En mayo lo vendió en el Congreso de los Diputados como la escenificación de “un hito histórico”. “El hito político de la reapertura de la aduana en Melilla y de la aduana en Ceuta está logrado”, proclamó con cierta altanería. “Con Marruecos tenemos hoy las mejores relaciones de nuestra historia”, se jactó fiel a su estilo fastuoso, más propio de quien está en permanente campaña de imagen. El ministro de Exteriores, el socialista José Manuel Albares, voceó como uno de las conquistas de su mandato la apertura de la aduana comercial de Melilla y la inauguración de la de Ceuta, a pesar de que se produjeron casi tres años después del histórico cambio de posición del Gobierno en el Sáhara y estuvieron jalonadas de días de anuncios truncados por Marruecos y huérfanas de detalles precisos de las condiciones en las que se ponían en marcha.
Su retórica triunfalista se desvaneció abruptamente el pasado martes 8 de julio. Marruecos cerró unilateralmente ambas aduanas, aunque nunca lo notificó oficialmente. Un empresario de Melilla fue quien avisó: llevaba desde el jueves tratando de enviar un vehículo cargado de electrodomésticos desde la ciudad autónoma hacia Marruecos. El martes recibió a través del servicio de aduanas español una comunicación en francés de la contraparte marroquí en la que se informaba de la clausura “hasta nueva orden” de ambos pasos comerciales.
Albares, mudo
Desde entonces, Albares ha guardado silencio. Su gabinete de prensa, que dirige Antonio Asencio, ha rehusado responder a El Independiente. Se limitó a difundir en algunos medios un argumentario escueto y unidireccional: “El acuerdo con Marruecos, está plenamente vigente, y prevé que en momentos de especial afluencia como es la Operación Paso del Estrecho, que las aduanas puedan modular, incluso detener temporalmente, el paso de mercancías, para permitir el flujo de viajeros. Ambas aduanas trabajan conjuntamente para compatibilizar el paso de mercancías con la Operación Paso del Estrecho”. El dispositivo anual de gestión del retorno masivo de marroquíes residentes en el extranjero, denominado en Marruecos “Operación Marhaba” (Bienvenido, en árabe), arrancó hace un mes, el 15 de junio.
El oscurantismo que afecta a otros asuntos del dossier de las relaciones con Marruecos también alcanza a las aduanas de ambas ciudades autónomas, a cuya reclamación de soberanía no ha renunciado la monarquía alauí, con declaraciones de medios oficialistas y funcionarios públicos en las que se califica a ambas como “presidios” pendientes de ser recuperados. El acuerdo que cita Exteriores no se ha hecho público y muchos son los que dudan de las verdaderas razones que han llevado a Rabat a tomar una decisión unilateral, una herramienta habitual del lado marroquí en unas relaciones turbulentas que los expertos asemejan a la forma de los dientes de una sierra, con altibajos frecuentes.
En el fin de semana previo al cierre de las aduanas, el PP celebró un congreso nacional en el que, como en ocasiones anteriores, se invitó al delegado del Frente Polisario en España Abdulah Arabi así como a una delegación de Agrupación Nacional de los Independientes, la formación conservadora del primer ministro marroquí Aziz Akhnnouch, compuesta por dos diputados que se fotografiaron con Aznar o Rajoy. La presencia del Polisario molestó en Rabat. El jueves, dos días después de la comunicación de cierre, el secretario general del partido Istiqlal, Nizar Baraka, dirigió una carta a Alberto Nuñez Feijóo para afearle la invitación y expresarle “la profunda preocupación ante la falta de claridad del Partido Popular en cuanto a su posición sobre la cuestión del Sáhara marroquí, en un momento donde se consolida una amplia y constante dinámica internacional de apoyo a la iniciativa marroquí de autonomía”. Ceuta y Melilla están gobernadas por el PP.
Una sucesión de hechos que recuerdan a la retahíla de represalias que ha usado Marruecos contra España en el pasado, desde el control migratorio hasta la lucha antiterrorista o contra el tráfico de drogas. Unos resortes en manos del reino de Mohamed VI que explican también la percepción a pie de calle. Según el último barómetro del Real Instituto Elcano, el 55 % de los españoles considera a Marruecos como la principal amenaza exterior, por delante de Rusia (33 %), Estados Unidos (19 %), Israel (8 %) y China (6 %).
