La convalidación del real decreto ley de permisos retribuidos del Gobierno, a propuesta del Ministerio de Derechos Sociales de Pablo Bustinduy, minorizó algo el impacto de la primera gran derrota legislativa que tendrá el Ejecutivo de coalición este miércoles. De cara al trámite, Junts, que sí apoyó esa medida de permisos, había despejado casi antes de la madrugada del martes el sentido de su voto rozando: no retirará su enmienda a la totalidad —hay otras dos, de PP y Vox— e impedirá que el proyecto de ley para la reducción de la jornada laboral inicie su tramitación en el Congreso. En vista a esta posición, durante la jornada previa a la votación parlamentaria, Sumar, que aún insistía en que hay resquicios para arrancar el favor de Junts, empezaba a allanar una justificación: no se ha fracasado, es la derecha la que lo impide.
Con ello, la confluencia busca desligar a Yolanda Díaz de cualquier responsabilidad de fracaso tras haber apostado personalmente por esta iniciativa, su medida estrella. Para su entorno, la responsabilidad recae en el PP, a quien vienen criticando continuamente desde esta última semana, pero también durante los meses atrás. Pero ahora también señalan abiertamente a Junts, con los puentes rotos. Dicen que los de Carles Puigdemont han tenido "falta de voluntad" para negociar y abrirle paso al proyecto, aunque el reproche público es mucho menor que el privado a la espera de volver a retomar la propuesta y requerir ir de la mano de Junts.
"El culpable es Junts", se concreta, sin hablar tanto en privado del PP, al que se pone presión extra. "No puedes obtener el 100% de lo que pides en una negociación", se asegura en referencia a Puigdemont. La propia vicepresidenta segunda, que defendió el decreto de permisos ayer por la tarde en el hemiciclo, lanzó un órdago asegurando que están perjudicando a 12 millones de trabajadores. Lo hizo solo contra el PP, en esa apuesta de seguir tendiendo puentes a Junts para retomar las conversaciones. "El señor Feijóo, a quien le felicito su cumpleaños, va a dar una sonora bofetada a los trabajadores y trabajadoras, sobre todo trabajadoras, de nuestro país", dijo, asegurando que si no se gana en el Congreso, se hará en la calle. Invitó a la presión social para avanzar a esa reducción.
Fuentes de la confluencia de Sumar aseguran que las razones de Junts para rechazar la iniciativa no son tanto el contenido del trámite sino como los elementos secundarios que lo rodean. Sí se asume que tienen preocupación por la aplicación de ayudas a las pymes y a los autónomos para apoyar la implantación de la ley. Míriam Nogueras, portavoz del partido catalán en el Congreso, incidió en ello en la tarde del miércoles. También que temen destrucción del empleo.
Sumar, pese a todo, ven algo más. "El problema no es la reducción de la jornada, eso ya está muy avanzado en Cataluña. El problema es el endurecimiento de las sanciones y del registro horario", argumentan. Eso Junts no lo quiere. Por otro lado, aunque se admite que Junts dentro tiene un "alma" social que reclama medidas como éstas, para los de Puigdemont la presión del entorno empresarial catalán es clave.
"Junts quiere marcar músculo a la derecha en Cataluña. Frente a los actores económicos, pero también con el electorado" más radical "ante el crecimiento de otros partidos", se afirma. Se señala a Vox y a Aliança Catalana, quien empieza a arañar votos a los neoconvergentes. Eso, en sí mismo, perjudica la propia posición de Sumar cuando dice que a partir de este jueves volverá a retomar el proyecto y las conversaciones, porque se da a entender que Junts nunca apoyará el texto tal y cual se está planteando. Ni si quiera si se incluye menciones al absentismo laboral.
Este martes, durante la rueda de prensa posterior a la Junta de Portavoces —la reunión de la semana pasada adelantó la votación sobre reducción a esta jornada—, la portavoz parlamentaria de Sumar, Verónica Martínez Barbero, instó a esperar hasta el último momento para ver si Junts recapacita y se abre al debate en la Comisión de Trabajo. "No hay un problema de contenidos. Lo que vemos es una falta de voluntad [de Junts]. Se refirió así, aludiendo una vez se le preguntó por si hacen autocrítica, que desde el Ministerio de Trabajo se ha trabajado y negociado sin descanso. Hubo mención directa a las declaraciones del secretario general de Junts, Jordi Turull, que se lamentó previamente por la falta de tiempo que se ha tenido al inicio del curso para negociar.
