JxCat no teme a la repetición electoral. Este será el gran escollo de la negociación para la investidura de Pedro Sánchez. Un escollo que los socialistas intentan obviar, pero que está muy presente en las deliberaciones de todos los actores políticos catalanes. Lo saben en Esquerra, que intenta arrastrar a Junts a una negociación conjunta para garantizar el pacto. También en el PSC, que guarda extrema discreción para no verse afectado en caso de nuevas elecciones. Y lo saben los pragmáticos de Junts, pese a los intentos de algunos por facilitar el diálogo con el PSOE.

El partido socialista ha mostrado ya la primera de sus cartas: mejora del sistema de financiación, incluso una quita del FLA que aligere a la Generalitat de su pesada carga financiera con el Estado. Entre bambalinas se habla también de "soluciones judiciales" para Carles Puigdemont, quizá ampliables al resto de los fugados en octubre del 2017. Y Yolanda Díaz ha añadido avances en el reconocimiento del catalán a la puja.

Son propuestas que podrían convencer a Esquerra, si el PSOE ofrece suficientes garantías. Y también a los pragmáticos de Junts, que coinciden con los republicanos en la "oportunidad histórica" que ofrecen los resultados del 23J al independentismo catalán. "Podríamos dar un salto de diez o quince años" reconoce un reputado dirigente de esa familia de Junts.

El bloqueo como triunfo

Pero Puigdemont no está en esa dinámica. Y el ex president será quien decante la balanza del pacto con el PSOE. La cúpula de Junts -que lidera Puigdemont pese a no ostentar cargos orgánicos- está convencida de que pueden presentar como un triunfo la repetición electoral ante sus seguidores. No les preocupa la posible pérdida de más apoyos en una nueva cita con las urnas.

Dirán, apuntan desde el sector pragmático de Junts, que "hemos obligado a repetir las elecciones y demostraremos que no somos como Esquerra, no cedemos ante los partidos de obediencia española". Una carta de presentación de cara a unas nuevas elecciones que podría dar el impulso necesario a los de Puigdemont para derrotar a Esquerra.

Esa es la auténtica obsesión de la cúpula de Junts, recuperar el primer lugar del bloque independentista con la vista puesta en las próximas elecciones autonómicas. Dan por descontada una victoria del PSC, pero si el bloque independentista vuelve a sumar, la victoria sobre Esquerra volvería a darles la presidencia de la Generalitat. Y los resultados de los republicanos, que perdieron 300.000 votos en las municipales y 430.000 votos el 23J avalan esa tesis, aunque entonces Junts no consiguiera rentabilizar esa caída y perdiera también 100.000 votos por el camino.

Puigdemont marca el terreno

A esa lógica responde la hiperactividad de Puigdemont en las redes desde la noche del 23J. Prácticamente cada día ha habido una nueva publicación del president cuestionando las ofertas de PSOE y Sumar y recordando las "traiciones" de ambos partidos a Cataluña. Ya antes de las elecciones, ya comparaba a Pedro Sánchez "con un tío al que no le comprarías un coche de segunda mano".

Al día siguiente de las elecciones advertía a todos los "expertos" que Junts "no debe nada a nadie más allá de sus votantes", recordando que no votaron la investidura, los presupuestos ni las reformas legales pactadas por Esquerra.

"Calentando el ambiente para que a nadie se le ocurra pactar", apunta un dirigente independentista proclive al pacto. Mientras, la ejecutiva de Junts no se ha reunido desde el 24 de julio. Aunque lo hará antes de la votación de la Mesa del Congreso

Sin olvidar las motivaciones personales del ex president y su entorno, que sigue viendo al PSOE como "un partido del 155" y no poca animadversión hacia Esquerra. Los socialistas reconocen que ese carácter voluble del líder de Junts es uno de los principales "riesgos" de la negociación, pero añaden que "no tendrá otra oportunidad como esta y es consciente de ello".

La Mesa del Congreso

En este sentido, insisten en la discreción y aseguran que la negociación "va por el camino correcto, es muy difícil pero no imposible". En Junts "son conscientes de lo que se juegan y de que no pueden abusar de su posición" apunta una fuente del PSC insistiendo en que "hay opciones" pero requiere "muchísima prudencia".

Una prudencia por la que el PSC se siente especialmente concernido. "El PSC ayudará desde la discreción" advierten, apuntando que "la repetición electoral es una posibilidad pero no le interesa a nadie". Un análisis que comparte Esquerra, pero no la cúpula de Junts.

En este escenario, el PSOE tendrá que calcular muy bien hasta dónde llega en sus ofertas a los independentistas, consciente del coste que pueden tener esas ofertas en un escenario de repetición electoral. "La constitución de la Mesa del Congreso es importante, será un primer indicio de cómo irán las cosas" apuntan los socialistas, convencidos de que la votación del 17 de agosto les permitirá calibrar las posibilidades de éxito de su negociación con Junts.

Tres diputados menos

La presión a Junts, sin embargo, no llega solo desde el PSOE. Desde Esquerra insisten en el frente común independentista y presionan a los de Puigdemont para no dejar pasar la oportunidad que les han brindado las urnas. Temen además que una repetición electoral lleve al conjunto del independentismo a perder más peso en el Congreso, tras los nueve diputados cedidos el 23J.

De hecho, los sondeos que maneja ERC dan un escaño menos a los republicanos y dos menos a Junts en caso de repetición electoral. Aunque los propios republicanos advierten que esta proyección es casi una moneda al aire cuando todavía no ha empezado la negociación. De cómo manejen unos y otros el debate público de esas negociaciones dependerá también el resultado electoral de unos y otros en caso de volver a las urnas.

Desde los ámbitos patronales también presionan a Junts, convencidos de que es el momento de conseguir las inversiones que entidades como Foment del Treball o el Círculo de Economía llevan reclamando desde hace años. Esas inversiones, y esos agravios, que sirvieron de punto de partida para el procés.

En esas presiones confía el sector más pragmático de Junts para conseguir imponer la negociación con el PSOE, pese a las reticencias de la cúpula de Laura Borràs y Jordi Turull, cuyos pasos marca Puigdemont con mano férrea. En la ejecutiva del 24 de julio los pragmáticos señalaron además la pérdida de poder institucional sufrida por el partido en los dos últimos años como argumento.

Desde la salida del Govern de la Generalitat a la negativa a pactar los gobiernos de las diputaciones de Barcelona, Lleida y Tarragona con el PSC. De hecho, la salida del Govern se decidió en una votación interna en la que el no a la coalición con ERC se impuso por el 55% de los votos, lo que da idea de la división interna del partido. Pero lo cierto es que pese a esa división el criterio del sector duro se ha impuesto en todos los casos.

Omnium y ANC por el bloqueo

Paralelamente, las entidades independentistas presionan a Junts y ERC para mantener el bloqueo a la investidura y forzar la repetición electoral. Primero fue Òmnium Cultural, ahora la Assemblea Nacional Catalana (ANC). En una entrevista en El Periódico, Dolors Feliu, presidenta de la ANC, asumía este jueves que no habrá referéndum en Cataluña y defendía el bloqueo y la repetición electoral "como un toque de atención al Estado español".

Feliu rechazó la oferta de ERC, centrarse en el traspaso de Cercanías o el déficit fiscal. "Son pantallas pasadas, se han puesto sobre la mesa en la anterior legislatura y siempre ha habido un maltrato continuado hacia Cataluña" argumentaba la presidenta de la ANC.