La reciente publicación de un documento oficial del Gobierno de Estados Unidos por el Departamento de Energía sobre cambio climático titulado Revisión crítica de los impactos de las emisiones de gases de efecto invernadero en el clima de los Estados Unidos ha confirmado que el país gobernado por Donald Trump ha abandonado la ciencia. El informe asegura que las emisiones de gases de efecto invernadero no tienen apenas impacto en el clima de nuestro planeta. El país que ha liderado el mundo en el último siglo apoyándose en su desarrollo científico y tecnológico decae en la crisis anticientífica que predijo en 1995 el astrónomo Carl Sagan (1934-1996) antes de morir.
El secretario de Energía Chris Wright, que es creador de una empresa petrolera, presentó este polémico informe que ha sido rechazado por todas las fuentes científicas fiables del mundo. Sus autores seleccionados por el propio secretario de energía son cinco científicos conocidos por sus posicionamientos negacionistas. Cinco frente a los 721 científicos voluntarios, provenientes de 90 países, que firman el Sexto Informe del Panel Intergubernamental de la ONU sobre cambio climático (IPCC). "Esto demuestra lo lejos que hemos caído", afirma Naomi Oreskes, historiadora de la ciencia en la Universidad de Harvard. "La negación del cambio climático es ahora la política oficial del gobierno estadounidense", ha sentenciado ante este momento crítico para ciencia en EEUU.
Carl Sagan fue uno de los primeros científicos en alertar sobre el peligro del cambio climático y el calentamiento global causados por la actividad humana en la Tierra. Sus investigaciones sobre el efecto invernadero en Venus llevaron a Sagan a advertir que un proceso similar, aunque en menor escala, podría suceder en la Tierra si continuábamos incrementando las emisiones de gases de efecto invernadero, como otros científicos estaban ya advirtiendo.
En 1985, Sagan testificó ante el Congreso de Estados Unidos sobre los peligros del calentamiento global, subrayando la gravedad de liberar grandes cantidades de gases contaminantes en la atmósfera y las posibles consecuencias irreversibles para el equilibrio climático del planeta.
En su libro El mundo y sus demonios, publicado en 1995, hizo una defensa profunda de la ciencia y del pensamiento crítico como herramientas fundamentales para combatir la pseudociencia, la superstición y las falsas creencias que pueden causar daños sociales, políticos y económicos. Sagan explica el método científico y ofrece un "kit del escéptico" con herramientas. El libro reflexiona sobre el mal uso de la ciencia, la importancia de entender su impacto ético y social, y critica aspectos del sistema educativo y la sociedad que fomentan la ignorancia y el temor hacia la ciencia.
En este libro hay varias advertencias al futuro sobre los peligros de no escuchar a la ciencia, pero la más nítida es la que describe como sería el mundo de sus nietos, nuestro mundo de hoy, en particular, Estados Unidos.
“Preveo cómo será la América de la época de mis hijos o nietos: Estados Unidos será una economía de servicio e información; casi todas las industrias manufactureras clave se habrán desplazado a otros países; los temibles poderes tecnológicos estarán en manos de unos pocos y nadie que represente el interés público se podrá acercar siquiera a los asuntos importantes; la gente habrá perdido la capacidad de establecer sus prioridades o de cuestionar con conocimiento a los que ejercen la autoridad; nosotros, aferrados a nuestros cristales y consultando nerviosos nuestros horóscopos, con las facultades críticas en declive, incapaces de discernir entre lo que nos hace sentir bien y lo que es cierto, nos iremos deslizando, casi sin darnos cuenta, en la superstición y la oscuridad.
La caída en la estupidez de Norteamérica se hace evidente principalmente en la lenta decadencia del contenido de los medios de comunicación, de enorme influencia, las cuñas de sonido de treinta segundos (ahora reducidas a diez o menos), la programación de nivel ínfimo, las crédulas presentaciones de pseudociencia y superstición, pero sobre todo en una especie de celebración de la ignorancia”.
En este libro el científico destacó como vivimos rodeados de tecnología y productos de todo tipo que usamos y consumimos a diario y que todos tienen siglos de conocimiento científico y evolución humana, pero que los sistemas educativos no ponen en valor para trasmitir a los estudiantes su importancia. Usamos cosas a diario que no sabemos cómo funcionan y como han llegado a funcionar o a ser así. Ese desconocimiento es una gran puerta de entrada a las supersticiones, bulos y teorías falsas para explicar la realidad.
Carl Sagan era un convencido del poder de la educación y del pensamiento crítico como antídoto ante la ignorancia colectiva, advirtió que la pérdida de estas capacidades no solo amenazaría la ciencia, sino también la democracia y el futuro de la civilización.
La ignorancia no era para él simplemente falta de conocimiento, sino una actitud peligrosa de rechazo al saber y a la complejidad, frecuentemente utilizada como herramienta política para manipular y polarizar a la sociedad. La predicción de Sagan es hoy política oficial de EEUU.
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