Una apertura repleta de intentonas previas
La apertura a primeros de año no fue un camino de rosas. El primero de los intentos de la de Melilla, cerrada unilateralmente por Rabat en 2018, acabó en sonoro fracaso. Sucedió a última hora del 8 de enero. "No había vivido nada parecido", reconoció a este diario Francisco Pérez Quiles, el propietario de la empresa exportadora que debía inaugurar la aduana de Melilla después de que el Gobierno español aceptara las condiciones impuestas por Marruecos. Tras horas de inspecciones, los funcionarios marroquíes devolvieron los 1.400 kilos de mercancía. "Tiene toda la pinta de que algún fallo iban buscando”, relató. La primera exportación exitosa se registró el 15 de enero con un camión cargado con unos 600 kilogramos de electrodoméstico. En el caso de Ceuta, Marruecos aplazó un mes la apertura de su aduana. El 11 de febrero un camión con materiales para automóvil de la firma Rodaco logró cruzar por primera vez tras cinco horas de odisea: más cuatro horas de tránsito por el espacio fronterizo y casi otra de comprobaciones en Castillejos, se logró el hito histórico de realizar con éxito la exportación de mercancías desde Ceuta.
Desde entonces las aduanas han funcionado al ralentí y siempre al capricho de Marruecos, Según la prensa del país vecino, Marruecos podía exportar frutas, verduras, pescado y áridos a Melilla. A cambio, solo podían acceder a territorio marroquí las mercancías consideradas interesantes por el reino y con el requisito de que fueran productos fabricados en Melilla, lo que -según el presidente de la ciudad autónoma, Juan José Imbroda- reducía a cero el listado. En mayo, en sede parlamentaria, Albares aseguró de modo tajante: “Actualmente hay paso diario de mercancías de lunes a viernes”.
Las falsedades de Albares
Pero la realidad es bien distinta. En los menos de cinco meses que ha estado abierta la aduana de Ceuta, -en total, unos 147 jornadas- se han efectuado 41 importaciones: “39 de material de construcción, con un volumen total de 1,100 toneladas; 2 de productos frescos (pescado); y una importación de productos de automoción”, señalan a este diario desde la delegación del Gobierno de Ceuta. Datos que prueban un tránsito irregular y nada remotamente parecido a una normalización aduanera. En el caso de Melilla, el encargado de prensa de la delegación del Gobierno, Eder Barandiaran, ha rehusado proporcionar los datos a este diario. Tampoco el gabinete de comunicación de la Agencia Tributaria. “Si a esta hora no nos ha llegado nada, hoy ya no nos va a llegar”, contestaron el viernes en una digna continuación del “Vuelva usted mañana” de Mariano José de Larra. En sede parlamentaria, Albares aseguró que “los áridos, por ejemplo, son los productos que más se está importando en estos momentos destinados a la construcción”. Pero las cifras no son significativas.
Actualmente hay paso diario de mercancías de lunes a viernes, dijo Albares en el Congreso de los Diputados (5 de mayo de 2025)
En Ceuta la actividad hasta el cierre de esta semana se reducía a una transacción cada tres días y medio; en Melilla, a una a la semana
Según ha podido saber este diario, los datos también dibujan una actividad bajo mínimos, siempre al dictado de lo que se decide en territorio marroquí. En Melilla, desde febrero solo se han registrado 19 intercambios comerciales: 12 furgonetas marroquíes que transportaban pescado y verduras y 7 envíos españoles de electrodomésticos. Las cifras en ambas plazas desmienten el tránsito musitado por Albares en el Congreso: En Ceuta la actividad hasta el cierre de esta semana se reducía a una transacción cada tres días y medio; en Melilla, a una a la semana. “Las aduanas siguen hablándose entre ellas ya en un aspecto mucho más técnico ―porque la parte política ya está alcanzada―, para ir ampliando gradualmente todo lo que representa el paso comercial que, en estos momentos, como le digo, es de 3,5 millones de toneladas”, argumentó Albares frente a sus señorías.
“No es una aduana comercial libre, abierta e internacional. Eso es lo que quiere Marruecos: abrir cuando quiere, con los productos que quiere”, denuncia Enrique Alcoba, presidente de la Confederación de Empresarios de Melilla. La aduana de Melilla nunca ha recuperado su funcionamiento anterior. Los horarios son reducidos, solo se admiten vehículos ligeros y la lista de productos autorizados es extremadamente restringida. “Lo que Marruecos llama aduanas comerciales no es más que una herramienta de presión diplomática”, opina Alcoba.
