Entregar Barcelona al PSC, dando aire al PSOE con el segundo Ayuntamiento de España, o afrontar el precio de un alcalde independentista en manos de Carles Puigdemont y Laura Borràs. Ese es el dilema que debe solucionar el PP en los próximos tres días. El sábado se constituyen los ayuntamientos, y Xavier Trias será el nuevo alcalde si PSC y Comunes no consiguen el apoyo del PP para forjar una mayoría alternativa en la capital catalana.

"Bendito dilema", ironizaba estos días un dirigente del PP catalán. Al ser preguntado por esta cuestión, parafraseaba a un entrenador de fútbol preguntado por cual de sus estrellas tendría que ver el inicio del partido desde el banquillo. El PP ha duplicado su representación en el Ayuntamiento de Barcelona. Sus dos concejales eran intrascendentes en 2019, pero los cuatro ediles conseguidos por Daniel Sirera el pasado 28 de mayo lo convierten en el árbitro de la alcaldía.

Tanto el socialista Jaume Collboni como Ada Colau redoblan su presión pública sobre ERC. El último movimiento lo escenificó este martes la alcaldesa en funciones, ofreciendo a Ernest Maragall una alcaldía compartida, y que sea él quien asuma la vara de alcalde el próximo sábado. Pero el republicano ha dejado claro que no apoyará una maniobra contra Trias. Sería tanto como validar la maniobra que hace cuatro años lo apartó a él de la alcaldía con los votos de Manuel Valls.

Presión al PP

Pero de puertas adentro, las negociaciones que pilota el PSC miran hacia el PP, no a Esquerra. Los populares ya pusieron sus condiciones sobre la mesa la semana pasada: Garantías de que Colau no entrará en el gobierno local tras las elecciones generales. Sirera se presentó a las municipales como garante de que la alcaldesa no repetiría en el gobierno local, y no está dispuesto a asumir el coste de darle un lugar en el nuevo cartapacio municipal.

Pero más allá de las dinámicas locales, la cuestión ha escalado a la política nacional. Lo demostró hace escasos días el portavoz del PSOE, Patxi López, al exigir al PP apoyo en Barcelona desde el Congreso de los Diputados. En el PP catalán tienen claro que la decisión, en última instancia, la tomará Génova, aunque Cuca Gamarra se escude en la autonomía local para evitar pronunciarse sobre el futuro gobierno de Barcelona.

La decisión para Alberto Núñez Feijóo no es fácil. Apoyar a Collboni es tanto como dar aire al PSOE de Pedro Sánchez con una victoria en la única comunidad en la que los socialistas pueden aspirar a aventajar con holgura a los populares. Pero la alternativa es ceder el ayuntamiento a Trias.

Desde el PP catalán argumentan que con 11 regidores, Trias liderará un gobierno local débil. Incluso con los cinco ediles de ERC estaría en minoría ante una moción liderada por el PSC tras las elecciones generales.

Giro en JxCat

La reflexión de los populares responde al giro dado por JxCat tras las elecciones municipales. Los ex convergentes se impusieron con los candidatos que procedían de la antigua CDC con un discurso pragmático del que Trias fue el máximo exponente, mientras caían las candidaturas más combativas y próximas a Puigdemont, como Gemma Geis en Girona.

Pero tras las elecciones, la esperada toma de poder de los posibilistas de JxCat con la victoria de Trias ha sido atajado de raíz. El primer movimiento se escenificó con el intento de Jaume Giró de encabezar la candidatura al Congreso. El ex consejero retiró su candidatura apenas 48 horas después con un comunicado en el que señalaba a Borràs y Puigdemont.

La segunda señal de alarma ha sido la elección de Anna Erra como nueva presidenta del Parlament. Erra tomó posesión el pasado viernes encomendándose a Puigdemont. Y el ex president fugado fue el protagonista del primer "acto institucional de la nueva presidenta" como lo presentó JxCat: un viaje a Waterloo acompañada por Borràs.

"Si la llave la tenemos nosotros nada se hará como hasta ahora, desde Junts seremos implacables. Si la llave la tenemos nosotros todo cambia" advertía este lunes Miriam Nogueras al presentar sus credenciales como candidata de Junts al Congreso. Difícil obviar esta declaración de intenciones, aunque Trias haya ganado las elecciones prometiendo que "se centrará en Barcelona".