Un congreso del que ni siquiera la fecha está clara, formalmente sin candidatos y con una militancia dividida y escarmentada por los malos resultados electorales y escándalos internos como la 'guerra de los carteles'. ERC afronta a partir de septiembre un periodo clave para le futuro del partido, que debe decidir entre devolver la confianza a Oriol Junqueras o una renovación total de su dirección. También cual va a ser su estrategia en los próximos meses, tensionada por sus pactos con los socialistas y la presión de Junts.
Un debate que puede marcar el futuro no solo del partido, sino también del Gobierno, la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona. Los socialistas dependen de los republicanos para mantener este "tres en raya" de poder institucional no visto desde el tripartito.
Formalmente la campaña para escoger al próximo presidente de ERC todavía no ha empezado. Pero las dos facciones en liza afilan ya todas su armas, y la primera batalla será la fecha del congreso del partido. El pasado mayo, tras una debacle en las elecciones catalanas del 12M que dejó a Esquerra con 20 diputados, la ejecutiva acordó convocar un congreso extraordinario el 30 de noviembre.
Ahora sin embargo, un centenar de miembros del Consell Nacional de ERC reclaman una reunión del máximo órgano de gobierno del partido para adelantar la celebración del cónclave. Argumentan que los estatutos del partido estipulan que, ante la dimisión del presidente se debe convocar un congreso en el plazo de tres meses. En su momento se pospuso al 30 de noviembre en previsión de una posible repetición electoral. Pero sorteado ese escollo, aducen, no hay motivo para no celebrar el cónclave en septiembre, como estipulan los estatutos.
Calendario a medida de Junqueras
El primero en lanzar la idea fue el propio Junqueras, en una intervención en la Universidad catalana de verano de Prada de Conflent. Y el guante fue rápidamente recogido por ese centenar de consejeros nacionales que han obligado a la actual ejecutiva, liderada por Marta Rovira, a anunciar la elaboración de un informe jurídico al respecto.
Esta semana, los impulsores de la revisión del calendario solicitarán formalmente la reunión del Consell Nacional de ERC para debatir el adelanto del cónclave, que podría avanzarse a octubre. Los firmantes de la petición suman un tercio del órgano, por lo que el debate está abierto. Y el sector rovirista no oculta su enfado por la maniobra, en la que ven un intento de torpedear la formación de una candidatura alternativa a Junqueras.
La ausencia de un candidato alternativo es, de hecho, la gran baza de Junqueras para volver a hacerse con las riendas del partido
La ausencia de un candidato alternativo es, de hecho, la gran baza de Junqueras para volver a hacerse con las riendas del partido. Los partidarios de la renovación total de la ejecutiva, agrupados en torno a Rovira, Pere Aragonès y su equipo en el anterior Govern defienden la propuesta de un "dirección coral" para evitar caer de nuevo en los hiperliderazgos que han marcado la historia del partido en los últimos años.
Pero "la unidad en contra de Junqueras" no se ha traducido de momento en apoyo a ningún líder alternativo, apuntan con ironía desde la candidatura del dirigente republicano. Especialmente tras los anuncios de retirada de los propios Rovira y Aragonès, además de Sergi Sabrià o Marta Vilalta, responsables de la comunicación del partido en los últimos años.
En las últimas semanas las especulaciones han ido desde nombres consagrados como el de Carme Forcadell, presidenta del Parlament en el 1-O, a cuadros desconocidos para el gran público como Marta Vilaret, responsable de la estrategia jurídica de ERC y la voz republicana en la negociación de la Ley de amnistía. Pero los partidarios de la renovación no ocultan que necesitan tiempo para trabar una candidatura alternativa a Junqueras.
Argumentan desde este sector que el adelanto será como máximo de un mes y recuerdan que Junqueras ha intentando acortar los plazos desde que dimitió como presidente del partido el pasado junio. Desde el sector junquerista no ocultan que están a favor de la revisión de la fecha del congreso, pero aseguran que irán a la guerra por el calendario.
Pistoletazo de salida en la Diada
Más allá de la batalla por el calendario, ambos sectores reconocen que el auténtico pistoletazo de salida de la campaña interna para liderar Esquerra se producirá a partir de la Diada, que marca tradicionalmente el inicio del curso político catalán. Hasta entonces, Junqueras proseguirá con sus encuentros de pequeño formato con militantes que le han llevado a recorrer la geografía catalana durante los últimos tres meses.
Un formato con el que el ex presidente republicano busca recuperar la conexión con la militancia y que le ha permitido esquivar el debate sobre el apoyo de ERC a la investidura de Salvador Illa. Junqueras no se pronunció público sobre la cuestión más allá de un críptico tuit en el que expresaba el "respeto" por el trabajo del equipo negociador y "comprensión" por los contrarios al pacto con el PSC.
Desde su equipo, sin embargo, son conscientes de que esa campaña de perfil bajo tiene fecha de caducidad, y el candidato tendrá que empezar a "exhibir músculo". Otro tanto reconocen desde el sector rovirista, en su caso con la imperiosa necesidad de lanzar una candidatura capaz de competir con quien ha presidido el partido durante una década.
El congreso de Esquerra servirá también para dilucidar la futura estrategia de los republicanos, que pese a todo atesoran un papel clave tanto en el Congreso como en el Parlament
Junto al debate de los nombres, el congreso de Esquerra servirá también para dilucidar la futura estrategia de los republicanos, que pese a todo atesoran un papel clave tanto en el Congreso como en el Parlament. Tras cerrar el peor ciclo electoral desde el fin del tripartito, una parte de la militancia lamentaba que ERC hubiera "abandonado" el discurso independentista con la llegada al Govern y los pactos con el PSOE.
Ahora, los republicanos deberán decidir si mantienen el rumbo institucional y posibilista de los últimos años pese a los resultados electorales o vuelve a ligar su estrategia al independentismo ortodoxo que lidera Junts. De momento, la reacción a los intentos del Gobierno por rebajar el concierto económico catalán han mostrado a una ERC en pie de guerra, pero nada está decidido hasta que no se cierre el congreso del partido.
La particular estructura de los congresos republicanos, en los que primero se escoge a la ejecutiva por elección del conjunto de la militancia y meses después se aprueban las ponencias de estrategia política y organizativa, ha dejado en segundo plano el debate político. Pero tanto Junqueras como sus opositores tendrán que avanzar cual es su propuesta estratégica para la Esquerra de los próximos años.
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