Lleva tres semanas guardando silencio pero el 10 de diciembre tendrá que romperlo y fijar su posición. El Congreso ha acordado citar ese día al ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, para explicar la posición del Gobierno sobre el Sáhara Occidental tras la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU y en plena ofensiva parlamentaria que une a PP y Sumar para revertir el giro en la ex provincia española y denunciar la ocupación del territorio por Marruecos.

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La fecha será la única sesión plenaria del mes antes del parón de enero, lo que convierte la comparecencia en un punto de presión clave en un conflicto que aleja al PSOE del resto del arco parlamentario, incluido su socio de coalición y sus socios de legislatura. Sumar considera abiertamente el apoyo a las tesis marroquíes firmado por Sánchez en 2022 como “la mayor ruptura” de la política exterior española.

La Junta de Portavoces aprobó la citación a petición de ERC, EH Bildu y el BNG, que reclaman que Albares exponga la posición del Gobierno respecto a las resoluciones de Naciones Unidas sobre el Sáhara Occidental y su impacto en la ocupación marroquí y el derecho a la libre determinación del pueblo saharaui. En paralelo, los grupos también solicitan explicaciones sobre los dos nuevos centros de detención de migrantes instalados por la FIAP —organismo dependiente de Exteriores— en Mauritania.

La sesión obligará al ministro a abordar un asunto que trata de esquivar, tanto él como su gabinete de prensa. Desde que Pedro Sánchez envió en 2022 su carta al rey Mohamed VI avalando la propuesta marroquí de autonomía, el PSOE ha quedado en una situación de aislamiento progresivo. Sus socios parlamentarios, que defienden una solución basada en un referéndum de independencia, se sienten traicionados; mientras tanto, el PP ha aprovechado esta fractura para elevar la presión diplomática y erosionar al Ejecutivo en un terreno tan sensible como la política exterior.

PP y Sumar se alinean

La citación de Albares llega tras una semana devastadora para el ministro en las comisiones del Congreso. Desde el lunes, PP y Sumar han votado juntos hasta en tres iniciativas que exigen revertir el giro del Gobierno sobre el Sáhara, un movimiento que ha situado al PSOE en una posición aún más defensiva.

En la comisión de Exteriores, PP y Sumar impulsaron ayer martes una iniciativa para recuperar la posición histórica de “neutralidad activa” de España en el Sáhara y reconstruir los lazos diplomáticos con Argelia, gravemente dañados desde el aval español al plan marroquí. Otra proposición de Sumar exigió al Gobierno cumplir íntegramente con el derecho internacional y las resoluciones de la ONU, con especial atención al proceso de descolonización del Sáhara Occidental.

Una tercera iniciativa, presentada por el PP en la Comisión de Cooperación al Desarrollo y aprobada el lunes con el apoyo de todos los grupos excepto el PSOE, pide restaurar la coherencia de la política exterior española, señalando explícitamente que el giro hacia Rabat ha roto consensos diplomáticos de décadas; y gastar todo el presupuesto asignado a la ayuda a los refugiados saharauis.

La insólita alianza entre PP y Sumar, que apenas coinciden en ninguna otra materia estratégica, se ha convertido en el elemento más llamativo del panorama político de los últimos días. Ambas formaciones, desde posiciones ideológicas antagónicas, coinciden sin embargo en un diagnóstico común: la necesidad de que España se desvincule del apoyo explícito al plan marroquí y retome una relación equilibrada con Argelia, que -en palabras del PP- es un socio más fiable y estable que Marruecos.

El aislamiento del PSOE y la fractura en la izquierda

El Sáhara ha sido históricamente un punto de unidad para las fuerzas de izquierda en España, que han defendido de forma constante el principio de autodeterminación saharaui. La decisión del Gobierno de alinearse con Rabat consumó una ruptura censurada desde entonces por el Congreso de los Diputados, en un varapalo continuo a la estrategia de Albares.

Este aislamiento ha dejado al PSOE defendiendo en solitario un giro en política exterior que busca presentarse como realista y pragmático, pero que sus críticos describen como un abandono de obligaciones históricas, un debilitamiento de la relación con Argelia y una subordinación a los intereses estratégicos de Marruecos.

Sumar considera que la posición sobre el Sáhara no es negociable. La formación mantiene que España debe alinearse estrictamente con las resoluciones de Naciones Unidas y con su tradicional neutralidad.

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