El exministro de Transportes y exsecretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, afronta este jueves una vistilla en el Tribunal Supremo en la que se decidirá si entra o no en prisión provisional junto a su exasesor, Koldo García. En estas horas previas a la cita, y en previsión de que el exsocialista no está dispuesto a caer solo y quiere jugar todas las cartas para, al menos, reducir una futura condena -tiene miedo de entrar en prisión-, Ábalos cargó contra el Gobierno directamente a través de X.

Días después de que los socialistas vengan negando que para la moción de censura de 2018 el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tuvo que reunirse en un caserío del País Vasco con el líder de EH Bildu, Arnaldo Otegi, para conseguir su apoyo -algo que publicó El Español el domingo y en lo que ha insistido posteriormente asegurando que uno de los móviles incautado por la UCO contiene mensajes en los que se dan detalles sobre ese encuentro-, Ábalos ha reafirmado que esa versión es real.

"Sobre la reunión (...) sólo puedo decir lo que me contaron fuentes presenciales, y es que esa entrevista existió", escribió. Fuentes del Gobierno consultadas por El Independiente tras dar esa versión Ábalos, recalcan la misma que vienen dando en las últimas horas: "Es rotundamente falso". Cuestionan esa alusión que hace el exministro a "me lo contaron fuentes presenciales". Desde el Ejecutivo aseguran que, de haber sucedido ese diálogo con el dirigente abertzale "no tendría nada de malo, pero no hubo reunión". Precisan que Sánchez lo habría reconocido, de darse, y que también "lo ha negado Otegi" recientemente.

¿Tambores de guerra entre Ábalos y el Gobierno?

Ante la posibilidad de que Ábalos decida abrir una guerra directa con Moncloa, dada la información privilegiada con la que cuenta por su paso por la cúpula del PSOE y por el Gobierno, dos frentes donde fue una de las principales figuras de confianza de Sánchez, fuentes del Ejecutivo rebajan esa posibilidad. No creen que sea su forma de operar, su estilo. Entienden que Ábalos está "dolido" y "preocupado" por la posibilidad de entrar en la cárcel ante una petición de pena de 24 años por parte de la Fiscalía Anticorrupción.

La principal preocupación de los socialistas y del Gobierno, en estos momentos, no es que Ábalos pueda tirar de la manta -creen, de hecho, que el asunto está amortizado a nivel electoral-, sino qué pasará con su escaño y su acta de diputado de darse el encarcelamiento provisional.

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