“Si a Betty la condenan y el mundo calla, luego irán a por todas nosotras”, dice a El Independiente Nilufar Saberi, la activista iraní que ha organizado este miércoles la protesta frente al consulado marroquí de Madrid, en el barrio de Chamartín. La consigna ha resonado también frente a los consulados marroquíes de Barcelona, Bilbao y Algeciras. Decenas de feministas españolas y marroquíes han exigido la libertad inmediata de Ibtissam Betty Lachgar, activista encarcelada en Rabat desde el 10 de agosto, acusada de blasfemia por publicar en redes sociales una fotografía con una camiseta en la que se lee “Alá es lesbiana”.

La movilización, convocada por la plataforma La Fuerza de las Mujeres, ha coincidido con la segunda sesión del juicio contra Lachgar en el Tribunal de Primera Instancia de Rabat, donde su defensa ha solicitado su libertad provisional por motivos de salud. La activista, cofundadora del Movimiento Alternativo por las Libertades Individuales (MALI) y miembro de la Coalición Internacional de Exmusulmanes, padece cáncer y necesita una intervención quirúrgica urgente. La Fiscalía, sin embargo, se opone a su excarcelación.

Betty Lachgar.

“Quieren escarmentar a Betty y a todas nosotras”

Frente al consulado marroquí en Madrid, Saberi, activista iraní afincada en España desde 1980, ha alzado la voz para denunciar lo que considera un castigo ejemplarizante: “A Betty la quieren convertir en cabeza de turco. Quieren que todas las mujeres tomemos nota de lo que nos puede pasar si cuestionamos al poder religioso”, explica Saveri a este diario. “Betty es activista por la libertad de conciencia, de creencia; es atea y reclama su derecho a serlo. Betty es lesbiana, reclama su derecho y el de todas a nuestra libertad sexual; es activista por los derechos humanos, por ende es feminista”, explica la iraní.

Saberi denuncian que el consulado de Marruecos en Madrid se negó incluso a recibir el escrito de protesta que las activistas habían preparado. “Los funcionarios no nos dejaron ni cruzar la valla. Nos echaban con gestos de desprecio, como si fuéramos impuras”, relata.

Un juicio bajo secretismo

La vista judicial en Rabat se ha desarrollado bajo un hermético silencio. Según la defensa, Lachgar permanece incomunicada desde el 10 de agosto, en régimen de aislamiento y sin contacto con otras reclusas. “Su estado de salud es muy delicado. Si no acceden a concederle la libertad provisional para continuar el tratamiento, podría sufrir consecuencias irreparables”, alertó su abogada Naima el Gallaf, según recoge Efe.

El caso ha desatado preocupación entre colectivos feministas y defensores de derechos humanos. “Si Betty es condenada, será un mensaje claro: Marruecos castiga a quienes desafían el poder religioso y la moral sexual impuesta”, denuncian desde La Fuerza de las Mujeres.

La supuesta “modernidad” marroquí, en entredicho

"Marruecos se presenta ante Europa como un país moderno, abierto y tolerante", deslizan las manifestantes. Sin embargo, su Código Penal tipifica como delito cualquier acto que “atente contra la religión islámica”, con penas que oscilan entre seis meses y dos años de prisión, ampliables hasta cinco años si el acto se difunde por medios públicos, incluidos los electrónicos.

La fotografía que ha llevado a Lachgar ante los tribunales se publicó el 31 de mayo y el 31 de julio en X (antes Twitter), acompañada de mensajes en los que calificaba al islam de “fascista” y “misógino”. Para las autoridades marroquíes, esto constituye un ataque directo contra “los fundamentos del Estado”.

“Europa tiene que despertar”

Saberi advierte de que el caso de Lachgar no es aislado, sino parte de una estrategia sistemática de represión: “Hoy es Betty, mañana podemos ser todas”, afirma. “El fundamentalismo islámico está avanzando mientras Europa mira hacia otro lado. Si callamos, permitiremos que se imponga una ideología totalitaria que no solo oprime a las mujeres, sino que utiliza las democracias para instalarse”.

En las concentraciones, las manifestantes leyeron un manifiesto en el que denuncian “el castigo ejemplarizante contra Betty” y reclaman la derogación de las leyes que criminalizan la libertad de expresión, la disidencia y la diversidad sexual. “Ninguna idea, ningún dogma, ningún dios puede estar por encima de la libertad de las personas”, sostiene el texto. “No se encarcela a una mujer por sus actos: se la encarcela por atreverse a desafiar al patriarcado religioso. Marruecos pretende mostrarse ante el mundo como un país moderno, tolerante y abierto, mientras encierra a una mujer enferma de cáncer por posar con una camiseta que incomoda a los guardianes de lo sagrado. Esta es la modernidad de cartón piedra del régimen marroquí: discursos de progreso para Europa, barrotes y censura para quienes se rebelan dentro de sus fronteras”, desliza el texto.

Próxima cita: 3 de septiembre

El tribunal ha aplazado la vista hasta el próximo miércoles, 3 de septiembre, a petición de la defensa, que prepara sus alegatos. Mientras tanto, Lachgar seguirá encarcelada en régimen de aislamiento. Los colectivos feministas advierten que la presión internacional será clave para frenar una condena que podría sentar un precedente peligroso: convertir la blasfemia en una herramienta política para silenciar a las disidentes.

“Negarle la libertad provisional por razones de salud no es solo una injusticia, es una forma de tortura lenta, que muestra hasta dónde llega la crueldad de un Estado que pone la sumisión religiosa por encima de la calidad de vida de sus ciudadanas”, censura el comunicado. “Que lo escuchen bien en Rabat y en todos los palacios del poder: Betty no está sola. Sus ideas, su lucha y su desafío a lo sagrado trascienden los muros de la cárcel. Hoy nosotras somos su voz, y no vamos a callar. Porque la libertad de Betty es la libertad de todas”, concluye la declaración.