Es un residuo habitual, un mar de suciedad innecesario que siembra de basura suelos de cemento. Se ha convertido en un hábito inútil que repiten decenas de miles de personas cada domingo, cada partido. Sucede en todos los estadios de fútbol de nuestro país. Al final del encuentro, cuando los gritos de los aficionados y aficionadas dejan de escucharse sólo queda su eco... y su suciedad. Decenas de miles de cáscaras de pipas con las que intentaron matar la incertidumbre, la inquietud o la decepción. Saladas, de calabaza o sin sal, todas con el mismo destino; el desecho.

En la Real Sociedad no son una excepción. Su estadio, Anoeta tiene una capacidad para casi 29.000 aficionados y sus operarios barren, como otros muchos campos, los interminables pasillos de sus tribunas repletas de kilos y kilos de restos de pipas después de cada partido. Cada temporada se acumulan cerca de 3.000 kilos en el estadio guipuzcoano, según sus estimaciones. Ampliado el cálculo al conjunto de los estadios de fútbol de nuestro país se estima que son más de 100.000 kilos de restos de pipas al año los 'acumula' la liga española. Y por ahora, todas ellas con un único destino, su incineración.

El club guipuzcoano ha decidido acabar con esta costumbre y este destino inútil. La Real Sociedad Fundazioa, la Kutxa y la empresa Ekotrade han decidido darle una utilidad a tanto nervio, a tanta pipa arrojada al suelo. Lo probaron con éxito durante el pasado partido del conjunto 'txuri urdin' con el Athletic Club de Bilbao y con el Huesca y funcionó. Repartieron a los aficionados unos recipientes biodegradables donde depositar los restos de las pipas y poder depositarlos al finalizar el encuentro en unos contenedores específicos. La propuesta fue bien acogida por el público y por ello se va a extender.

Con los kilos de restos que se logran acumular se inicia un proceso que terminará transformando las pipas en abono para los parques y huertos de Guipúzcoa. Los responsables de la iniciativa 'De Anoeta a la huerta de Gipuzkoa' aseguran que con las pipas recogidas se inicia un proceso que se prolonga durante 9 a 12 meses. En este tiempo las pipas recogidas en Anoeta se mezclarán con otros restos orgánicos, con lo que se logra convertir en compost, en abono. De esta manera, además de ahorrar trabajo y esfuerzo en el laboriosos procesos de limpieza que supone la recogida de las pipas del suelo, se contribuye a cerrar el ciclo de un producto natural y tener una actitud respetuosa con el medio ambiente.

La campaña que de modo experimental se puso en marcha hace dos partidos continuará con los próximos encuentros de la Real Sociedad contra el Athletico de Madrid y el Leganés en otras tribunas del estadio. Está previsto que para la próxima Semana Santa el club haya extendido a todo el campo la iniciativa. La campaña de promoción de la medida cuenta con la colaboración de directivos, jugadores y personal del Club en el que invitan a los aficionados a hacer un gesto en favor del medio ambiente y con la fuerza del fútbol como motor.

Una apuesta innovadora con gran impacto y que se multiplicaría de extenderse a estadios con mayor capacidad como el Camp Nou (Barcelona), con cerca de 100.00 asientos, el Santiago Bernabéu (Real Madrid), con 81.000 o el Wanda Metropolitano (Athlético de Madrid), con 68.000 asientos.