El informe pericial encargado por el juez que investiga la muerte de dos guardias civiles cuando fueron embestidos por una narcolancha en Barbate (Cádiz) concluye que esta embarcación arrolló de manera intencionada a la zódiac de la Guardia Civil, sin frenar ni hacer ninguna maniobra para tratar de esquivarla.

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El informe del perito que encargó el juzgado que investiga la muerte de los dos guardias civiles el 9 de febrero de 2024, ya ha sido entregado y avala que el piloto no hizo maniobra de desvío para tratar de evitar arrollar a la lancha de los agentes, como argumentaba el piloto de la narcolancha, lo que, según la acusación popular, refuerza la tesis de que la embestida fue intencionada según EFE.

En el informe, según ha avanzado Canal Sur, el perito concluye que la narcolancha fue directa, sin tratar de corregir el rumbo para evitar embestir a la zódiac de los agentes. La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), una de las acusaciones personadas en la causa contra los tripulantes de la narcolancha, ha solicitado al juzgado que el caso sea juzgado por un tribunal popular.

El brutal impacto de la narcolancha contra la zódiac causó la muerte en el acto de los agentes Miguel Ángel González, de 39 años, natural de San Fernando (Cádiz) y buzo del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas) y de David Pérez Carracedo, de 43 años, nacido en Barcelona, residente en Navarra y miembro del Grupo de Acción Rápida (GAR) y además provocó lesiones a otros cuatro agentes.

El 19 de septiembre de 2024 se entregó el piloto de la narcolancha, Karim El Baqqali, de 32 años y de nacionalidad marroquí, y un mes más tarde fueron detenidos los dos tripulantes, que quedaron en libertad provisional el pasado julio.

El juzgado que investiga los hechos esperaba un informe de un ingeniero sobre la trayectoria que siguió la narcolancha antes de embestir a la embarcación de los agentes, para determinar la premeditación con la que el piloto pudo actuar.

Se ha comprobado que el ángulo de aproximación coincidía con la trayectoria frontal de la embarcación de los agentes, aumentando el riesgo de colisión, y la lancha mantuvo un régimen de planeo que impedía cualquier maniobra evasiva efectiva, según el informe.

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