Las elecciones municipales, autonómicas y generales ocupan las agendas de los partidos políticos españoles. Es un año importante, sobre todo a nivel nacional, para conocer si la ciudadanía apuesta por mantener un gobierno de coalición, elige un cambio y qué peso da a las nuevas formaciones políticas, como Sumar, el proyecto político de la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. Hay un grupo de edad clave, el de los jóvenes, los que llevan escuchando durante años que son “el futuro del país”. ¿Son sus preocupaciones las mismas que las del resto de la población? ¿Les prestan la misma atención desde la política?

A nivel económico, pese al buen comportamiento del mercado laboral, al incremento del salario mínimo interprofesional (SMI) y a la limitación de los contratos temporales tras la puesta en marcha de la reforma laboral, la situación socioeconómica de los jóvenes españoles es peor que la de otros grupos de edad. Estos tres elementos bastan para entender el panorama para los menores de 25 años en nuestro país.

La tasa de paro a finales de 2022 en España era del 12,87%, esto supone una mejora de casi un punto con respecto a finales de 2019, el último año antes de la pandemia del coronavirus. Sin embargo, y aunque también ha habido creación de empleo, la tasa de paro entre los menores de 25 años es más del doble que la general. Del 45,88% para los jóvenes de entre 16 y 19 años; del 26,25% para los que tienen entre 20 y 24 años.

Se trata de un grupo de edad con más porcentaje de personas dadas de alta como demandantes de empleo, pero es que además, el 20,4% de los contratos temporales que se firmaron en el mes de marzo, fueron para menores de 25 años. Con datos de la Encuesta de Población Activa, se puede observar que las jornadas parciales también son muy numerosas en este segmento de la población, el 58,9% de los ocupados menores de 19 años tiene una jornada parcial. La cifra es del 36,1% para los ocupados de entre 20 y 24 años. Este tipo de contratación perjudica a los salarios que perciben las generaciones más jóvenes y les lleva a ser el segundo grupo de edad con más riesgo de pobreza.

La situación económica y laboral de la población joven tiene consecuencias en otras políticas, como la del acceso a la vivienda. Según datos del Observatorio de la Emancipación, que elabora el Consejo de la Juventud de España (CJE), solo el 15,9% de los jóvenes vivía emancipado en 2022. La cifra es ligeramente mejor que la del último semestre de 2021, pero está casi tres puntos por debajo de la registrada en 2019.

En relación a estos datos, la presidenta del CJE, Andrea González Henry, asegura que a los jóvenes se les escucha “menos que a otros colectivos, no somos una prioridad actual. Prueba de ello es que en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) hay una partida para infancia, hay una para la violencia de género, para la igualdad, pero la juventud no tiene un apartado propio”. Desde el Consejo creen que el Gobierno sólo ha creado dos políticas específicamente para jóvenes: el bono para el alquiler y el bono cultural. “Pero no es suficiente. Es una concesión, llega al 1% de la población”, replica Antonio Morín, vicepresidente socioeconómico del CJE.

Una sensación parecida tiene Fernando, alumno del colegio Retamar, en Pozuelo de Alarcón (Madrid) y participante del informe Young Business Talents, que considera que la opinión de los jóvenes “no se tiene tanto en cuenta como la de alguien que paga impuestos”. Joaquín, alumno del mismo colegio, considera que los partidos políticos “intentan empatizar con los jóvenes más que hacerles el bien”. El informe revela que para los estudiantes, la estabilidad y tener un salario un poco más alto son las condiciones laborales más deseadas por los jóvenes.

Isabel Díaz Ayuso se hace una fotografía con varios jóvenes durante su visita a las obras de edificación y el piso piloto de una de las promociones del Plan Vive del Gobierno madrileño.

Al margen de la política

La política no está pendiente de los jóvenes, ni ellos están pendientes de la política. Los partidos políticos cuentan con que la mitad de los jóvenes no depositarán voto alguno en las urnas de mayo. “Como no votamos, electoralmente, no valemos nada, dentro de sus presupuestos somos el grupo que les da menos rentabilidad”, afirma la presidenta de la organización juvenil Talento con Futuro, Elsa Arnaiz. “Es un error porque aunque la pirámide poblacional esté envejecida los jóvenes van a ser los que van a sostener todas las políticas públicas que se van a impulsar los próximos años”, añade.

