Con Pedro Sánchez de viaje en Nueva York para acudir a la Asamblea General de las Naciones Unidas, el juez Peinado ha vuelto a ser noticia hoy al conocerse que enviará a juicio -con jurado- a su esposa, Begoña Gómez, por malversación de fondos públicos en la contratación de su asesora Cristina Álvarez. Esta decisión judicial se une a la conocida ayer, de sentar al hermano del presidente del Gobierno, David Sánchez, en banquillo de los acusados por presuntos delitos de prevaricación y tráfico de influencias.
Un panorama político-judicial que ha llevado al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, a preguntarse "¿qué pintan los socios en esta situación? ¿Por qué le sostienen?". Concluye que "a la vista está que no es el beneficio electoral ni el que esperaban obtener de este complot. Sánchez lo ha roto todo", incluida la amalgama "de los partidos que conforman el gobierno y la mayoría parlamentaria". Entiende que la sucesión de derrotas que sufre el Ejecutivo en el Congreso de los Diputados "son el síntoma de un país paralizado, con la legislatura menos productiva de nuestra historia democrática", que demuestra que, en realidad, el inquilino de la Moncloa "nunca tuvo una mayoría para construir sino para resistir".
Y además de su debilidad parlamentaria está el escenario judicial con "un hermano camino de sentarse en el banquillo y su mujer también". Incluso ha llegado a señalar que el propio Sánchez está bajo sospecha desde el momento en que el juez se interesa respecto a quién sugirió el "enchufe" de su hermano por parte de la diputación de Badajoz.
Un "lodazal ético, político y moral" en el que Sánchez "no merece ni ser diputado"
Que la situación -un "lodazal ético, político y moral" en el que Sánchez "no merece ni ser diputado"-, tenga, dice Feijóo, una dimensión impensable en otros países de nuestro entorno que se hubiera sustanciado en dimisiones y/o convocatoria electoral no cambia, sin embargo, la reflexión en torno a la oportunidad o no de presentar una moción de censura contra Sánchez. En el PP insisten en, que les faltan cuatro votos y en que tampoco irán a la búsqueda de los mismos. "Que Junts nos llame" si quiere dar ese paso, dicen en Génova, sabedores de la improbabilidad de que se produzca esa llamada.
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