La empresa española de material militar Star Defense Logistics & Engineering (SDLE) vendió drones defectuosos a Ucrania en mitad de la invasión rusa. El acuerdo se hizo mediante una compañía intermediaria lituana y se firmó en junio de 2023. Los aparatos "no despegaban" del suelo, por lo que la intermediaria ha pedido que le devuelvan el dinero.

La operación se inició el 23 de junio del año pasado, más de un año después de que comenzase la guerra. La empresa de Lituania, E-Strategija, compró tres drones a la española SDLE, entonces propiedad de los hermanos Estrella Río. Los modelos eran Ravn MH-104, Ravn M-106 y el Melkor A-232. Los intermediarios pagarían 314.000 euros por todos ellos, según el contrato al que ha accedido El Independiente.

El contrato contempló un pago inicial del 40% cuando SDLE enviase la licencia de exportación necesaria para los materiales de doble uso (civil y militar). El resto se abonaría cuando los españoles notificasen que ya tenían los drones para enviarlos. Además, se firmó que dos técnicos se desplazarían a Polonia para dar un curso de tres días. También se acordó que el usuario final sería el Ministerio de Defensa de Ucrania.

Fallos

Durante las pruebas, algo fallaba en los drones. Fuentes conocedoras aseguran a este periódico que "ni siquiera despegaban". Aunque SLDE se promocionaba como una empresa tecnológica con producción propia de vehículos aéreos no tripulados, la realidad es que "los importaban de china". Un ejemplo es el Melkor A-232. La empresa española lo presentó en varias ferias de armamento, como Expodefensa Colombia, pero nunca dijo que en realidad los compraba a la compañía china Foxtech. En este enlace se puede ver lo que ofrecía SDLE y en este otro el producto asiático. Es el mismo.

SDLE actuó, en definitiva, como una empresa de compra y venta, aunque no apareciese en los papeles. Cada dron Melkor cuesta unos 14.000 dólares, mientras que los ofrecía por unos 100.000 para el Ministerio de Defensa de Ucrania. Los lituanos se aseguraron una cláusula de garantía de calidad de 12 meses y la obligación de SDLE de arreglar los defectos si los hubiese.

Fuentes cercanas a los hermanos Estrella Río, en conversación telefónica, aseguran que el envío de los drones no se llegó a producir.

Reclamación

E-Strategija, la empresa de Lituana que intermedió en la venta a Ucrania, envió una carta a la española, situada en Móstoles (Madrid), el pasado 30 de mayo. En ella pedían que se les devolviese 125.600 euros, el pago inicial correspondiente al 40% del total.

"Debido a circunstancias imprevistas y cambios en nuestros requisitos comerciales, y cambios rápidos en el sector de drones, y otras cuestiones, nos parece necesario solicitar la devolución de este anticipo. Les aseguramos que esta decisión ha sido cuidadosamente considerada y está en línea con nuestras obligaciones financieras actuales y prioridades estratégicas", se lee en el escrito, en poder de este periódico. El problema real era, aseguran fuentes de primera mano, que el material no funcionaba.

El Independiente se ha puesto en contacto con SDLE, que ya no pertenece a los hermanos Estrella Río -que saltaron a los medios de comunicación por una operación policial contra el tráfico de drones, precisamente-, como adelantó este medio. Fuentes internas explican que los nuevos propietarios están trabajando en una "auditoría forense" para ver la situación real de la empresa y analizar todos los contratos anteriores que pudieran tener defectos como este. Aseguran que desde el cambio en el consejo de administración no se han recibido reclamaciones.

"Estamos descubriendo muchas cosas. Por ejemplo, no teníamos ni idea de que habían vendido unos chalecos antibalas a través de una patrimonial", subrayan. El dinero, por el momento, no se ha devuelto a los lituanos.

Los chalecos nivel 3

Como publicó este periódico hace unos días, Aurelio Estrella, uno de los dueños y el que ingresó en prisión por vender un sistema antidron a Libia, vendió a una empresa belga 2.850 chalecos antibalas como si fuesen de nivel 4 cuando sólo eran de rango 3. Lo hizo a través de una empresa patrimonial de su propiedad sin los permisos necesarios para vender este tipo de productos, algo ilegal. Fuentes del entorno del empresario aseguran que lo hicieron por "recomendación de los abogados" que entonces tenían.

La compra se hizo en 2016 a la italiana MES, una gran empresa del sector militar. Los hermanos Estrella los guardaron durante años en una nave en San Martín de la Vega, al sur de Madrid, hasta que en marzo de 2022, un mes después del estallido de la guerra, encontraron comprador. Los belgas terminaron vendiéndoselos a la Defensa ucraniana.

SDLE no hizo ninguna certificación, pero durante los años que tuvieron en propiedad el material lo ofrecieron a otras empresas. Una de ellas fue Venproca, una compañía venezolana que consiguió una certificación nivel 4 de la Dirección General de Armas y Explosivos (DAEX) de su país. Ese documento lo usó la sociedad española para convencer a los belgas, aunque en la oferta formal, en propiedad de este periódico, se señalaba que eran de un nivel inferior.

Corrupción en Ucrania

A los pocos días de adquirirlos, la compañía europea los vendió a Ucrania. En mitad de la guerra, el Gobierno de Volodomir Zelenski encontró un grave caso de corrupción que se llevó por delante al ministro de Defensa, Oleksi Reznikov, y a un general encargado de la compra militar. Uno de los contratos que analizaron eran el de los chalecos de SDLE, ya que no prestaban la seguridad que aseguraban dar.

El ejército ucraniano necesitaba chalecos nivel 4, resistentes en combates con fusil y, sobre todo, contra las balas de los francotiradores rusos, los fusiles Dragunov. Pero lo que les había llegado era nivel 3 plus. Comprobaron el fabricante, la italiana MES, y se pusieron en contacto con el Ministerio de Defensa del país, que hizo lo propio con Stefano Maccagnani, el propietario de la empresa fabricante.

El empresario no entendía qué había pasado. Sus chalecos, que no había vendido si no que estaban en depósito en manos de SDLE, habían acabado en el frente ucraniano. Llamó entonces a la empresa belga para pedir explicaciones. Uno de sus responsables le enseñó toda la documentación que Aurelio Estrella le había entregado, incluyendo la carta donde decía que Clars, su empresa patrimonial, era la propietaria de los chalecos, aunque no eran suyos.

Los chalecos no se podían vender por dos motivos: el primero es que no eran propiedad de Estrella Río, porque nunca pagó a MES, y el segundo es que para exportarlos necesitaban el visto bueno del Ministerio de Defensa italiano, como cualquier material militar.

MES llevó a Estrella Río ante el juzgado de Móstoles, donde está la sede de SDLE. En el proceso judicial consiguió que se le bloquearan las cuentas y recuperar su dinero. "En un principio reclamaron siete millones", señalan fuentes conocedoras de aquella situación. Finalmente la deuda se saldó con el dinero acordado en un principio, unos 3,1 millones de eyris.