El exsecretario de Organización del PSOE Santos Cerdán llegó este lunes minutos antes de las diez de la mañana al Tribunal Supremo cuando le tocaba declarar ante el juez Leopoldo Puente. Con un escueto "luego hablamos" anticipó a algunos de los periodistas que se agolpaban a las puertas del alto tribunal su intención de hablar ante las cámaras a la salida de la cita. Pero no pudo. Salió en coche policial y con un escrito del magistrado que lo enviaba directamente a prisión provisional sin posibilidad del pago de una fianza. Antes, pasó unas horas en los calabozos de la Audiencia Nacional.

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Cerdán no habló ayer como tampoco lo hizo el día que se conoció el informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, cuando tenía decidido dar una rueda de prensa para explicar punto por punto todas las acusaciones que vinieran en el documento. La realidad superó en ambas ocasiones sus planes.

El que fuera 'número tres' de los socialistas se había preparado al dedillo el interrogatorio con su abogado Benet Salellas, en el que se desvinculó de cualquier tipo de corrupción y desligó también al partido del que era militante. Respondió únicamente a preguntas de su letrado aunque luego ofrecieron al juez Puente seguir con alguna cuestión y éste declinó el ofrecimiento porque en el orden habitual empieza interrogando el magistrado. Así, ni Puente ni el fiscal jefe Anticorrupción Alejandro Luzón pudieron hacer preguntas, pero ambos mostraron más tarde su total desconfianza del relato de Cerdán que presentó la investigación como una cacería política.

En los pasillos del Tribunal Supremo se instaló la certeza de que si Luzón pedía que el político terminara en la cárcel, el juez lo acordaría. Y así fue. Sobre las dos menos veinte de la tarde llegaba la confirmación en forma de auto de 22 páginas en el que el instructor Puente justificaba su decisión de enviar al que considera cabecilla de la trama delictiva a prisión.

Fuentes de su defensa señalaron que esta medida cautelar era "muy inesperada", más aún porque no se solicitó por parte del Ministerio Público ni para el exministro de Transportes José Luis Ábalos ni para el exasesor Koldo García. Ambos mantienen la retirada de pasaporte y la comparecencia quincenal en el juzgado, pero duermen cada noche en sus casas a pesar de que, según citas fuentes, están implicados en otras ramificaciones de esta trama como la colocación de chicas en empresas públicas o el cobro de comisiones por las mascarillas en la pandemia.

Dichas voces ven en la intención de los investigadores dos posibles motivaciones: por un lado, que Cerdán se rompa y termine confesando como ocurrió con el empresario Víctor de Aldama, quien el pasado mes de noviembre pidió declarar voluntariamente y originó un tsunami de acusaciones que han derivado en una ristra de nuevas imputaciones. "Por ahí van mal porque Santos no tiene nada que explicar", inciden desde su defensa. La segunda posibilidad que ven es que la medida de prisión pretenda "profundizar" lo que está significando esta causa para el Gobierno y, de alguna manera, generar presión por ese flanco.

El exdiputado, finalmente, salía por una puerta lateral del Tribunal Supremo en un Mitsubishi de color plateado, con rotativos azules, escoltados por la Policía Nacional. Su primer destino fueron los calabozos de la Audiencia Nacional, donde según confirman fuentes de este órgano pasó varias horas hasta que un furgón de la Guardia Civil lo recogió para conducirle directamente a la cárcel de Soto del Real. Se da la circunstancia de que el alto tribunal no tiene calabozos.

Poco antes de las cinco de la tarde, Santos Cerdán entraba en la prisión donde en otros tiempos se hospedaron el extesorero del PP Luis Bárcenas, el expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa, el exvicepresidente del Gobierno Rodrigo Rato o el expresidente del FC Barcelona Sandro Rosell. Más recientemente, el exsecretario de Seguridad del PP Francisco Martínez.

Se trata de uno de los centros penitenciarios más modernos de la capital, donde Cerdán pasará sus primeras horas en el llamado módulo de ingresos, celdas destinadas, precisamente, a personas que acaban de llegar. Allí se les hace una suerte de estudio por parte del médico y, después, los educadores, psicólogos y trabajdores sociales de la cárcel determinarán en qué módulo de los 14 que tiene este centro se instala. Fuentes penitenciarias explican que las características de Cerdán pueden llevarle a ser ubicado en el módulo número 12, el llamado "de respeto" donde se integran los internos que tienen buen comportamiento, aunque también es posible que entre en el 10, el de "presos primarios".

Estas mismas voces indican que es probable que junto a él se instale otro recluso con el que compartir celda para poder hacerle un seguimiento inicial a Cerdán e intentar que su aterrizaje sea más llevadero. Este tipo de presos ayuda los primeros días a explicar al recién llegado las normas y los horarios del centro a la vez que supervisa que no haya ningún comportamiento extraño en Cerdán. Soto del Real tiene unas modernas instalaciones que incluyen piscina, por ejemplo, y es muy conocida allí la labor que hace el Padre Paulino, que dirige un comedor social en el centro de Madrid.

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