Desde Sumar se da por perdida ya la votación, aunque insisten en que hasta entonces hay margen de que Junts se abra a seguir negociando no bloqueando la ley
"Queremos transparencia en las negociaciones. No pedimos un voto a ciegas, solo que se habilite la tramitación para negociar", valoró la portavoz. "A veces puede faltar tiempo, pero lo cierto es que si falta, lo aprovechas al final", denunció Martínez tras haberse perdido 24 horas para negociar por el adelanto negativo de Junts. "Si el problema es el tiempo, perfecto, sigamos negociando" en el Congreso. La posición de la portavoz evidenció ese reproche a los neoconvergentes, de que el problema no es tanto el contenido como la estrategia de Junts.
"Aguantamos, el Gobierno sigue"
Además de desligar a Díaz de esta derrota parlamentaria, desde el espacio de Sumar se aboga por seguir adelante, por entender este trámite como otro más pese a que se ha mimado hasta el máximo desde enero, cuando Sumar emprendió una ruta por distintos territorios reivindicando también el SMI y marcando perfil frente al PSOE. Se apostó por el eslogan 'Trabajar menos, vivir mejor'. También, por entonces, Economía y Trabajo entraron en una corta pugna por la forma de plantear la reducción. Los socialistas instaban a acordar con todos los agentes sociales la norma e ir implantándola paulatinamente frente a las prisas de Díaz, de tenerla antes de final de este año.
Aún se ve posible: tanto retomando las conversaciones con Junts y volver a plantear el texto ya trabajado, u optando por forzar la implantación de parte de la ley vía real decreto —pasaría directamente al BOE y no necesitaría ser convalidado—. Esa segunda opción iría destinado a salvar la pieza troncal del proyecto de ley, el control horario íntegramente digital. Aunque su aplicación sería limitada, y no se podría incluir el endurecimiento de las sanciones a las empresas que no cumplan la ley, dado que ello requeriría de una reforma legislativa como la del Estatuto de los Trabajadores. Díaz quiere aprobar todo el conjunto de la ley, y para eso, si el PP no da su brazo a torcer solo le queda convencer a Junts. Los populares piden que se acuerde un texto con la patronal también, que quedó excluida en esta propuesta. Rechazó la bajada de horas y afirmó que hacen falta más para ser más productivos.
Desde Sumar confirman el golpe al Gobierno, pero se pone en valor la agenda social que se viene implementando la anterior y esta legislatura
Por ahora, desde Sumar se rebaja el impacto del fracaso de este primer intento después de nueve meses de trabajo. "No va a repercutir en el Gobierno", en su viabilidad, aseguran fuentes parlamentarias. "Es una derrota, pero aguantamos. El golpe no lo es tanto si se tiene en cuenta la realidad parlamentaria que tenemos". Se pone en valor "los avances sociales" de esta y la anterior legislatura, con medidas como la reforma laboral o las subidas del SMI. Se trabaja ya en una siguiente.
La portavoz parlamentaria de Sumar, apreció en esa comparecencia de prensa del martes que el Gobierno "ya ha demostrado" que puede ponerse de nuevo en pie. Cree que hay más medidas pendientes en las que debe seguirse trabajando. "Hay tantas otras, como la derogación de la ley mordaza, dar la nacionalidad a los saharauis o tomar medidas sobre vivienda...". Este Ejecutivo "tiene cuerda para rato", aseguró. Haber conseguido aprobar definitivamente el decreto de permisos se pone como ejemplo.
Ante futuros intentos de Díaz para recuperar el proyecto, el PSOE se mantiene prudente. Si bien en el partido algunas voces apostaban por retirar el proyecto para evitar escenificar una derrota, ahora fuentes del Grupo Socialista justifican llevarlo este miércoles a pleno. No por la esperanza de que Junts rectifique —debería retirar antes de las nueve su enmienda a la totalidad o, en su defecto, votar en contra de ella posteriormente—, sino por "demostrar que tenemos convicción" con la reducción de jornada.
Aunque los socialistas desde el Gobierno se muestran más discretos con este asunto, acotando la responsabilidad en Sumar, se empieza a compartir línea discursiva: "Si decae no es por nuestra culpa. Basta ya de ponerla en nuestro tejado, hay que ponerla en quien vota que no". Desde el PSOE se comparte esa visión de que Puigdemont está presionado por los empresarios.
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