunar las dos cosas.

P.- En el ámbito económico, la última medida estrella en materia fiscal del ejecutivo madrileño ha sido la supresión de los impuestos propios (tasas a máquinas recreativas de locales de hostelería y alguna otra pequeña figura impositiva). Me dirá que es puro postureo de cara a la galería pero de poco calado, o tal vez que lo preocupante no es que estos impuestos apenas supusieran un 0,2 o un 0,3 por ciento de la recaudación, sino la voluntad neoliberal que esconden en el fondo medidas de este tipo, sin embargo es evidente que en las filas de los votantes del PP y en general de derecha es una medida que ha sido aplaudida de forma unánime.

R.- Es una medida con un único cometido: el baño de titulares de la señora Ayuso. Más allá de que la medida sea una pantomima, el problema es lo que rezuma de fondo, y es que los impuestos son un problema. Y nosotros no podemos estar más en desacuerdo. Los impuestos son los que permiten una educación pública de la que sale el jefe de guion de la casa de papel. O los que permiten que el Gregorio Marañón sea pionero en trasplante de corazón. O que lleguemos al 70% de vacunados en tiempo récord. Los que permiten, en resumidas cuentas, que seamos una sociedad. Yo digo sin complejos que vivan los impuestos. Y a la señora Ayuso le pido que recapacite, que dé marcha atrás en esa supresión y utilice ese dinero para contratar a 100 psicólogos para nuestro sistema de salud mental.

P.- Elevando el foco al ámbito nacional, ¿Cómo ve la negociación colectiva a la que asistimos durante estos días entre el Gobierno, la patronal y los sindicatos? El tema estrella está siendo, un clásico ya, la pugna en torno a la subida, o no, del salario mínimo interprofesional (SMI). Los sindicatos y la facción del gobierno representada por la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, de Unidas Podemos, la consideran irrenunciable. No está tan claro que vayan en esa línea, ni los empresarios, por supuesto, ni la otra vicepresidenta, Nadia Calviño, o el ministro Escrivá. Deme su opinión.

R.- A mí me parece una buena medida, no se me ocurre mejor momento para llevarla a cabo y espero que la negociación se resuelva pronto y de manera satisfactoria.

P.- Lo cierto es que este es uno de aquellos asuntos que ha provocado gruesas fisuras y cruces de reproches públicos entre ministros de Podemos y del PSOE. ¿Cree usted, viéndolo desde fuera, que peligra la coalición?

R.- Creo que la coalición y el Gobierno peligra precisamente si no se atreve a poner en marcha medidas valientes. La subida del SMI es una, pero sigue pendiente la derogación de la reforma laboral o la reforma de los alquileres para limitar su precio.

P.- El otro asunto estrella de estos días es la escalada hasta niveles de locura del precio de la luz. Podemos, aún miembro del gobierno, amenaza con echarse a las calles contra la mitad socialista, a la que culpan de no poder meter en cintura a las eléctricas. ¿No es un poco surrealista el espectáculo que está dando este gobierno de izquierdas?

Espero que Sánchez acabe la legislatura

MÓNICA GARCÍA

R-. El Gobierno de España tiene que poner soluciones encima de la mesa ya. No mañana ni pasado, hoy mismo. El compromiso de Sánchez de pagar lo mismo que en 2018 me suena a patada hacia adelante o hacia atrás en este caso. Cuando uno va al médico con jaqueca no quiere tener a final de año la misma que hace años, quiere que se la quiten. Y al mismo tiempo, la señora Ayuso en Madrid puede arrimar el hombro con medidas que alivien. Es curioso lo rápido que sale a dar una rueda de prensa para algunas cosas y lo rápido que se borra para otras.

P.- Como italiano soy perito en ejecutivos de coalición, de los que en España apenas existen precedentes ni experiencia. Pero una cosa son las lógicas discrepancias ideológicas y otra un espectáculo que en parte parece, usted me dará su opinión, un cierto postureo de cara a sus bases, siempre con la vista puesta en las siguientes elecciones, sean cuando sean.

R.- Lo desconozco. No me importa que haya discrepancias, me importa que no haya medidas.

Mónica García, Más Madrid

P.- ¿Cree usted que el presidente Sánchez agotará la legislatura?

R.- Dependerá en cierta medida de si apuesta más por avanzar que por permanecer. Yo espero que sí porque eso significará que habrá hecho sus deberes. El presidente Sánchez debe estar más preocupado por avanzar en derechos, ampliar la cobertura social y avanzar hacia el horizonte sostenible que en andar contestando y reculando ante las derechas.

P.- Lo cierto es que la situación, hablo de las calles, de la opinión pública, del clima social, se torna cada día más crispado. Da miedo echar la vista cada mañana a las redes y no parece que esto tenga visos de reconducirse a corto plazo. ¿En qué medida está contribuyendo a este envenenamiento social una crecida ultraderecha y el auge del populismo, no sólo en Madrid o en España sino en todo el mundo desarrollado?

R.- La crispación, la polarización y el enfangamiento de la esfera pública no surgen de la nada sino que son fruto, precisamente, de los discursos de odio que azuzan la violencia, la intolerancia y el miedo. La ultraderecha supone una amenaza a los valores democráticos, la convivencia y la cohesión social.

P.- ¿Acusa el actual modelo de la izquierda signos de agotamiento? ¿Es extrapolable ese deterioro, o desgaste, que se percibe a nivel nacional a Madrid?

R.- Considero que en ocasiones la izquierda ha estado más centrada en sí misma que en lo que hay fuera de ella. La izquierda tiene en mi opinión dos tareas:  la primera, defender sin complejos ni medias tintas sus valores. Por ejemplo: yo estoy a favor siempre de los impuestos. Quiero que sean justos y progresivos, pero estoy a favor. Porque los impuestos es lo que consigue que seamos líderes en vacunación o que un hijo de costurera llegue a ser el jefe de guion de la casa de papel gracias a la educación pública. Y lo vuelvo a repetir: Vivan los impuestos. La segunda tarea es hacerse cargo de las cosas pequeñitas. Piensa global actúa local, decían los ecologistas. La volatilidad, la rapidez y la incertidumbre nos han hecho perder pie con las cosas cotidianas. Hay que volver a hacer pie en los problemas de la gente, tener contacto, hablar de ello de manera sencilla. Hay que hablar de suicidio, de adicciones, de problemas alimenticios, de que no te dan cita en urología hasta mayo del año que viene, de que la vacuna ha generado desordenes menstruales importantes en las mujeres…

P.- No es la primera vez que se lo pregunto, pero debo hacerlo de nuevo ¿En qué se diferencia la oferta ideológica y electoral de Más Madrid, Unidas Podemos o el propio PSOE?

R.- Más Madrid es la primera fuerza en la ciudad de Madrid y la segunda fuerza a nivel autonómico. Nos debemos a Madrid y defendemos los intereses de los y las madrileñas sin utilizarlos como moneda de cambio de otros intereses políticos. Trabajamos por y para Madrid. Hemos traído una bocanada de aire fresco, arraigada en cada distrito y municipio de la región, poniendo sobre la mesa debates de los que nadie se había hecho eco y centrándonos en los problemas y necesidades cotidianas de los madrileños y madrileñas. Creo que la gente ha encontrado en Más Madrid una manera de reconciliarse con la política y vamos a seguir trabajando en ese sentido. Ese es nuestro mejor aval.

P.- ¿Son diferencias tan insalvables, tan de fondo? Se lo pregunto porque muchos tenemos la impresión de que si ustedes, estas tres formaciones políticas, caminaran y concurrieran de la mano, unidas de cara a los próximos comicios, toquen cuando toquen, a la derecha otro gallo le cantaría.

R.- Como te decía antes, creo que la izquierda tiene otros deberes más importantes para ganar a la derecha. Por ejemplo, generar horizontes deseables de futuro. Tenemos que hablar menos de que todo va a ir mal y ofrecer más alternativas para vivir bien.

P.- En este sentido, ¿Qué opina del último artículo del señor Iglesias, que tanto revuelo ha levantado, y en el que abogaba, entre otras cosas, por una unión de las fuerzas de izquierda para evitar una hegemonía creciente de la derecha y la ultraderecha?

Almeida ha comprado la voluntad de cuatro concejales con favores políticos

MÓNICA GARCÍA

R.- Creo que en el pasado he dejado claros los motivos por los que no comparto el concepto de unidad de Pablo Iglesias. Eso no quita para que me guste ver que hay compenetración entre muchas portavocías femeninas que desde diferentes lugares apelamos a una forma cotidiana de hacer política y que sabemos cómo frenar a la ultraderecha. A partir de ahí, desde Madrid voy a tender la mano a PSOE y a UP para alcanzar colaboración, como no podía ser de otra manera.

P.- Por seguir en esta clave, no es ya división entre las distintas fuerzas de izquierda lo que vemos, ¡sino entre las propias fuerzas de la izquierda! Ni siquiera Más Madrid se libra de esa lacra. ¿Qué ha ocurrido en el Ayuntamiento de Madrid, donde cuatro concejales de su partido se han ido al grupo mixto con la complacencia del señor Almeida y van a permitir que salga adelante el nuevo Madrid Central?

R.- Lo que ha ocurrido en Madrid ha sido una reedición del 'Tamayazo'. Almeida ha traicionado el espíritu del pacto antitransfuguismo y ha comprado, a cambio de favores políticos, la voluntad de cuatro concejales. Lo peor es que los madrileños y madrileñas lo vamos a pagar con nuestra salud, la calidad del aire y nuestros pulmones.

P.- Pero ha sido una ruptura histórica. Más Madrid, que obtuvo 19 concejales en 2019, se fracciona -ni sé si irremisiblemente- en dos bandos: Rita Maestre de un lado y Marta Higueras y el exconcejal de Urbanismo con Carmena, José Manuel Calvo, de otro.

R.- No hay dos bandos. Por un lado hay cuatro tránsfugas que han decidido regalar sus votos a Almeida a cambio de favores políticos y por el otro hay una organización que no deja de crecer, que está ofreciendo la oposición cotidiana que reclamaban los madrileños y madrileñas y que está construyendo la alternativa a Almeida y Ayuso para 2023.

P.- Una vida, la política, en el Ayuntamiento de Madrid que se está crispando a marchas forzadas. El otro día una edil llamó 'fascista' al alcalde Almeida. ¿Es tolerable?

R.- Lo que resulta intolerable es que Almeida se dedique a hacer chistes y comentarios jocosos sobre temas muy graves en lugar de a gobernar. Desde que fue nombrado portavoz nacional del PP se ha olvidado de que es alcalde. Ha puesto a Madrid en dirección contraria al resto de capitales europeas mientras le ríe las gracias a la extrema derecha.

P.- Señora García, estamos asistiendo a un recrudecimiento importante de los delitos de odio en toda España. Esto es así, aunque ahora la ultraderecha esté crecida tras el último lamentable episodio de Malasaña en el que un chico de 20 años se inventó una agresión homófoba, algo que hace un daño tremendo a la lucha de quienes seguimos estando en la diana por nuestra orientación sexual. ¿Cómo ha visto estos últimos sucesos?

R.- Estoy orgullosa de que en mi país todo el mundo, e insisto, todo el mundo, diera por buena la primera versión y se volcara con la víctima. Prefiero un país solidario a un país cínico. En todo caso la homofobia es real. El miedo es real. El odio es real. El aumento del 43% desde 2013 de agresiones al colectivo LGTBI es real. Así que hoy con más razón que ayer hay que seguir luchando contra los discursos de odio. Nos sobran los motivos.

P.- Aún no hemos olvidado los terribles sucesos del asesinato del pasado mes de julio en La Coruña del joven Samuel por ser homosexual, y tantos otros. ¿Estamos asistiendo a una espiral peligrosísima, señora García, a pesar insisto, de casos bochornosos como el que acabamos de referir en Malasaña?

