Hay quien ve en las crisis oportunidades. En el caso de Podemos, se lleva tiempo abonando el terreno para ir en solitario en las próximas elecciones generales. Los gestos hablan por sí solos. Primero se planteó a Irene Montero como candidata a competir alejándose de cualquier consenso con lo que hoy representa Sumar. Después se ha venido evocando el espíritu del 15-M y planteado a Podemos como la única alternativa al sistema de partidos del régimen del 78. Al rearme y a la beligerancia. La quinta asamblea del partido en abril lo ratificó.

Las intenciones de continuar adelante sin el Movimiento Sumar —están abiertos a pactos con IU— o figuras como la vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, es algo patente desde la salida abrupta del grupo plurinacional del Congreso al Mixto por, entre otras razones, la falta de visibilidad. Se han ignorado intentos de acercamiento para recomponer el bloque de la izquierda alternativa, de hecho. Por parte de Díaz, primero. Después de Sumar tras la renovación de su dirección.

Si esas intenciones de autonomía eran claras, ahora la crisis de legitimidad de los socialistas por la presunta corrupción que salpica al partido y al entorno del presidente del Gobierno refuerzan ese compromiso. Se ve que el ciclo iniciado en 2018 está más que amortizado. Más cuando el PSOE llegó al poder con la denuncia de la corrupción como principal baza.

Además, el aval de Sumar a Pedro Sánchez para dar continuidad al Ejecutivo —condicionado a reformas de calado social y regeneración— a falta de una reunión que revise el pacto de coalición abre margen a Podemos para posicionarse en solitario como el más crítico frente a esos escándalos. Coquetea con sugerir el fin de la legislatura pero sin pedir un adelanto electoral que el penalice públicamente. Sumar opta por continuar, pese a que en privado voces de la confluencia aseguran que la situación cada vez puede ser más insostenible. "En cuanto algo implique a Sánchez o a algún ministro, fuera", aseguran.

Podemos apuesta por el doble juego. Remarca el agotamiento de la legislatura y se aleja del PSOE sin apelar a un adelanto electoral explícitamente

La crisis del PSOE da alas a Podemos para seguir ahondando en ese relato del pasado que consiguió movilizar a notables capas sociales de la izquierda o de ciudadanos descontentos con el sistema bipartidista. Para intentar revitalizarse tras años bajo mínimos tras el retiro de Pablo Iglesias, aunque también infrarrepresentado por su coalición con Sumar. Se mueve por encima del medio millón de votos en solitario en vista a las últimas europeas.

De momento, desde Podemos se acoge al relato de que la corrupción es sustancial al bipartidismo, como ya se denunció en plazas como la Puerta del Sol en mayo de 2011 sumado a las críticas a los recortes, a la austeridad post crisis económica o a las cifras de paro. La secretaria general de Podemos, Ione Belarra, viene reivindicando que el partido en once años de vida no ha tenido ningún caso de corrupción.

Este jueves, frente a los micrófonos de RNE afirmó que en momentos como este no se le puede "quitar importancia a la corrupción" porque "hace un daño irreparable a la democracia". Lo hizo después de negarse a participar en la ronda de Sánchez con los socios de legislatura para valorar la situación. "No queremos mancharnos", mencionó Belarra. En la entrevista radiofónica, la líder de Podemos trasladó que aunque "es muy duro para mucha gente tomar conciencia" de ello, "el ciclo de Sánchez ha terminado". Prosiguió detallando que desde el fin de la legislatura anterior y la salida de Unidas Podemos de Moncloa no se han llevado a cabo reformas progresistas de calado. Una crítica directa, eso sí, a Sumar.

Conocidas son las opiniones sobre los magentas. Podemos los consideran un satélite del PSOE promovido por Sánchez para relevarlos y tener una izquierda dócil de su lado. Y ahora que ante cuestiones como la aparente corrupción apuestan por seguir junto al presidente pese a esas exigencias de impulsar la agenda social, los morados siguen promocionándose como la verdadera izquierda. "Hay esperanza", afirmó Belarra en referencia a su propuesta.

