Francisco Nicolás Gómez Iglesias nació en 1994, pero de él sólo se conoce todo lo que ocurrió a partir de 2014 cuando toda España lo conoció con un término que él detesta: 'el Pequeño Nicolás'. Por primera vez, un documental que estrena Netflix el próximo 15 de febrero muestra cómo fue verdaderamente la infancia de este madrileño e investiga aspectos fundamentales de su vida más mediática como su relación (o no relación) con el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y su paso por la coronación del Rey Felipe VI.

"El perfil de Francisco Nicolás se hizo a trazo grueso y nosotros cuando hemos desgranado hemos descubierto que no todo era mentira", explica Adolfo Moreno, guionista y coautor de (P)ícaro: El Pequeño Nicolás. Durante cerca de un año, un equipo de investigación se ha sumergido en los más de 35.000 folios de procedimientos judiciales, ha escuchado grabaciones, visionado todo tipo de imágenes y hablado con la gran mayoría de los protagonistas de esta trama. "Yo creo que la docuserie va a gustar mucho al espectador porque para que encaje una historia, como decía Almudena Grandes, no me funciona ni los héroes que no tienen sombras, ni los villanos que no tienen luz. El éxito del guion suele estar en que el protagonista te vaya despertando diferentes sensaciones", dice Moreno.

Nicolás Gómez Iglesias se sienta delante del director Tomás Ocaña para contar su verdad. "Él quería que su historia fuera contada porque considera que su historia ha sido caricaturizada directamente con mentiras. Por supuesto, siempre se le dijo que era una fuente y no ha tenido ningún control editorial. Tenía que confiar en un equipo de periodistas de investigación y no se me ocurre mejor persona en la que confiar que Tomás, que es un periodista muy reputado, totalmente independiente, ganador de tres premios Emmy, un premio Peabody, un Ondas del podcast, etc. Es una garantía", expone Moreno.

El protagonista, además de su relato, ha compartido su archivo. "Su madre y su padre compraron una camarita de vídeo en los años 90 y su madre le grababan, abriendo los regalos de reyes, por ejemplo. Al ver este archivo creo que el espectador va a entender muchas cosas, nos parecía muy relevante narrativamente, no sólo porque ahí conocemos al pequeño Fran (no a 'el Pequeño Nicolás'), sino que entendemos cosas del hoy", apunta el guionista.

Conjugar el entretenimiento con el rigor

El objetivo del equipo ha sido el equilibrio entre el rigor periodístico y un relato divertido y ameno para lo que la pieza clave ha sido la productora ejecutiva Arantza Sánchez, productora ejecutiva por ejemplo del primer reality que se hizo para Netflix España. "Me parecía un personaje con el que me hacía muchas preguntas. Cómo es posible, cuánto de verdad hay en una mentira... Incluso resultaba un personaje un poco popero. Más allá del interés más periodístico o las preguntas que podían surgir sobre las relaciones con políticos, empresarios y todos los círculos en los que lo habíamos visto fotografiado… Todo el mundo hablaba de él, era conocido para diferentes edades y círculos… Era un personaje que daba para contar la historia desde muchos ángulos", comenta Sánchez.

"Tomás desde la parte de Capa España [la productora] y yo desde la parte de Izen [uno de los mayores grupos de productoras independientes] teníamos claro que teníamos que conjugar las dos cosas, la investigación y el salseo", explica. "Ellos hablaban mucho del derecho a la información y yo quería acuñar el término de derecho al entretenimiento".

Así la mezcla se hizo entre el equipo de periodistas y el equipo legal asegurando que todos los pasos se estuviesen dando en el camino correcto y el montaje, la música y la imagen que buscaban acercar el relato a cualquier público, según explican. "No te enfrentas a un documental súper sesudo en cuanto a la forma. Hay momentos más divertidos, momentos de investigación, de sorpresas… yo creo que ha sido un equilibrio interesante. He aprendido mucho en este camino", confiesa Sánchez.

Su madre, Villarejo o Carlos Mier

El proyecto logra sentar por primera vez a María del Carmen Iglesias, la madre del protagonista, frente a una cámara. "Nunca lo había hecho y, probablemente, no era lo que más le apetecía. Tiene miedo a que por la calle la reconozcan, pero a nosotros nos parecía muy importante. Por un lado, porque así ayudamos a dar a conocer a Nicolás; y por otro lado, porque es una madre. Es muy fácil empatizar para millones de espectadores con una madre", asegura Moreno. 

El documental cuenta con la versión de más de 20 entrevistados. "Cuando Irene Dorta [periodista de tribunales de El Independiente que ha formado parte del equipo de investigación del documental] me llamó para decirme que Villarejo se iba a sentar lo primero que pensé fue: 'Lo vamos a petar'", cuenta Moreno. "Dos personajes como José Manuel Villarejo y Francisco Nicolás, que pertenecen a la cultura popular española, al imaginario colectivo y casi nadie sabe que tienen un nexo común. Entender que Villarejo sale de la zona de la penumbra en la que trabajaba a raíz de la ‘operación Nicolay’ es una información que muchos españoles no teníamos", explica.

Otras entrevistas de las que dicen sentirse orgullosos pasan, por ejemplo, por Javier de la Rosa, un empresario relacionado con el caso que nunca ha hablado del tema. "Todo el mundo lo ha intentado. El trabajo de nuestra periodista Carmen Estirado ha sido muy bueno a la hora de lograr sentar a alguien delante de la cámara", refleja el coautor.

"Tenemos a Carlos Mier, el periodista que dio la exclusiva sobre la detención de Francisco Nicolás, que habla en primera persona; o a otros personajes con los que Francisco Nicolás colaboraba: desde Arturo Fernández, que se ha sentado a hablar de su relación con él, en un chalé del viso, o Miguel Bernard que nos cuenta su relación con Nicolás", apunta.

Audios exclusivos

Bajo la subdirección de Daniel Boluda un equipo de 11 periodistas entre guionistas y parte de investigación y redacción ha comprobado cada afirmación que va a la pantalla. "Hemos contado con los mejores especializados en fact checking", dice Moreno. Entre ellos, Agustina Pozzi, Jennifer Santarén, Alejandro Torre o Elisa Boticella y Antonio Díaz Pérez en guion.

El equipo ha podido cotejar las conocidas como agendas de Villarejo con la investigación policial, cosa que la Unidad de Asuntos Internos de la Policía no pudo hacer durante la instrucción. "Los investigadores en 2015 no tenían acceso a esa libreta", cuenta. "También, hemos contado con peritos informáticos para verificar determinados emails claves".

Además, el documental cuenta con hallazgos exclusivos, como por ejemplo el interrogatorio que la Policía le hizo a Francisco Nicolás. "Son muchas horas. Describe muy bien cómo es Nicolás. Además da muchísimos datos, nombres, una cantidad ingente de información", relata el guionista.