Imagina mirar al cielo una noche cualquiera, con el aire frío rozándote la cara, y saber que entre esas estrellas hay algo moviéndose que no pertenece a nuestro sistema solar. No un satélite, ni un planeta, ni siquiera un cometa de los de siempre. No. Es 3I/ATLAS, un visitante que ha cruzado la frontera del espacio interestelar para recordarnos lo poco que sabemos del universo.
Este cometa fue descubierto el 1 de julio de 2025 por el sistema ATLAS en Chile. Desde el principio, los astrónomos supieron que no era "uno más". Su trayectoria es hiperbólica, lo que significa que no orbita alrededor del Sol, sino que viene de fuera y se va para no volver jamás. En otras palabras, estamos viendo pasar un forastero cósmico que viene de un lugar que ni siquiera podemos imaginar.
Una cápsula del tiempo del otro lado de la galaxia
Lo que ha dejado a los científicos boquiabiertos es su composición. Gracias al telescopio James Webb, se descubrió que su atmósfera está llena de dióxido de carbono (CO₂) en cantidades que no se habían visto jamás en un cometa. De hecho, tiene unas ocho veces más CO₂ que agua. Mucho más de lo que conocemos.
También contiene trazas de monóxido de carbono, agua y carbono, aunque en cantidades mucho más modestas. La misión SPHEREx detectó que la nube de CO₂ se extiende por al menos 348.000 km alrededor del núcleo, un halo enorme que refleja su naturaleza poco común.
El núcleo, según imágenes del Hubble, podría medir hasta 5,6 km de diámetro, aunque algunos estudios sugieren que podría ser mucho más pequeño si gran parte del brillo que vemos proviene del polvo de la coma.
Algunos astrónomos, como el famoso Avi Loeb, han señalado que para que no se observe una aceleración no gravitacional significativa, el cometa debería ser más pesado de lo esperado: ¡más de 33 mil millones de toneladas!. Su cola de polvo también se comporta de manera peculiar, con direcciones inusuales posiblemente influidas por la dinámica del gas y el viento solar.
Desde el Instituto de Astrofísica de Canarias, lo llaman "una cápsula del tiempo interestelar". Posiblemente porque conserva materiales de su sistema original, de hace miles de millones de años, mucho antes de que el Sol o la Tierra existieran.
La fecha clave: 29 de octubre de 2025
Los telescopios de todo el mundo, desde el Observatorio del Teide hasta el James Webb, están apuntando hacia él. El día más importante será el 29 de octubre, cuando el cometa pase más cerca del Sol (su perihelio). Ese momento será clave porque podría revelar cómo reacciona su núcleo al calor solar.
Avi Loeb de Harvard y otros investigadores han advertido que ese día podríamos ver cosas "fuera de lo normal". Loeb fue quien puso sobre la mesa que Oumuamua, el primer objeto interestelar detectado, podría no ser natural. Por eso, entre broma y nervios, muchos científicos han dicho: "mejor coged vacaciones antes del 29".
Un visitante lleno de misterios
3I/ATLAS está haciendo cosas que ningún cometa de los que conocemos hace. Cambia de brillo sin razón, emite gases desconocidos y su núcleo refleja la luz de una manera extraña. Algunos lo comparan con un espejo helado viajando por el vacío.
La verdad es que nadie sabe con certeza qué lo está haciendo comportarse así. Hay quien sugiere que podría ser un fragmento de un planeta helado destruido en otro sistema. Otros, más soñadores, dicen que tal vez —solo tal vez— no sea completamente natural. Pero hasta que no tengamos más datos, la ciencia mantiene los pies en la Tierra (aunque los ojos, claramente, en el cielo).
Más que un cometa: un recordatorio
Sea lo que sea el 3I/ATLAS, su visita nos recuerda que el universo no nos pertenece. Somos apenas una nota en una sinfonía cósmica enorme, y de vez en cuando, una nota de otro lugar resuena en la nuestra.
Este cometa no se quedará mucho tiempo. Pasará cerca, dejará a los científicos con miles de preguntas nuevas, y seguirá su camino hacia lo desconocido. Pero, mientras tanto, nos deja la sensación de asombro. Esa emoción que sentimos cuando miramos el cielo y recordamos que aún hay misterios esperándonos allá arriba.
Así que, la próxima vez que mires las estrellas, piensa en el 3I/ATLAS. Un viajero silencioso, antiguo y extraño, que cruzó todo el espacio solo para que , al menos por unos días, levantemos la vista y nos preguntemos de nuevo: ¿Qué más habrá ahí fuera?.
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