Belarra, dada la situación del PSOE, y viniendo ya de una tensión previa por la incapacidad de prorrogarse en enero el impuesto a las energéticas, deja en el aire cualquier tipo de negociación con los socialistas. Una forma indirecta de forzar hacia esa convocatoria electoral. Irán viéndolas venir, tema por tema. Si les convence y permite mejoras sociales, se pensarán apoyar al PSOE. Aunque descartan que vayan a llegar más cuestiones de calado al Congreso. No creen que Sánchez supere este año.

"La legislatura no va a dar más de sí"

Fuentes estatales de Podemos creen que "la legislatura no va a dar más de sí" y que los motivos que pueda tener Sánchez para continuar son de cualquier tipo salvo legislativos. "No se queda para aprobar la reducción de la jornada laboral", ejemplifican como dardo a Sumar, sino que lo hace "solo por los propios intereses que tenga el PSOE". "Se va a apoyar en los socios hasta que pueda", puntualizan.

Fuentes de la dirección entienden que Sánchez debería tomar conciencia de la inviabilidad del mandato, finiquitarlo y convocar generales cuanto antes, para evitar un desgaste mayor. "Cuanto más se tarde en convocar, peor va a ser para la izquierda". La previsión es que, con todo, "va a intentar aguantar, aunque no mucho más" estiman. Por el descontento interno en el PSOE, pero sobre todo por que va a haber "un reguero informativo agónico". Las fuentes consultadas esperan que hayan "ramificaciones" de casos como el de Cerdán. De hecho, ante lo conocido en Navarra, desde Podemos se ha pedido a su líder y vicepresidenta en el Gobierno foral que rompa con María Chivite.

Podemos prevé ramificaciones de las tramas que salpican al PSOE. Tras saltar a Navarra el escándalo de Cerdán, han pedido salir del Gobierno foral a su vicepresidenta

Podemos no descarta que ante un cataclismo en el PSOE su proyecto salga beneficiado; que en un momento puntual haya "un movimiento de placas tectónicas" que aúpe con creces a Belarra y Montero. La previsión ahora es que la reconstrucción de su alternativa pasa por un medio-largo plazo tras un periodo de transición por el desierto y bajo un gobierno de las derechas. A la espera de los acontecimientos, desde Podemos se quiere "interpelar a la gente más desilusionada y con una visión similar a la del 2011". Desde otros sectores de la izquierda se garantiza que si hay desgaste, éste será generalizado. "Primará la abstención, no tanto el transvase", se percibe.

Este sábado se reúne el Consejo Ciudadano Estatal de Podemos en su sede nacional de Madrid de forma extraordinaria. Se pretende analizar los movimientos a seguir ante la supuesta corrupción en el seno socialista. También la cumbre de la OTAN de esta semana que viene en La Haya (Países Bajos). Con la exigencia de invertir el 5% del PIB en gasto militar en los próximos años.

Competencia con Sumar e IU

Precisamente la exigencia de rearme supone un punto de inflexión en las izquierdas. Todas se oponen al compromiso adquirido de incrementar el gasto al 2% en este 2025. Los socios de Sumar lo avalan siempre que sea para incrementar la seguridad y no para un rearme directo. Y se niegan a avanzar a ese 5%. Sánchez, demandó por carta a la OTAN dar flexibilidad a los países. De hecho, dentro de Sumar, IU condiciona la estabilidad de la legislatura a políticas en contra de ese belicismo. La reivindicación de salir de la alianza atlántica sigue presente.

Podemos lleva apostando a este tema ese distanciamiento con el resto de fuerzas. Las ve invalidadas por asumir las tesis del PSOE contra sus propios ideales fundacionales. Ha intentado tirar de IU para llevarla a su lado, pero los izquierdistas no quieren decidir. Ya se advirtió que si las izquierdas no van juntas a las próximas generales, IU tomará su propio camino. Sumado a que en Andalucía no se ha llegado después de meses de negociación a un acuerdo y a que faltan menos de semana y media para que finalice el plazo máximo dado por todas las fuerzas regionales, el distanciamiento apunta a consolidarse.

Podemos de hecho ha incentivado una nueva alianza de izquierdas europea junto a la Francia Insumisa y el Bloque de Izquierdas portugués. Abona su propio camino mientras frente al espejo, la unidad de Sumar cada vez es más complicada, con exigencias de autonomía de Compromís y de Més per Mallorca.