R.- Sí. España es un país abierto, tolerante y orgulloso de su libertad y diversidad. Pero ese orgullo que tantos años nos ha costado conquistar, hay que cuidarlo y hay que defenderlo. Cuando el señor Almeida o la señora Ayuso se niegan a colgar la bandera LGTBI, o blanquean y justifican los discursos de Vox mandando un mensaje de desprecio al orgullo, eso a la larga acaba calando.

P.- Y en medio de estos hechos, tenemos a los negacionistas de Vox, que siguen empeñados en sostener que la violencia no tiene ni género ni motivaciones homófobas y prefieren seguir echando la culpa del aumento de la criminalidad a los inmigrantes.  ¿Le preocupa la situación? ¿Cree que el Alcalde Martínez Almeida está siendo contundente en marcar la diferencia con VOX?

La vuelta al cole en Madrid es la vuelta a las promesas incumplidas de Ayuso"

MÓNICA GARCÍA

R.- Que VOX basa su estrategia política en la propagación del odio, del miedo y de la intolerancia es indudable. Ojalá Ayuso y Almeida se sintieran incómodos compartiendo decisiones de gobierno con ellos, pero me temo que han encontrado la coartada perfecta para decir y hacer lo que realmente piensan. La derecha civilizada europea tiene claro que con la ultraderecha no se va ni a la vuelta de la esquina. El PP en Madrid confraterniza con ella y la defiende.

P.- Usted se ha definido muchas veces como médico y madre, y supongo que su hija está ya en edad escolar. ¿Cómo está viviendo esta vuelta al cole? ¿Le parece seguro que se haya vuelto a la presencialidad? ¿Son seguras nuestras aulas?

R.- La vuelta al cole en Madrid es la vuelta a las promesas incumplidas de Ayuso: no respeta la bajada de ratios prometida, ha despedido a miles de profesores de refuerzo, es incapaz de garantizar las medidas sanitarias y las distancias de seguridad. Con tanta población adulta vacunada, la prioridad debería ser el cumplimiento de los protocolos de seguridad en los centros educativos, pero el gobierno de Ayuso muestra de nuevo una absoluto irresponsabilidad.

P.- Por volver a la clave política nacional, estos días se está viviendo una tensión enorme en cuanto al procedimiento de renovación del máximo órgano de gobierno de los jueces, el CGPJ, que lleva ya paralizado ¡3 años!  ¿Le parece aceptable?

R.- Más de 1.000 días de ocupas en el CGPJ es intolerable. El PP parece incapaz de asumir que las instituciones no le pertenecen. Lo hemos visto ahora mismo con 'Telemadrid' y el asalto que acaban de perpetrar. Creen que todo lo que no pase porque ellos gobiernen y controlen cada átomo del Estado es una anomalía. Es un pensamiento extremadamente perjudicial para la democracia española.

P.- ¿Cree usted que es independiente la justicia en España? ¿Cree que hay una real y auténtica separación de poderes?

R.- Cuando un partido se jacta de "controlar por la puerta de atrás" el Tribunal Supremo deja de manifiesto que las cosas no funcionan como deberían.

P.- Usted lleva muy pocos años en política, después de toda una vida en la medicina, como anestesista, de profesión y de vocación. Con un estilo además de liderazgo muy claro. ¿Han merecido la pena estos últimos años? ¿Se siente a gusto en el servicio público?

R.- Me he encontrado un nivel de ataques personales, bulos y calumnias que harían que cualquiera se volviera a casa. Pero a mí no me amilanan. Por supuesto que ha merecido la pena, creo firmemente en el papel transformador de la política y que quienes tenemos carreras profesionales en otros ámbitos tenemos el derecho a aportar y proponer nuestras iniciativas. La política no puede ser un coto privado, debe estar abierto a la ciudadanía.

P.- ¿Seguirá usted siendo el azote de Isabel Díaz-Ayuso en la Asamblea de Madrid?

R.- Hasta 2023 seguiré haciendo la oposición cotidiana que necesita Madrid: contundente con la barbaridades de Ayuso y constructiva para solucionar los problemas de la gente. A partir de 2023 confío en ser la Presidenta de todos los madrileños y madrileñas.

P.- Le deseo mucha suerte, señora García. Muchas gracias.