Mientras en el ala socialista del Gobierno hay preocupación por las consecuencias que pueda haber con Junts, entre los socios más críticos con el Movimiento Sumar y con el liderazgo político de Yolanda Díaz celebran el aplomo de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo en su intervención en favor de la reducción de jornada laboral y frente a Junts por tumbarla el miércoles. En ese pleno, que se prorrogó hasta tarde, ya que se acumularon distintos asuntos por la celebración de la Diada y la ausencia de actividad parlamentaria, Díaz arremetió con dureza contra los de Carles Puigdemont.
Después de meses negociando, con reuniones periódicas con la portavoz de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras, y tras haber elevado a Puigdemont esas conversaciones, los neoconvergentes se negaron a retirar su enmienda a la totalidad. Y la líder magenta, después de contener junto a los suyos los reproches para intentar hacer rectificar hasta última hora a Junts, explotó.
Hay una frase que resume a la perfección lo expresado desde la tribuna contra Nogueras y compañía: "No representan los intereses de los independentistas, sino a la patronal española en sus sectores más reaccionarios (...) que se están forrando". Tras una primera intervención en el que se palpaba la tensión, voces del Gobierno instaron a Díaz a rebajar el tono para no provocar una ruptura definitiva con Junts. De hecho, ya Puigdemont inició el curso augurando un "otoño caliente" en sus relaciones con el PSOE. Esa petición se materializó cuando en su segunda intervención, la vicepresidenta segunda se sosegó frente a Nogueras, aunque incidiendo en el error que suponía ir en contra de 12 millones de trabajadores.
Para fuentes del Movimiento Sumar, Díaz sale notablemente reforzada tras su intervención, algo usual cada vez que interviene desde la tribuna de oradores mientras que, otras veces, no se desenvuelve tan firmemente en otros espacios como pueden ser las entrevistas. Otras voces de la confluencia magenta, que suelen ser más críticas con las decisiones de Díaz e incluso han venido advirtiendo del desgaste de su figura en términos electorales, creen que la intervención del miércoles le permite ganar posiciones de nuevo. No se menciona que tenga que volver a ser candidata. Ni si quiera ella misma ha abordado ese asunto, dado que insiste que de momento está focalizada a las competencias gubernamentales.
Con todo, eso deberá decidirse cuando toque en primarias, y las intenciones son las de agotar la legislatura hasta 2027. Esto se da, cabe destacar, después de que algunos sectores de Sumar vean bien posicionado a Pablo Bustinduy para tomar el relevo del liderazgo de la izquierda a la izquierda del PSOE. Es reseñable que el ministro de Derechos Sociales no fue el encargado el martes de defender el decreto de permisos parentales y de cuidados, recayendo esa tarea en la gallega. Se ha hablado de otras variantes, como una apuesta por Antonio Maíllo, el coordinador de IU, un veterano y reconocida figura en la izquierda clásica.
Este respaldo, desde el punto de vista comunicativo, también puede responder al intento de esos sectores críticos de no desviar el foco de lo que consideran esencial: cuestionar la posición de las derechas, especialmente de Junts. Hay quienes contemplan que si no se consigue sacar adelante la reducción de jornada, aunque sea por la incapacidad parlamentaria y no por la insistencia en las negociaciones, quizá Díaz debería hacerse a un lado para que se exploren otras vías electorales. "Hay que esperar", recalcan pese a todo.
En el PSOE preocupa que la tensión generada por Sumar con Junts repercute en otras cuestiones como los Presupuestos. Los de Nogueras advierten que son carpetas diferentes
Esta confianza en Díaz llega en un periodo complicado pese a ser el inicio del curso, lo que también repercute. Fuerzas que se cuestionan mantener la unidad con lo que hoy es Sumar desconfían de la capacidad de la dirigente para sellar a las diferentes posturas. También hecha atrás su fuerte personalismo en lugar de mimar las estructuras. De ahí el compromiso acordado el año pasado para fortalecer la próxima candidatura desde la base hacia arriba.
Queda aún por saber si el diputado de Més per Mallorca, Vicenç Vidal, a exigencia de la asamblea del partido nacionalista tendrá que pasar al Grupo Mixto del Congreso de los Diputados. Desde Chunta Aragonesista se advierte un creciente recelo a las posiciones de grupo y cada vez se viene marcando más perfil propio. Y a ello hay que sumarle la división de Compromís y el paso de Àgueda Micó a los no adscritos, dejando integrado en Sumar al otro representante valenciano —de Iniciativa del Poble Valencià—, Alberto Ibáñez.
El "éxito" de poner sobre la mesa el debate social
Una de las claves por las que se alaba a Díaz tras el pleno que tumbó su medida estrella es la determinación para dejar de lado los "debates artificiales" y priorizar "la importancia de lo social". "Puso pie en pared frente a los reaccionarios" y consiguió dar la vuelta al argumentario de derrota poniendo en foco y "exigiendo cuentas" a quienes han tirado ese proyecto, dicen desde ese espacio crítico en referencia a PP, Vox y a Junts. Creen que con este marco, Sumar, lejos de quedar tocado por perder esa reforma esencial que se reivindicó en campaña electoral allá por 2023, sale reforzado entre el electorado de izquierdas. Hay "satisfacción" con Díaz por su "defensa impoluta" de la medida, que dejó "sin argumentos" a Junts.
Los neoconvergentes justificaron su rechazo al proyecto de ley por no ver protegido el tejido empresarial catalán, conformado principalmente por pymes y autónomos. Sin embargo, la vicepresidenta segunda planteó esta votación como una dicotomía entre los que están con los trabajadores o con los empresarios. Ese enfoque creen que es el apropiado y que acabará calando en la calle provocando una presión que haga rectificar a Junts en el Congreso: "No solo en el Parlamento se hace política". La posición de Junts, se cree, está impuesta por las presiones políticas, aunque Nogueras lo negó el miércoles. Desde Sumar se considera que la patronal catalana ha apretado las tuercas al partido, a lo que se añade la competencia con otras opciones novedosas que empiezan a comer terreno a Junts, caso de Aliança Catalana.
A juicio de fuentes de Sumar, es muy probable que Junts vuelva a sentarse con Trabajo para retomar las conversaciones sobre la reducción. Y, tras esa presión social, se busque el mejor argumento para justificar pasar de la negativa a la confirmación sin apenas modificaciones del texto propuesto. Se asegura que en ningún momento Junts ha querido negociar realmente por esas presiones externas, y que durante ese diálogo se han propuesto multitud de cuestiones delante para disipar las dudas de Junts sobre cómo puede impactar la ley en esas pymes. Sugiriendo ayudas. "Que lean los documentos", les instan.
Desde Sumar no ven al Gobierno apunto de fracturarse. Aunque se lanzan pequeños reproches al PSOE por no volcarse por completo con esta reforma —se echó en falta la presencia de Pedro Sánchez y varios ministros socialistas en el pleno de reducción— y se afirma que ellos son "el motor" social de la legislatura del que "luego el PSOE se aprovecha", los magentas insisten en la necesidad de apostarlo todo a continuar. Aunque somos un Gobierno con una mayoría que fluctúa —por Junts o Podemos—, está siendo "capaz de incluir debates progresistas y de avances" que con uno de PP y Vox, señalan, no sería posible. Se recalca que en países como en Francia —la inestabilidad es clara, con cinco primeros ministros en los últimos tres años—homólogos como la Francia Insumisa ponen de ejemplo al Gobierno de Sánchez.
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