Esta líder juvenil que promueve la incidencia política de los jóvenes a través de su organización en todo tipo de temas considera que su generación busca la participación por otras vías, no sólo por el voto. “No hay desinterés por la política, hay desinterés por los métodos tradicionales de participar en política. Hemos nacido en democracia y a lo mejor no valoramos tanto el voto como nuestros padres y abuelos. Vemos a jóvenes posicionándose en redes y en la calle, en manifestaciones, en el caso de la emergencia climática siempre son los jóvenes los que dan la cara”, añade.

En España los partidos políticos son estructuras decimonónica que no resuelven las necesidades de los de los jóvenes del siglo XXI

Myriam Fernández Nevado

Pero votar o no votar tiene un precio. Pone el ejemplo de los mayores de Madrid a los que les han dado el transporte público gratuito “por una cuestión electoral” pero desde su punto de vista los jóvenes madrileños lo necesitan más. “Les cuesta muchísimo conseguir un empleo y una vivienda por lo que tiene todo el sentido del mundo que el bono de transporte sea gratis o lo más reducido posible para los jóvenes”, asegura Arnaiz.

De igual manera los jubilados que son muy activos y atractivos electoralmente han obtenido una subida histórica que incrementa el coste de las pensiones a las arcas del Estado. “Y son los jóvenes los que van a pagar la factura de las pensiones que ahora se está disparando con deuda española”, recuerda la politóloga y socióloga Myriam Fernández Nevado.

Para esta experta “los jóvenes no se comportan como ciudadanos sino como clientes y consumidores”. Esta forma de desenvolverse en sociedad está muy relacionada por su percepción de la vida pública. “Se sienten usados por partidos y por medios, la política se hace y deshace al margen de estos ciudadanos de entre los 14 y 25 años”, asegura Fernández Nevado. La política no se lo pone fácil: “En España los partidos políticos son estructuras decimonónica que no resuelven las necesidades de los de los jóvenes del siglo XXI y no les permiten una participación protagonista”, afirma esta científica social. 

“La política se ha desconectado de los jóvenes. El problema no nace de nosotras, nace de las formas de comunicar, ya no estamos en Facebook”, comenta la presidenta del CJE. “Ellos se manejan en sus propios canales de comunicación, no siguen a los tradicionales”, reflexiona Fernández Nevado. “El individualismo imperante en la sociedad está destrozando lo colectivo y el interés común, por eso los jóvenes se refugian en acciones y proyectos individuales de familia o entre pares”, asegura la socióloga.

La representante de Talento con Futuro considera que sería deseable que hubiera “más gente joven en los equipos de los políticos para que se introduzca su visión”. Pero no de cualquier forma. “La cuota joven en los ministerios es siempre la persona que lleva las redes sociales, la que está haciendo las fotos” se lamenta González Henry. En este sentido, Joaquín, alumno del colegio Retamar y participante del estudio Young Business Talent considera que cambia el panorama si se cuenta con ellos. “Poder participar en la toma de decisiones te hace interesarte más”, afirma.

Futuro; empleo y salud mental

Un estudio del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, Fundación Fad Juventud apunta a dos preocupaciones mayoritarias entre los jóvenes. Por una parte, la mejora de las políticas en empleo, mencionada por el 43,1%. Por otra parte, el cuidado de la salud mental -también 43,1%, una herencia directa de la pandemia.

Me centro en el presente y en el día a día, no me gusta pensar mucho en el futuro porque conduce a la inacción

Elsa Arnaiz

La preocupación de los jóvenes respecto al empleo es creciente. Se muestran más pesimistas que hace un año respecto a su futuro laboral, aumentan los estudiantes que creen que la situación será peor o mucho peor (del 38% al 42,4%) según el informe Young Business Talent, elaborado por ABANCA, ESIC Business and Marketing School, Herbalife Nutrition y Praxis MMT, organizadores del programa educativo de simulación empresarial Young Business Talents.

“Veo complicado el futuro, por eso me centro en el presente y en el día a día, no me gusta pensar mucho en el futuro porque conduce a la inacción. Si nos centramos en cómo van las cosas y cómo pueden ser en unos años tal y como está la situación política es desesperante, tanto en términos de trabajo, de salarios o de emergencia climática creo que tenemos un futuro bastante complicado”, reflexiona Elsa Arnaiz. “Prefiero centrarme en el presente porque solo pensando en la emergencia climática no se está haciendo nada y lo veo desolador”, concluye.