La detención de dos agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) por supuestamente vender información confidencial a la CIA estadounidense ha sumido a la Inteligencia española en una "gran preocupación". Primero porque supone una brecha en la seguridad de La Casa (como se conoce al organismo), segundo porque se trata de gente en la creían poder confiar y tercero porque es una injerencia de un país aliado.

Las detenciones se produjeron a final de septiembre. Fue el propio CNI quien detectó el acceso a una información a la que los agentes no tenían permiso. Las dudas terminaron convirtiéndose en certezas, y los investigadores presentaron una denuncia ante un juzgado ordinario de Madrid, quien instruye la causa en secreto. La operación no tardó en ponerse en marcha ante el temor a que pudieran sustrayendo información o que se pudiesen fugarse de España.

Los agentes están siendo investigados por revelación de secretos, aunque los hechos también podrían ser constitutivos de una versión agravada de ese delito, como es la traición por espionaje para una potencia extranjera, que puede castigarse con entre 6 y 12 años de prisión. Según adelantó El Confidencial, ambos espías habrían cobrado una alta cantidad de dinero aunque le investigación no les atribuye, por el momento, el cohecho.

Poco más se sabe de los dos, excepto que la ministra de Defensa, Margarita Robles, confirmó la investigación en su reciente viaje a Letonia. Los espías, a los que se detuvo en sus domicilios y sin que se lo esperasen, son funcionarios del CNI. Por eso ingresaron en la prisión de Estremera tras los arrestos. Esta cárcel tiene un módulo para miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, los que se denominan FIES 4.

Por motivos de seguridad, estos internos no tienen contacto con el resto de la población reclusa. "Muchos han podido investigar o detener a los que están dentro", señalan fuentes de Instituciones Penitenciarias. Estemera es la cárcel en Madrid, donde viven los dos agentes, que cuenta con este tipo de módulos. "Allí tienen todo: gimnasio, patio...".

De los dos detenidos, uno sigue en prisión. El segundo salió hace un mes y medio con medidas cautelares. Este indicio apunta a que el principal investigado es el que sigue dentro de Estremera, mientras que el segundo sería un colaborador necesario.

De ese módulo, el que sigue interno, no pueden salir para nada. "Y si lo hace tiene que ir acompañado por uno o dos funcionarios". El control sobre este tipo de presos es total, más en un caso que atañe a información sensible del Estado. Las fuentes consultadas señalan que las relaciones de ambos se circunscriben a policías y guardias civiles. Los dos han tenido un comportamiento impoluto, sin salirse de la norma de un módulo en el que los presos no suelen dar problemas a los funcionarios.

Colaboración con la investigación

El ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, ha puesto este lunes "toda la documentación y colaboración" que pueda aportar el Gobierno a disposición de la investigación sobre los dos agentes del CNI detenidos por una supuesta revelación de secretos por filtrar información reservada a EE.UU.

"Lo que procede es que se desarrolle la investigación judicial. Toda la documentación y colaboración que nosotros podamos aportar desde luego que lo haremos para que se esclarezcan cuanto antes estos hechos", ha señalado Bolaños tras participar en un Consejo de ministros de Justicia de la UE en Bruselas.

Según el diario que adelantó la información este pasado lunes, la injerencia norteamericana han provocado "una crisis con Washington, aunque el Gobierno de Pedro Sánchez ha intentado que no trascienda".

Cada cierto tiempo el CNI que ahora dirige Esperanza Casteleiro realiza controles sobre el uso de la información clasificada. Este escándalo ha recordado un incidente aparentemente similar que se produjo en 2007 cuando el exespía Roberto Flórez fue captado por los servicios secretos rusos. Nunca se pudo probar la entrega de documentos, pero en 2010 fue condenado a 12 años de cárcel porque en su apartamento se encontró documentación secreta.