La Fiscalía ha convertido los insultos racistas que, entre otros, ha sufrido durante los últimos años el futbolista Vinicius Junior en un punto de inflexión en la lucha contra el racismo en el deporte. La última Memoria del Ministerio Público recuerda que, tras los agravios sufridos por el delantero del Real Madrid en el estadio José Zorrilla (Valladolid) el 30 de diciembre de 2022, formuló acusación contra cinco personas por un delito contra la integridad moral con agravante de discriminación.

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Aquella decisión, que afectó a un jugador de élite, ha terminado abriendo el camino para, también, perseguir conductas similares en el fútbol base, donde estos episodios entre los más pequeños son, por desgracia, frecuentes. Abrió una senda jurídica que hoy respalda el Tribunal Supremo y que, según apunta la Fiscalía, ha dado lugar a las tres primeras sentencias condenatorias por delito contra la integridad moral con la agravante de discriminación por motivos racistas.

En concreto, la institución que dirige Álvaro García Ortiz destaca los avances durante el último año respecto a la persecución penal de insultos racistas cuando tienen un componente de humillación pública, como ocurre cuando un jugador recibe insultos de tinte racista, xenófobo u homófobo en un campo de fútbol.

Bajo ese criterio, juzgados de Valencia, Parla y Palma de Mallorca han dictado sentencias que impusieron a los condenados penas accesorias como la prohibición de acudir a los estadios o a los foros digitales donde se lanzaron los insultos, además de la obligación de participar en programas de igualdad y no discriminación. La memoria subraya, además, que aunque estas condenas tuvieron como víctimas a jugadores de Primera División, su alcance se extiende más allá.

La posición adoptada por la Fiscalía, las sentencias dictadas y las conclusiones de las jornadas de especialistas en relación a los insultos discriminatorios con componente de humillación pública están permitiendo abordar también delitos de motivación racista cometidos en partidos de fútbol base, donde este tipo de hechos es frecuente. Como ejemplo, el texto cita una sentencia dictada en Pontevedra en octubre de 2024, que condenó a dos menores por imitar con sonidos de mono a un niño futbolista de origen etíope.

Ese caso demuestra, según la institución, que lo iniciado con Vinicius no se limita a la élite, sino que abre la puerta a actuar en las categorías inferiores, donde la humillación pública a menores de origen extranjero preocupa especialmente. La Fiscalía reclama ahora un paso más: reformar el Código Penal para incluir expresamente estos delitos para permitir a los jueces imponer penas de alejamiento y prohibición de acudir a determinados lugares, como ya ocurre en los casos de violencia de género.

Si se amplía al racismo en el deporte, los tribunales podrían ordenar de forma clara que los condenados no vuelvan a pisar un estadio ni se acerquen a las víctimas. Una reforma que consolidaría el camino iniciado con los insultos a Vinicius y daría a los fiscales más herramientas para combatir el racismo en todos los niveles del fútbol.

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