Solo su nombre provoca el espanto entre periodistas, disidentes y defensores de derechos humanos en Marruecos. El poderoso jefe del aparato policial y el espionaje del país vecino, Abdellatif Hammouchi, artífice además del espionaje con Pegasus, ha sido recibido esta semana con alfombra roja y honores en Madrid. El alto cargo marroquí, rostro de la represión al otro lado del Estrecho, ha sido uno de los invitados extranjeros de los actos del bicentenario de la Policía Nacional española.

Así lo destaca la prensa oficialista del régimen alauí, que subraya además el hecho de que haya sido el único responsable de seguridad del continente africano presenta en las celebraciones del ministerio del Interior que dirige Fernado Grande-Marlaska. En su visita a Madrid Hammouchi ha estado acompañdo por un séquito de altos cargos de la Dirección General de Seguridad Nacional (DGSN) y la Dirección General de Vigilancia del Territorio (DGST).

El invitado de honor de la Policía Nacional española es considerado el artífice del espionaje masivo marroquí con Pegasus, tanto dentro como fuera de las fronteras de Marruecos, y a un amplio número de víctimas, desde intelectuales y periodistas hasta altos mandatarios extranjeros de, entre otros países, Francia, España o Argelia.

Abdellatif Hammouchi, en primera fila, en la fotografía de familia del acto de celebración del Bicentenario de la Policía Nacional.

Reuniones con la plana mayor de Policía e Interior

Durante desplazamiento a la capital española, invitado por la Policñia Nacional ha mantenido encuentros con Francisco Pardo Piqueras, director general de la Policía Nacional española, y Eugenio Pereiro Blanco, comisario general de Inteligencia español. Asimismo, se ha visto con Rafael Pérez Ruiz, secretario de Estado de Seguridad, y Julián Ávila Polo, comisario general de Extranjería y Fronteras, en una coyuntura marcada por el retraso “sine die” de la apertura de las aduanas de Ceuta y Melilla, que la monarquía alauí achaca a “problemas técnicos” mientras España insiste desde hace meses en que en su lado “está todo listo”.

En junio de 2022 ya visitó España para reunirse con Esperanza Casteleiro Llamazares, la directora del Centro Nacional de Inteligencia. A pesar de los obstáculos que mantiene Rabat, los órganos de comunicación oficialistas marroquíes como la agencia de noticias Map aseguran que tanto la invitación como las reuniones muestran la sintonía entre ambos gobiernos y “los importantes resultados obtenidos en el ámbito de la cooperación en materia de seguridad entre Marruecos y España, especialmente en coordinación operativa y asistencia técnica para hacer frente a las amenazas terroristas y a las distintas formas de delincuencia organizada, en particular las redes de inmigración irregular, la trata de seres humanos y el tráfico de drogas, entre otros”.

Según la prensa marroquí, Hammouchi abordó “las amenazas de seguridad” que comparten ambos países y “los mecanismos susceptibles de desarrollar y ampliar los ámbitos de la cooperación bilateral en materia de seguridad para hacer frente a todos estos retos y riesgos según una visión común”.

Críticas a la falta de cooperación

Su visita a España coincide con la reapertura por parte de la Audiencia Nacional de la causa por el espionaje con el software israelí Pegasus a Pedro Sánchez y los ministros de Interior, Defensa y Agricultura, Fernando Grande-Marlaska, Margarita Robles y Luis Planas, con la sombra de Marruecos proyectándose sobre la investigación y raíz de nuevas pesquisas aportadas por Francia. Tal y como avanzó este diario, Marlaska y Robles comparten el mismo usuario de Pegasus que infectó el móvil de activistas saharauis y un disidente marroquí.

Y en materia de lucha antiterrorista aún colean las declaraciones Nieves Marina, presidenta de la sección séptima de la Audiencia de Cádiz censurando la nula cooperación desde el otro lado del Estrecho en materia de lucha contra el narcotráfico, con las imágenes aún recientes de Barbate. “La cooperación con Marruecos no existe y parte del problema está ahí. Es el productor único del hachís y, siendo así, deja que desear a la hora de perseguir a estas personas”, declaró en una entrevista al diario gaditano Europa Sur.

Hammouchi es el principal y temido rostro de los servicios secretos de Marruecos, la bestia negra de intelectuales, periodistas o defensores de derechos humanos perseguidos por ejercitar la libertad de expresión en un país que no tolera la más leve disidencia. “Hammouchi me ha encarcelado a mi hijo sobre la base estúpida de que ha fabricado mascarillas para venderlas en una clínica. Hemos traído la prueba de que la clínica no existe. Decían que mi hijo había fabricado mascarilla en una empresa y la empresa dice que nunca vio a mi hijo. Y, sin embargo, está en la cárcel por tres años y medio. Y eso es muy difícil de aguantar. Segundo, a mí un día me chantajeó con un vídeo en el cual dice que yo estoy desnudo y lo que se ve es mi espalda”, declaró a este diario Mohamed Ziane, un ex ministro marroquí de 83 años que desde 2022 cumple condena en una cárcel marroquí por instar a Mohamed VI a abdicar y denunciar la corrupción en la élite del país.