Vivimos en la era de Instagram, de Snapchat, de los contenidos efímeros. Hacemos fotos pensando en colgarlas en nuestros perfiles al instante para ganar likes a la velocidad del rayo. Toda esta instantaneidad que han traído las dos grandes redes sociales de imágenes no ha podido, sin embargo, con algunos clásicos que resisten reinventándose.

Fujifilm es uno de estos actores. Su apuesta para seguir en la picota pasa por la Instax Square SQ10, una cámara de fotos híbrida que mezcla lo mejor de las cámaras digitales y de las máquinas tradicionales. La SQ10 toma imágenes y permite editarlas, guardarlas e incluso imprimirlas al momento en papel físico.

La firma estadounidense, la única que sigue apostando por este pequeño segmento de público, ha innovado con este dispositivo, incluso con su forma cuadrada. Las fotografías tienen una calidad más que aceptable para tratarse de una cámara que tiene las limitaciones propias de su tamaño y características. Aún así, capta la luz y el contraste, y es capaz de definir al máximo los colores para que no pierdan esencia ni fuerza.

Tiene dos modos de uso. El primero, para aquellos que no quieran complicarse demasiado la vida, es el automático. Con esta opción activada la cámara opera de manera normal y toma las imágenes de una manera similar a otros modelos parecidos. El manual, que es para usuarios que quieran exprimir de verdad todas sus posibilidades, habilita la opción de tomar instantáneas digitales, almacenarlas, editarlas... Se guardan, además, en una tarjeta microSD con un peso de menos de 1MB por imagen, con lo que se pueden almacenar muchas sin problema.

Este método manual da acceso a todo el potencial a la hora de edición de imágenes que ofrece la Square SQ10. La cámara cuenta con hasta 10 filtros y otras tantas herramientas que se pueden aplicar una y otra vez hasta que nos quedemos contentos. Incluso se pueden combinar dos fotografías diferentes dentro de una misma impresión.

La batería, otro de los puntos clave a la hora de valorar un dispositivo así, también aguanta sin problemas un uso intensivo durante varios días, por mucho que tomemos imágenes, editemos e imprimamos.

La SQ10 se puede comprar por 289 euros en España, en una edición que, sin embargo, no lleva incluidas ni las tarjetas de memoria ni el papel especial que hace falta para imprimir. Ahí es donde el bolsillo puede sufrir, pues un pack de 10 unidades ronda los 12 euros.