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El cánido salvaje, el lobo según Félix

El cánido salvaje, el lobo según Félix

Félix Rodríguez de la Fuente con sus lobos. RTVE

El gran proscrito, este es el título con el que el doctor Félix Rodríguez de la Fuente (1928-1980) subtitula su capítulo dedicado al lobo en el trabajo enciclopédico de Fauna. Publicado por Salvat en el año 1970 esta enciclopedia de 11 tomos fue traducida a 14 idiomas y se vendieron más de 40 millones de ejemplares. Félix Rodríguez de la Fuente cumpliría hoy 90 años de no haber sufrido un accidente de avioneta hace hoy, también, 38 años. Fauna fue la obra escrita más importante del naturalista y divulgador más importante de nuestra historia. El lobo ibérico está asociado a su figura de manera indisoluble. Fue su principal defensor para evitar su extinción en nuestro territorio.

Todo lo abominable, como la sed de sangre, la traición, la cobardía se ha atribuido al lobo por la mente popular

“En esta línea de etiquetar a la fauna con matices del comportamiento humano se ha venido tildando al lobo de cruel durante siglos. Todo lo abominable, como la sed de sangre, la traición, la cobardía se ha atribuido al lobo por la mente popular. Sin embargo, este cánido salvaje, por ser un animal social, resulta sumamente cooperativo, rígidamente jerarquizado y con una inteligencia que supera, seguramente, a la de cualquier otro carnívoro salvaje.” Así describe a el lobo Félix en el tomo dedicado a la fauna euroasiática y norteamericana.

De la Fuente creció en el Burgos rural de la posguerra escuchando todas las maldades que los humanos atribuían al lobo. Una rivalidad que en Fauna atribuye a la gran inteligencia y el comportamiento social de los lobos y que equipara a la de los humanos. “Todo parece indicar que hasta la aparición de la agricultura y el pastoreo el hombre y el lobo compartieron el hemisferio norte sin hacerse una verdadera guerra”. Cuando esto pasó “el lobo se convirtió en un proscrito, en un animal fuera de la ley, cuando el hombre se hizo agricultor y pastor”. Antes de la domesticación los animales no pertenecían a nadie eran de quien los cazaba, la rivalidad, según Fauna, empieza cuando los animales son propiedad de los humanos.

Sensibilidad medioambiental

Repasa Félix en Fauna la persecución internacional del lobo durante los años setenta, una cruenta guerra que en el capítulo español dejaba al mamífero cerca de la extinción. “En la península Ibérica la densidad de lobos ha descendido verticalmente en los últimos veinticinco años. Pudiéndose afirmar que la población en ningún modo superará los mil ejemplares”.

La situación era tan mala en el momento en el que Félix defiende al animal que destaca como logro el hecho que este hubiera sido sacado de la lista de las llamadas alimañas. "Tal medida, que está siendo muy discutida, -explica el texto- implica ya una cierta protección a las especie que, teóricamente, no podría ser cazada más que en época legal y con arma de fuego”. Así de mal estaba la situación que la caza le parecía hasta un respiro para la especie.

El porvenir de estos lobos quedará asegurado cuando no se les combata en los grandes cotos de caza mayor

En el texto de Fauna se apuntan soluciones que satisfagan a los más afectados por el talento depredador del lobo: “No parece lógico, sin embargo, que en las regiones donde los lobos presionan excesivamente sobre la ganadería se controle su población por los métodos más eficaces o se indemnice adecuadamente a los ganaderos que pierden sus reses”. Pero para la mítica publicación queda claro cuál es el futuro de estos mamíferos: “El porvenir de estos lobos quedará asegurado cuando no se les combata en los grandes cotos de caza mayor, donde no sólo constituyen un preciosísimo trofeo sino que resultan de gran utilidad en la selección natural de los cérvidos, tan dañados en este aspecto por el impacto de los cazadores que abaten siempre a los mejores ejemplares”. Félix adoptó a Sibila y Remo, dos lobeznos que se habían quedado huérfanos tras una cacería, el estudio de la manada que crió en cautividad fue fundamental para la elaboración de este capítulo de su enciclopedia que ilustra con fotos de ellos.

Para el naturalista el aullido del lobo era no solo su característica más especial, sino una llamada de la naturaleza que no se podía perder. “En las quietas noches del Cuaternario, nuestros antepasados paleolíticos debieron escuchar desde sus tibias cavernas el aullido salvaje del cazador libre. En algunas aldeas de España aún puede oírse el aullido del lobo, del mítico, del vagabundo, del incomprendido lobo. Todo parece indicar que, si las leyes se cumplen, en el solar carpetovetónico se seguirá escuchando en los años venideros una llamada que privaría a muchas serranías de toda su grandeza el día que enmudezca”. Para los ecólogos y medioambientalistas de más de cuarenta años será difícil leer estos entrecomillados sin que la voz de Félix Rodríguez de la Fuente resuene en su cabeza. Su labor divulgativa está considerada como la semilla de la conciencia ambiental de España, muy especialmente de las 30.000 personas que se manifestaron el año pasado por Madrid en defensa del lobo. Una cifra que el próximo día 18 quieren aumentar.

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