En el ecuador de la campaña electoral del 12M la no espantada de Pedro Sánchez sigue eclipsando el debate en Cataluña mientras los partidos independentistas ven con creciente preocupación la desmovilización de su electorado. Los sondeos siguen arrojando un 20% de indecisos que aseguran que irán a votar, pero no saben a quién, y ERC es el partido más perjudicado por esa indecisión, con fugas hacia el PSC, Junts y los Comunes.

Los de Carles Puigdemont, por su parte, se mueven entre el enfado y el desconcierto ante la constatación de que la promesa de retorno del ex president fugado solo sirve para conservar su actual presencia en el Parlament. Las encuestas conceden a Junts 32 escaños en sus mejores previsiones, el mismo resultado que obtuvo Laura Borràs en 2021, que dejó a Junts en tercer lugar, por detrás del PSC y Esquerra. Está por encima de los 24-29 que les concedía el CEO de febrero, pero lejos de los 42 en los que se sitúa el PSC en los últimos sondeos.

La reacción de Junts se ha producido por dos vías: por un lado, Puigdemont ha elevado el tono contra Salvador Illa, al que el jueves tachaba de "gobernador civil" a las órdenes del PSOE. La respuesta llegaba un día después por boca del dirigente de UGT Matías Carnero, quien afeó a Puigdemont que reclamara a Pedro Sánchez "ir llorado" a la política. "Llorado se fue él en el maletero y no sé si cagado y meado, pero se fue a Bruselas" afirmó Carnero este viernes, indignando al independentismo.

Más allá del tono cada día más duro de la campaña, Junts se ha recetado un retorno a las esencias convergentes que pasa por la recuperación de los ex presidentes Artur Mas y Jordi Pujol -de Quim Torra nadie se acuerda- y un programa de centro derecha, con promesa de rebajas fiscales y promesas de seguridad y mano dura con la inmigración.

Me siento representado por lo que hicieron CDC y el president Pujol para levantar este país

Carles Puigdemont

Este jueves, Puigdemont exhibia con orgullo sus raíces convergentes. "Me siento representado por lo que hicieron CDC y el president Pujol para levantar este país con políticas pioneras como la inmersión" aseguraba al ser preguntado por la reaparición del ex president para anunciar su apoyo a Junts. "Para mi es un honor que Pujol y Mas me den su apoyo".

Pero lo cierto es que hasta el inicio de la campaña, cualquier portavoz o dirigente de Junts se revolvía cuando era tachado de "convergente". Todos menos el ex alcalde de Barcelona, Xavier Trias, que siempre ha defendido su transición de CDC a Junts. Y Trias ha sido la clave para recuperar a Pujol y Mas como inesperados figurantes de la campaña de Puigdemont. Una campaña que cada vez converge más con la del candidato a alcalde.

El ejemplo de Trias

Como Trias, Puigdemont ha sustituido la marca del partido por su nombre al frente de la candidatura. Si la lista del alcaldable era Trias per Barcelona, la de las autonómicas es Puigdemont per Cataluña. Al personalismo, que Puigdemont siempre ha imprimido a sus campañas, se suma ahora la apelación al electorado ex-convergente que le siguió fiel en sus primeros tiempos, pero ahora parece haber desconectado de la promesa de la independencia.

De hecho, el electorado nacionalista no ha dejado de caer en los últimos años, aunque el crecimiento de la abstención también entre el electorado constitucionalista ha maquillado sus resultados con el mantenimiento de la mayoría absoluta en el Parlament. Pero lo cierto es que CiU cosechó más de un millón de votos en 2012 -las ultimas elecciones a las que concurrió como tal el partido fundado por Pujol- . En 2017, tras el trauma del 1-O y con una participación excepcional Puigdemont obtuvo 948.000 votos.

Cuatro años después se quedaron en 568.000, en unas elecciones marcadas por la pandemia, pero la auténtica debacle se produjo en las generales de 2023, cuando Junts se quedó por debajo de lo 400.000 votos, el 11% de los sufragios. Ahora Junts se enfrenta a una cita crucial para su futuro como partido, y ha salido en busca de los votantes que hicieron invencible a CiU durante dos décadas, la misma fórmula que otorgó a Trias la inesperada victoria de las municipales.

Fuga de voto

En estos comicios, además, Junts no solo debe combatir la abstención de su electorado. También ha de combatir la fuga de votos a dos nuevas opciones que beben especialmente de sus caladeros electorales: la Aliança Catalana de Sílvia Orriols y Alhora, el nuevo partido de Clara Ponsatí.

En el caso de Orriols, las encuestas ya le dan entrada en el Parlament con una intención de voto que se sitúa en torno al 3%. Los sondeos oficiales limitan su representación a 1 o 2 escaños, pero otras fuentes apuntan a una entrada más fuerte. Un escaño seguro por Girona, y dos por Barcelona si alcanza ese 3% en esta circunscripción, al que podría sumarse un cuarto en Lleida, la provincia en la que los últimos escaños están más disputados.

Puigdemont lamentaba estos días, tras agradecer el apoyo de Mas, que hace tres años "no estaba aquí, apoyó a otra opción que tuvo 77.000 votos y ningún escaño". Se refería a la candidatura del PDeCat, partido oficialmente heredero de CDC que se disolvió tras ese fracaso electoral. Pero los sondeos apuntan a un flujo aún mayor de votantes hacia AC.

También bebe mayoritariamente del voto de Junts la candidatura de la ex compañera de Puigdemont en Bruselas, Clara Ponsatí. Los sondeos coinciden en dejar fuera del Parlament al nuevo partido -que reúne a nombres tan reconocidos del independentismo más irredento como el actor Joel Joan- pero también apuntan que podrían sumar hasta 50.000 votantes, que antes probablemente habían apoyado a Junts. En 2021, el coste por escaño fue de menos de 18.000 votos para el partido de Puigdemont, el que más rentabiliza sus apoyos gracias a su peso en Girona y Tarragona.

Adiós a la mayoría independentista

En este contexto, Puigdemont ya habla de ser president sin mayoría independentista en el Parlament, con la consiguiente exigencia de una abstención del PSC. Una afirmación que llevó a Pere Aragonès a recriminarle su falta de confianza en las urnas, aunque tanto en el cuartel general de Junts, como en el de ERC y la CUP saben que se aleja la posibilidad de conservar su valiosa mayoría independentista en el Parlament.

En caso de conseguirla, la entrada de Aliança Catalana puede convertirla en una mayoría inhábil, puesto que tanto Esquerra como la CUP se han comprometido a no formar parte de ninguna mayoría en la que se integre la formación de Orriols. Un pacto al que desde Junts han asegurado que se incorporarán.

La inquietud también recorre las filas de los republicanos, a los que ninguna encuesta concede ya la representación obtenida en 2021. La mayoría de los sondeos los sitúan por debajo de los 30 escaños. Unas previsiones que no ha conseguido remontar la implicación de Oriol Junqueras, multiplicándose en actos de campaña. La respuesta republicana ha llegado en forma de aceradas críticas contra el PSC y el PSOE, convencidos como están de que su estrategia de entendimiento con el Gobierno de Pedro Sánchez les ha castigado más que a Junts.