En el noroeste de Groenladia hay una instalación científica en la que se buscan en las entrañas del Ártico respuestas que nos ayuden a entender qué está pasando, se hallan pistas de tiempos remotos y se trata de adivinar el futuro. Allí, un total de 36 científicos de 12 nacionalidades están en estos momentos trabajando en el conocido como East Greenland Ice-core Project (EastGRIP), donde se realiza una de las más profundas perforaciones científicas jamás realizadas en Groenlandia: su objetivo es alcanzar los 2.550 metros. Hasta allí llegaron los cinco expedicionarios del Trineo de Viento, capitaneados por su creador, el explorador polar Ramón Larramendi . Pusieron así fin a la expedición Río de Hielo Groenlandia 2017, patrocinada por Tierras Polares , en la que han recorrido 1.200 kilómetros en tan sólo 28 días impulsados por grandes cometas.

Y es que durante esas cuatro semanas han trabajado precisamente para varios de los proyectos que se realizan desde esta base, que en el horizonte aparece únicamente como un gran globo negro rodeado de contenedores y tiendas de campaña. Bajo la superficie, sin embargo, se esconde, tallada en hielo, una gran obra de ingeniería en la que los investigadores trabajan únicamente los meses en los que la meteorología es medianamente benigna en el Ártico.

La base se creó en 1989 a través de la European Science Foundation para perforar la cumbre de Groenlandia

Las instalaciones de EastGRIP llevan años viajando por Groenlandia. Se crearon en 1989 a través de la European Science Foundation para perforar la cumbre de Groenlandia, justo donde se ubica la base Summit Camp, que visitó en 2016 el Trineo de Viento. Allí, entre 1990 y 1992, alcanzaron los 3.029 metros de profundidad, la mayor perforación realizada. Años después, gran parte de la instalación se trasladó al noroeste de la isla para el desarrollo del proyecto europeo NEEM. Entre 2007 y 2011, en ese punto se llegó a los 2.537 metros, hasta alcanzar al hielo de hace entre 130.000 y 115.000 años, el que se formó cuando la Tierra atravesaba un periodo más cálido que el actual.

Base de East Grip

Su objetivo era averiguar cómo había afectado aquel cambio climático al resto del mundo. Terminada su labor, y siempre bajo la coordinación logística del Centro de Hielo y Clima de la Universidad de Copenhague, el interés de los científicos derivó hacia la corriente de hielo del noroeste de la isla que se había detectado pocos años antes. El GRIP viajó de nuevo, entre mayo y junio de 2015, en una operación de gran envergadura, a 465 kilómetros de distancia de su enclave anterior, hasta llegar al Northeast Greenland Ice Stream (NEGIS), la gran corriente sobre la que se encuentra.

En ese punto, el nuevo objetivo es alcanzar los 2.550 metros de profundidad en campañas sucesivas hasta el año 2020 para descubrir su estructura y su historia. La perforación de ese núcleo de hielo, que permitirá estudiar la dinámica de la corriente, se complementa con otras perforaciones menores en los alrededores, siempre en determinadas coordenadas, una tarea que suele realizarse con motos de nieve y en la que ha participado este año, por vez primera, el vehículo eólico español diseñado por Ramón Larramendi. Su potencial para este tipo de trabajos científicos dejó sorprendidos a todos los expedicionarios, hasta el punto que tuvieron que dar una breve conferencia para explicar el proyecto.

Más de 200 metros de cuevas

Para cuando los expedicionarios llegaron a la base, ya se habían perforado 450 metros (200 metros en 2016 y el resto en lo que va de esta campaña), un nivel que afirman que se corresponden a la época de los vikingos. “Nos quedamos impresionados de la obra de ingeniería que hay en el interior, más de 200 metros de cuevas subterráneas que han sido equipadas como laboratorios de ciencia y áreas de almacenamiento de los núcleos de hielo que están sacando. Cada día analizan las muestras y recogen nuevas.

Interior de la base de East Grip

Es un trabajo que llevará muchos años”, aseguraba Laramendi poco después. Pero no sólo se perfora el hielo. Entre los muchos proyectos que allí tienen su base de operaciones, se encuentra el ‘Dark Snow’ sobre el ennegrecimiento de la nieve, del glaciólogo norteamericano Jason Box, y el Ice2Ice, en el que participa el italiano Paul Travis Vallelonga y con el que se investigan los cambios que está experimentando el hielo marino.

Tanto este científico como Box, que formó parte del Panel Internacional del Cambio Climático (IPCC), han contado con el Trineo de Viento para recoger muestras y datos. En estos momentos, EastGRIP tiene un 52% de financiación danesa, pero también de instituciones de otros 11 países, incluido el apoyo de la US National Science Foundation (de EEUU). En el caso de España, la primera colaboración con un proyecto que es puntero a nivel internacional ha sido la participación del eco-convoy Trineo de Viento, si bien podría ser la ‘punta de lanza’ para que España se implicase oficialmente en el proyecto gracias a una plataforma innovadora y a un coste muy económico como es este vehículo. De hecho, allí se ha quedado, desmontado, en uno de los almacenes de la base, a la espera de la expedición que podría hacer con Jason Box el año que viene.

En esta base EastGRIP, a finales de la pasada semana, los cinco expedicionarios de Río de Hielo Groenlandia 2017 cogieron el avión Hércules que les llevó ha su punto de partida, al sureste de Groenlandia: Kangerlussuaq. Lo último que vieron desde el aire, recuerdan, fueron las tiendas desperdigadas que alojan a los investigadores y la gran bola negra bajo la que se esconde un ‘yacimiento’ de hielo.