¿Influye el aspecto físico de una persona en su empleabilidad? ¿Ser más guapo lleva a sacar mejores notas? ¿Ganan más dinero los más atractivos, o eso solo pasa en las películas? Estas son algunas de las preguntas que se hizo un equipo de investigadores de la Universidad de Santa Cruz, en California (EEUU), la London School of Economics (Reino Unido) y la Universidad de Reichman (Israel), las que les han llevado a concluir que, en efecto, la apariencia física está directamente relacionada con el éxito, no solo en el sector privado sino también en el mundo de la investigación académica.

Lo primero ya había sido comprobado por otros investigadores y papers, pero lo segundo es la principal aportación del artículo que fue publicado este octubre. "El sesgo por aspecto físico en el mercado laboral ya ha sido ampliamente documentado en la literatura. Los individuos más atractivos generalmente aterrizan en mejores trabajos y terminan haciendo más dinero que los de aspecto más 'plano'. Pero se sabe menos acerca del papel que tiene el físico en el mundo académico", explican los autores acerca de las motivaciones que les llevaron al estudio.

"Dado que el criterio principal para contratar a académicos gira alrededor de la productividad investigadora, uno podría esperar que lo que importa es el cerebro, no el aspecto. Sin embargo [pensábamos que], como la interacción con otros compañeros y las habilidades de presentación son claves, algunos aspectos de los resultados académicos de estos individuos podrían depender de su atractivo. Por eso investigamos si el atractivo de los doctorandos predice su éxito en conseguir trabajos más prestigiosos en lo académico", argumentan.

800 currículums y 240 "evaluadores de belleza"

El estudio a todas luces ha sido divertido de realizar. Los investigadores tomaron una base de datos de casi 800 individuos que habían realizado doctorados en diez de los mejores departamentos de economía de Estados Unidos, y después de solicitar fotografías de todos ellos, pidieron que las puntuaran a un grupo de 241 evaluadores independientes. Después, midieron el éxito profesional que los economistas han tenido en base a una serie de rankings, y su número de publicaciones y de citas académicas para puntuar su productividad investigadora.

En concreto, la decisión de utilizar solo a economistas está relacionada con que este mundo "encaja perfectamente" con el análisis planteado, ya que quienes se dedican a la economía publican habitualmente ránkings de los mejores departamentos del área, y además la productividad de sus investigadores está bien definida y es fácil de medir. Así, los autores del estudio han podido diferenciar fácilmente el trabajo de calidad, teniendo en cuenta sobre todo el número de publicaciones y de citas.

Los economistas más atractivos son más citados en otros estudios y acceden con más facilidad a instituciones de élite

El resultado es que la apariencia dice mucho de cómo va a terminar una carrera académica, puesto que los economistas más atractivos son más citados en otros estudios, y también tienen más citas por publicación. Además, las mujeres que están realizando los mejores programas de doctorado son más atractivas que sus compañeros, lo que sugiere que ellas tienen más oportunidades de ser seleccionadas en programas de élite cuando son guapas. Y dentro de la academia, el estudio encuentra que es más probable que los doctorandos que son más atractivos consigan entrar en instituciones de élite como primer trabajo.

¿Lo más sorprendente? Que el aspecto físico continúa teniendo un papel fundamental incluso teniendo un doctorado y un puesto de trabajo de primer nivel. A la hora de encontrar otro trabajo, es entre 7 y 9 puntos porcentuales más probable que una persona especialmente atractiva consiga un empleo por encima de la media, concluye el estudio de Galina Hale, Tali Regev y Yona Rubinstein -que no fue publicado el día de los inocentes, por si cabía alguna duda-.

Relacionamos belleza con éxito y la apreciamos más

Ahora bien, ¿a qué se debe que la apariencia importe tanto para un puesto como el de un economista, por qué habría de ser más productiva una persona guapa que una normal? Es más, ¿no existen a día de hoy los currículums ciegos? La literatura contesta: las personas con mejor aspecto son más valoradas por los compañeros, los jefes y los clientes en el sector privado, y también terminan llevando a interacciones más positivas con otros, y eso provoca un efecto bumerán porque mejora la confianza y la autoestima, e incluso la productividad de esas personas. Hasta ocho estudios anteriores han llevado a estas conclusiones, y también a conocer que las personas más guapas acaban teniendo mejores puestos, porque ascienden más rápido, y por tanto ganan más dinero.

Y en la academia parece que sucede lo mismo. Los compañeros, los coautores, los estudiantes quieren rodearse de personas atractivas porque disfrutan y valoran este aspecto, porque las relacionan con un mejor nivel escolar, o también porque los ven como profesores e investigadores más eficientes. También parece probable que reciban más atención y más recursos, y por eso es más probable que tengan éxito. Por ejemplo, gracias a esa mayor atención pueden conseguir encuentros personales, entrevistas y ofertas para colaborar con otros equipos que otros no recibirían. Esas ventajas les terminan llevando a firmar artículos de la calidad más alta, a conseguir trabajos mejores y a, en definitiva, triunfar más en sus carreras.

Así que aunque en principio pudiera parecer que existe cierta relación directa entre la belleza y la competencia y la inteligencia, no parece haber pruebas que lo apoyen. Simplemente, el atractivo importa y mucho a la hora de conseguir mejores oportunidades, no solo en el sector privado sino también en el mundo de la investigación académica. "Hemos demostrado que el atractivo importa para la calidad del empleo más allá del impacto que pueda tener en la productividad", dicen los autores. La cuestión ahora, que en el artículo no plantean, es cómo luchar contra estos sesgos en pro de una mayor igualdad de oportunidades. Porque entendemos que las empresas prefieren empleados más inteligentes, resolutivos y más productivos... ¿o los prefieren guapos?