La genetista estadounidense Mary-Claire King ha sido galardonada con el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2025 por una trayectoria que ha cambiado la historia de la ciencia y ha dejado huella en los derechos humanos. Su nombre está asociado a tres hitos mayúsculos: demostrar que compartimos el 99% del ADN con los chimpancés, descubrir el gen BRCA1, implicado en el cáncer de mama y ovario y desarrollar una técnica para identificar genéticamente a los nietos desaparecidos durante la dictadura argentina.
El jurado del premio ha destacado sus "contribuciones pioneras en la aplicación de la genética al estudio y prevención del cáncer, la similitud entre especies y la defensa de los derechos humanos". En palabras de algunos de sus miembros, como Erika Pastrana (Nature Research Journals) o el físico Alberto Aparici, el fallo reconoce también un ejemplo de compromiso social poco habitual en el mundo científico.
Nacida en Chicago en 1946 y formada en la Universidad de California en Berkeley bajo la tutela del bioquímico Allan Wilson, King revolucionó la biología evolutiva en 1973 al publicar su tesis doctoral, en la que demostraba que la diferencia genética entre humanos y chimpancés era mínima. Aquello desmontaba mitos sobre la excepcionalidad de nuestra especie y abría nuevas vías de estudio en genética comparada.
Una genetista revolucionaria
A mediados de los 70, tras una estancia postdoctoral en San Francisco, King comenzó a investigar el cáncer de mama. En 1990, identificó un único gen –el BRCA1, ubicado en el cromosoma 17– cuya mutación incrementaba significativamente el riesgo de padecer cáncer de mama y ovario. Su hallazgo cambió la forma de entender estas enfermedades y permitió desarrollar métodos de diagnóstico genético preventivo que han salvado millones de vidas.
Pero su impacto no se limitó a la ciencia médica. En los años 80, King colaboró con las Abuelas de Plaza de Mayo en Argentina y desarrolló el llamado "índice de abuelidad", una fórmula genética capaz de demostrar el parentesco entre abuelas y nietos desaparecidos durante la dictadura. Gracias a su metodología, más de 130 niños robados fueron identificados y reintegrados a sus familias. El trabajo de King fue decisivo también en la creación del Banco Nacional de Datos Genéticos en Argentina, pionero en su género.
Ciencia que cambia vidas
En los últimos años, King ha extendido sus investigaciones a los orígenes genéticos de la esquizofrenia y ha participado en estudios sobre mutaciones de novo que afectan a la neurogénesis fetal. Su carrera, a caballo entre la investigación biomédica, la defensa de los derechos humanos y la divulgación científica, le ha valido numerosos reconocimientos internacionales, como la Medalla Nacional de Ciencias de Estados Unidos (2016), el Premio Gairdner de Canadá (2021) o la Public Welfare Medal de la Academia Nacional de Ciencias (2025).
El Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica corona ahora una vida entregada a la ciencia y a la justicia. En palabras del biólogo Ginés Morata, también galardonado en su día con este premio, "Mary-Claire King no solo ha hecho descubrimientos científicos extraordinarios; ha demostrado que la ciencia puede cambiar vidas".
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