La consigna hasta ahora en Exteriores ha sido vender las ceremonias de apertura en ambas aduanas, aunque fuera con años de retraso y en un proceso caótico en el que los empresarios de ambas ciudades mostraron su frustración y su falta de expectativas, ante las restricciones de Marruecos y la ausencia de transparencia sobre las condiciones impuestas. “Se cumple el acuerdo político para establecer la aduana comercial en Ceuta por primera vez en la historia y para reabrir la de Melilla. Forma parte de un proceso más amplio, que es la plena normalización de la situación en la frontera tanto para el paso de personas como de mercancías. Se trata de un proceso gradual y progresivo, que implica a muchos actores, incluyendo las aduanas y otras administraciones de los dos países, y abarca aspectos como la lucha contra la inmigración irregular o la lucha contra el contrabando. Como saben, el pasado 11 de febrero se restableció el paso oficial de mercancías entre Melilla y Marruecos, y también, por primera vez en nuestra historia, entre Ceuta y Marruecos”, indicó Albares el 5 de mayo.
La delegada del Gobierno en Melilla, la socialista Sabrina Moh, confesó el miércoles que había sabido del cierre de la aduana comercial de Melilla con Marruecos por la prensa
“España y Marruecos han trabajado conjuntamente para ello. Actualmente hay paso diario de mercancías en ambos sentidos de lunes a viernes, un paso que supone ya 3,5 toneladas de productos frescos y áridos para la construcción desde Marruecos a España y de productos de higiene y limpieza, electrodomésticos y electrónica de España a Marruecos. Quiero agradecer también a Marruecos, al igual que a Francia, todo el apoyo que nos dio para arrancar con rapidez nuestras centrales de energía. Este hecho es una muestra más del excelente estado de nuestras relaciones con nuestros vecinos, especialmente con Marruecos”, recalcó Albares. Sus declaraciones contrastan con la realidad, la que primero proyectan las cifras reales y pírricas de tránsito y ahora el cierre de las aduanas en un momento en el que el ministro presumía de que se iban limando los aspectos técnicos para el aumento gradual de los intercambios. En una de las réplicas al portavoz del PP en la comisión de Exteriores, Albares recurrió a uno de sus mantras: “Ustedes, señorías del Partido Popular, se han convertido en un partido antimarroquí. ¡Allá ustedes!”. Durante su intervención lo repitió en otras dos ocasiones.
Las incógnitas y las lecturas que deja el cierre
El cierre de las aduanas ha dejado otras incógnitas. La delegada del Gobierno en Melilla, la socialista Sabrina Moh, confesó el miércoles que había sabido del cierre de la aduana comercial de Melilla con Marruecos por las informaciones aparecidas en la prensa. “La verdad es que nos llegó por los medios de comunicación; los empresarios no nos comentaron nada”, declaró. Aseguró que se están realizando “las consultas pertinentes para que la aduana comercial siga funcionando como lo ha hecho sobre su reapertura”, pero al cierre de este artículo no había novedades. Tampoco se esperaban. Para la senadora del PP por Melilla, “el Gobierno ha aceptado que Marruecos imponga las reglas en la frontera de una ciudad española, la frontera sur de España y de Europa, una ciudad estratégica. Y lo ha hecho, una vez más, sin transparencia, sin dignidad institucional y sin el más mínimo respeto por los ciudadanos de Melilla”.
La ciudad autónoma -adelantó esta semana- reclamará el supuesto acuerdo por el que funcionan ambas aduanas. “Si no aparece por escrito, sabremos que el ministro ha mentido, aunque sospechamos que ni siquiera existe este acuerdo”, deslizó. La fragilidad de la “normalización” de la que presume Albares es más que evidente. Tras tres años de negociaciones, Marruecos parece seguir viendo las aduanas como palancas políticas, más que como infraestructuras económicas. La prensa marroquí ha subrayado la asimetría de la relación. “Marruecos controla el ritmo y el perímetro de los flujos comerciales, imponiendo sus condiciones a una España que aún se encuentra en fase de reconstrucción diplomática", indicó el diario marroquí Al Bayane. Una interpretación que secunda el PP en Melilla: ”Marruecos decide y el presidente, Moncloa, el Gobierno, agachan la cabeza. Y la delegada del Gobierno ni está ni se le espera. Se entera por la prensa o, dicho de otro modo, no se entera de nada”.
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1 Comentarios
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hace 2 minutos
Albares es un mentiroso compulsivo al menos en todo lo referente a las relaciones entre España y Marruecos.
Pero los hechos son tozudos, y evidencian cómo al ministro y a su mentor Pedro Sánchez les interesan lo más mínimo los melillenses, los ceutíes, los saharauis o la legalidad internacional.
Y mientras tanto, los socios de Gobierno desaprovechan una y otra vez las posibilidades de denunciar el absoluto y vergonzoso entreguismo de Pedro Sánchez a Marruecos, convirtiéndose con ello en cómplices de un política nefasta.