La mitad del Gobierno de coalición, la que representa el PSOE, se ha reunido este jueves con la delegación marroquí encabezada por el primer ministro marroquí, Aziz Akhannouch, en la XIII Reunión de Alto Nivel entre España y Marruecos, en una cita marcada por la opacidad total sin rueda de prensa ni declaración institucional posteriores y por el boicot expreso de Sumar.

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El premier marroquí ha sido recibido con honores militares en el patio de armas del complejo presidencial. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha encabezado el saludo institucional en una jornada marcada por la brevedad y la falta de transparencia. La cumbre hispano-marroquí ha durado menos de tres horas y se ha saldado sin declaraciones públicas posteriores.

La ceremonia ha seguido el protocolo habitual reservado a las visitas de alto nivel: formación de la Guardia Real, interpretación de himnos y revista de tropas. Un acto milimetrado que busca proyectar normalidad y cooperación en un momento en el que la relación bilateral atraviesa una fase de entendimiento práctico, pese a los frentes abiertos y las tensiones estructurales entre ambos países, marcado por el viraje de Sánchez en el conflicto del Sáhara Occidental.

La agenda oficial incluye la firma de una docena de acuerdos en ámbitos económicos, digitales y migratorios, además de asuntos sensibles como pesca, control fronterizo y cooperación en materia de seguridad. El Gobierno defiende una cumbre “de trabajo”, sin exposición pública, mientras en Canarias crece la inquietud por la expansión de la influencia marroquí en el ámbito aéreo y marítimo, un elemento que sigue generando debate interno.

Akhannouch aterriza en Madrid bajo la doble condición de socio estratégico y figura polémica en su propio país, donde acumula acusaciones de corrupción y mantiene un papel decisivo en la arquitectura política cercana al Palacio Real.