El compromiso de España con la Agenda Climática se expresa con hechos: hemos cumplido con las obligaciones de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en exigidas por Kioto 1 y estamos en la senda de cumplimiento de Kioto 2, que cubre el periodo 2013- 2020. Todo ello, sin olvidar el marco a medio y largo plazo que supone el Acuerdo de París, sobre el que ya estamos trabajando. Porque los patrones actuales de crecimiento tienen que girar hacia la sostenibilidad, para lo que son necesarios marcos previsibles y cuanto más anticipados en el tiempo mejor.

En ese sentido, la Cumbre del Clima de Bonn (COP23) tiene una gran relevancia, porque de ella y de la próxima Presidencia fiyiana de la COP depende poder garantizar que la comunidad internacional estará en condiciones de asegurar la aplicación del Acuerdo de París a partir del año que viene.

El apoyo de nuestro país a la presidencia fiyiana es pleno. Su liderazgo será clave para asegurar que se llega a 2018 con el trabajo necesario hecho. Tras dos años de negociaciones técnicas, toca ahora consolidar los debates para avanzar en el Programa de Trabajo del Acuerdo de París. Necesitamos avanzar en la letra pequeña del Acuerdo para asegurar su correcta puesta en marcha.

La Cumbre del clima de París de 2015, COP21, supuso un antes y un después en la lucha contra el cambio climático. El compromiso internacional frente al cambio climático se concretó en objetivos claros y vinculantes: evitar que la temperatura del planeta aumente por encima de los 2ºC, intentando limitar el incremento al 1,5ºC. Superar esa temperatura provocaría, como anuncia la ciencia, importantes impactos en nuestros ecosistemas y en nuestras economías. El Acuerdo de París incluye el compromiso de que todos los países pongamos en marcha medidas para reducir nuestras emisiones, y para trabajar juntos por la descarbonización de la economía mundial.

La colaboración de todos, la alianza público-privada en la lucha contra el cambio climático, es fundamental

En definitiva, se trata de impulsar un cambio en nuestras estrategias de desarrollo. Un nuevo modelo de producción y de consumo sostenible y bajo en carbono, cuyos resultados persiguen preservar y dejar un mundo mejor a las futuras generaciones e involucrar en el reto a toda la sociedad, gobiernos, ciudadanos y sector empresarial.

La colaboración de todos, la alianza público-privada en la lucha contra el cambio climático, es fundamental para acelerar la transición hacia un modelo de desarrollo respetuoso con el clima. Un modelo que se basa en las tecnologías limpias y en las innovaciones bajas en carbono.

Menos de un año después de aquella COP21, el 4 de noviembre de 2016, el Acuerdo de París entró en vigor, gracias a la ratificación de la Unión Europea.

Una vez en vigor, se planteaba el reto de pasar del compromiso a la acción. En la Cumbre del Clima de Marrakech, en 2016, se adoptó un calendario para ello. En diciembre de 2018, durante la Cumbre del Clima de Katowice, se deberán cerrar todos los elementos pendientes del llamado Programa de Trabajo del Acuerdo de París.

Este Programa de Trabajo incluye cuestiones como los detalles del marco común de transparencia y obligaciones de información de todos los países; el diseño del mecanismo de revisión por el cual, cada cinco años, es necesario evaluar el progreso hacia la consecución de los objetivos del Acuerdo; o el mecanismo para facilitar la implementación y el cumplimiento del mismo.

Bonn es, por lo tanto, un paso fundamental para seguir por la senda iniciada en París en 2015.

En la COP23 debemos lograr que se progrese de manera equilibrada en todos los elementos del programa de trabajo para así conseguir cumplir el calendario acordado. El objetivo es hacerlo, además, dando participación a los más vulnerables a los efectos del cambio climático.

Bonn tiene que lograr ese progreso en el programa de trabajo. Bonn debe servir para organizar también el Diálogo de Talaona, herramienta con la que evaluar los esfuerzos colectivos de los países y el avance conseguido hacia el objetivo global de reducción de emisiones, logrando evitar el aumento de temperaturas de los 2ºC o, a ser posible, el grado y medio. Y Bonn debe permitir que la Agenda de Acción Global sobre Cambio Climático siga siendo un instrumento útil de visualización del gran número de iniciativas no gubernamentales que están en marcha, y que también marcan los ritmos a los gobiernos al demandarles acciones ambiciosas.

Bonn es, por lo tanto, un paso fundamental para seguir por la senda iniciada en París en 2015.

Isabel García Tejerina es Ministra de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente