José Luis Huertas había pasado unos meses traumáticos en un centro de menores y dos meses más en la cárcel de Alcalá Meco (Madrid) en 2023 con tan solo 19 años. Él prometía a su familia que había sido suficiente, que estaba escarmentado. Se fue a un retiro espiritual, alquiló un bajo en la zona de Ventas que tuvo que limpiar y alicatar con sus propias manos y creó la sede de Havenio, una empresa de "especialistas en ciberseguridad" que tenía ese nombre con una doble intención: Haven (refugio o paraíso en inglés) y 'con la venia', la expresión que se utiliza para pedir permiso a un juez. La realidad es que 'Alcasec' seguía dentro de él y el hacker que lleva dentro volvió a hacer de las suyas. O nunca dejó de hacerlas.
La hoja de vida de Alcasec con tan solo 21 años es digna de una película. De hecho, el joven llevaba tiempo negociando con varias productoras para que su cara se proyectara en todas las televisiones en forma de documental. Y eso que al principio se escondía detrás de un pasamontañas. Cuando todavía era menor de edad, logró entrar en HBO para dar cuentas gratis a sus amigos; en Bicimad por hacer la gracia de que su firma apareciera en las estaciones de servicio; en Burger King para repartir hamburguesas gratis o en Mediaset donde se hizo con la tarjeta de Paolo Vasile para comprar ropa de lujo.
Estas intrusiones provocaron que en su entorno lo vendieran como un 'Robin Hood', pero las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado le pusieron el ojo encima y ya no se lo quitaron. El madrileño se convirtió en un "peligro para la seguridad nacional". Especialmente, a raíz de que lograra franquear nada menos que en el sistema de la Policía Nacional. Borró sus antecedentes penales y se mantuvo dentro sin ser detectado cuatro meses.
Uno de los grandes errores de Huertas fue dar una entrevista en el podcast Club 113 y confesar allí que estaba construyendo una base de datos que había bautizado como Udyat, es decir, 'el ojo de Horus'. Ahí, la Comisaría General de Información de l aPolicía Nacional que le seguía de cerca corroboró la magnitud del problema. Alcasec dijo que tenía datos del "90% de los españoles". Había logrado hackear tantos lugares y recabar tantos datos que tenía una nutrida página --con el logo del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) encima-- en la que podía buscar hasta el nombre del perro de cualquier persona a la que conociera.
Y de aquellos polvos, estos lodos. La 'operación Borraska' que esta semana avanzó El Independiente supuso la novena detención del joven. Cuando este medio entrevistó a Huertas en marzo del pasado año había sido arrestado seis veces, pero desde esa entrevista hasta final de año la Policía le volvió a poner los grilletes en otras dos ocasiones: una por conducir sin carné --Alcasec también ciberatacó el sistema de la Dirección General de Tráfico (DGT) y sacó carnés para él y otros amigos-- y otra por un hackeo a una empresa de agua.
La investigación conocida esta semana a cargo del Juzgado de Instrucción número 3 de la Audiencia Nacional supone un escalón más en la capacidad delincuencial de este joven. Resulta que Havenio no era una empresa con la que reinsertarse en la sociedad, sino la excusa o tapadera para poder entrar en entidades públicas como la DGT, la Comisión Nacional de Mercado y Competencia (CNMC), el Registro Civil o Puertos del Estado a sacar información de miles de personas. Y aquí es donde entra el rol del exsecretario de Estado de Seguridad del PP Francisco Martínez, que también ha sido detenido en la misma operación.
Martínez ayudó a crear dos sociedades que luego han servido a la trama criminal para los hackeos. Pero además, según la documentación del caso avanzada por 'La Razón' y a la que ha tenido acceso este medio, la Policía cree que participó en un bot de Telegram que se utilizaba para automatizar las consultas, hacer búsquedas de DNI, matrículas, teléfonos o direcciones.
En su declaración ante la magistrada instructora, María Tardón, el exsecretario de Estado se desvinculó totalmente de cualquier lucro y aseguró que su única intención era ayudar a Alcasec en lo personal, para que volviera a entrar en el sistema y se saliera de la vida en la red. El joven fue expulsado del colegio, por cierto, por hackear el sistema de notas y aprobar a todos sus compañeros. Martínez fue su abogado en los procedimientos en los que él era menor y luego, como letrado, le ayudó a crear dos sociedades.
La magistrada, en cambio, le vincula más a la actividad criminal: "El número elevado de mensajes intercambiados y su continuidad en el tiempo acreditan que no se trata de una mera relación puntual o temporal. en este contexto, del contenido de las conversaciones analizadas se evidencia que Francisco Martínez habría participado en actuaciones de obstrucción procesal, asesorando en tal sentido a la madre de José Luis Huertas en actuaciones orientadas a la destrucción de pruebas relevantes".
'Txapote'
Cualquiera que se acercara a Huertas descubría rápidamente que no tiene el don de gentes, pero que, sin embargo, nunca está solo. Su cerebro privilegiado en la red y el mito que se ha dibujado en torno a su figura ha logrado que Alcasec se codee en los reservados de las mejores discotecas de Madrid, compartiendo espacio con cantantes, youtubers y otros famosos entre los jóvenes. De hecho, uno de sus socios era un youtuber que vive en Andorra llamado 'Valyrio' que ahora está pendiente de extradición.
En esta investigaicón ha participado el CNI porque, según el sumario, la organización se caracteriza por "un alto nivel de sofisticación tecnológica y operativa". Uno de los elementos clave de este entramado es su capacidad para almacenar, organizar y cruzar grandes volúmenes de datos obtenidos ilícitamente. Es decir, Alcasec y compañía realizaban intrusiones informáticas reiteradas y planificadas y a partir de la información que sacaban construían perfiles detallados de personas e instituciones "con el objetivo de maximizar su capacidad de control, explotación estratégica y comercialización de información sensible".
Un modus operandi que ya puso en marcha hace dos años, cuando fue detenido en la otra gran operación que lo mantiene vinculado a la Audiencia Nacional, en ese caso por hackear el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y sacar datos de medio millón de contribuyentes. Para algunas de esas operaciones online se hacía llamar 'Txapote'.
Ahora se habían profesionalizado y habían diseñado toda la estructura de tal forma que almacenaban la información en una sede de Zurich, creyendo que estaban sorteando cualquier control de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad españolas.
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