"Hace cosa de un año vimos una foto trucada del papa con un abrigo blanco, que se había creado con inteligencia artificial y se hizo muy famosa. Y nos quedamos impactadísimos, parecía el más chulo de su casa. Hablando de este tema llegamos a la conclusión de que ya empezaba a costar diferenciar las cosas que se habían creado con IA de las que eran reales. Y que en un futuro haría falta un distintivo, como una especie de pegatina o aviso, que te informara de si lo que estás viendo ha sido generado por una IA o tiene carácter íntegramente humano".

A Martí Santiago y Lucía Polinario se les encendió en ese momento la bombillita. "Yo había empezado a trabajar en un bufete de abogados especializado en temas de propiedad intelectual. Y ahí descubrí la figura de las marcas de certificación que hay en la UE, que sirven para acreditar que un proyecto o servicio cumple con una serie de estándares o reglas. Para mí fue un gran descubrimiento ver que, en la mayoría de los casos, eran empresas privadas. Y cómo vimos que hacía falta algo así para demostrar que un trabajo ha sido realizado solo por humanos pensamos, ¿oye y si lo hacemos nosotros?", relata Polinario.

En ese momento ambos se pusieron en marcha para impulsar By Humans, un sello de certificación que avala que "un producto o servicio no ha utilizado IA durante su producción, distribución y/o difusión". Lo han hecho, según explican, porque la explosión de esta tecnología supone una "amenaza" para los trabajadores, que podrían ser "sustituidos" por estas máquinas. Y por eso quieren "representar, proteger y dotar de merecida distinción al oficio de las personas", especialmente en las labores creativas, inventivas, artísticas y singulares, que consideran "inimitables y definitorias de la especie humana".

Se trata de la primera marca de certificación de estas características registrada en la EUIPO, la Oficina Europea de Propiedad Intelectual. "Registrar una marca así es complejo. Fue un proceso relativamente largo, que empezamos en abril o mayo del año pasado y que ha culminado este enero, cuando nos dieron la concesión. Nos consta que en Europa no hay precedentes, y en EEUU tenemos dudas. Así que es posible que seamos los primeros del mundo en crear una empresa así, al menos que esté registrada. Es algo tan novedoso que no existe un mercado. Hay todo un camino por explorar", relatan ambos.

Los dos insisten en que no están en contra de la IA como tecnología, que aseguran que será muy útil, o incluso clave, en algunos aspectos. Pero se muestran convencidos de que en este momento hay que "proteger a las personas". "La IA genera algunos conflictos, y todavía no está regulada en muchos aspectos. Pero aunque esta tecnología podrá hacer algunas cosas mejor que los humanos, no conectará tanto con el público. Ahí va a estar la diferencia", subraya Santiago.

Proceso para conseguir el sello

El método que usarán para determinar si se ha utilizado o no IA está basado en una doble vertiente. Lo explica Polinario: "Por un lado habrá un análisis humano. Por ejemplo, para acreditar que no se ha usado IA en una sesión de fotos de una campaña publicitaria hablaremos con el fotógrafo, con todo el equipo y con todos aquellos que hayan trabajado en el proceso para hacerles algunas preguntas, como dónde encontraron la inspiración, qué equipo usaron o si emplearon maquillaje. Y por otro lado usaremos un software que puede reconocer el uso de IA".

Es importante recalcar que el sello se otorga a un determinado producto o servicio. Es decir, que si una compañía o un particular quiere certificar que no ha usado IA en tres campañas publicitarias distintas, tendrá que contratarlo tres veces (aunque para esos casos hay descuentos). La tasa inicial es de 89 euros, un pago que permite que By Humans estudie tu producto o servicio y haga una auditoría. Si no hay ningún problema, pasas a pagar una cuota anual por mantener el sello, cuyo importe varía en función de si eres una gran empresa, una pyme o un autónomo. Pero si durante ese primer análisis detectan que se ha usado IA el proceso finaliza ahí mismo.

 Lucía Polinario y Martí Santiago, fundadores de By Humans

Pero es más complejo que eso. Porque las empresas y los particulares serán "vigilados" de cerca durante el periodo anterior a adquirir el sello (entre 6 y 12 meses) y durante un periodo posterior de dos meses si deciden no renovarlo. El objetivo, según explicaron los creadores de By Humans, es demostrar que no han utilizado la IA "de manera continuada en el tiempo", algo que no considerarían "ético", y asegurarse de que no están trabajando con esta tecnología mientras tienen el certificado.

Si un cliente incumple esto, o cualquier otro apartado del reglamento disponible en la web de By Humans, habrá sanciones, que pueden ser desde 300 euros hasta más de 100.000 de multa, dependiendo de si se consideran leves, graves o muy graves. "Es algo que hay que incluir sí o sí en las cláusulas de una marca certificación como la nuestra cuando la creas. Pero no tenemos aspiraciones de ganar mucho dinero con esto. Ojalá no tengamos que ponerlas, pero si sucede vamos a destinar el 40% del importe a ONG europeas dedicadas a la empleabilidad, que ayuden a la gente en paro", aseguran.

Posibles clientes

El sello permite certificar un trabajo en nueve campos distintos: escritura, traducción, producción audiovisual, ilustración, producción musical, diseño arquitectónico, planos y dibujos técnicos, código informático y recursos humanos. "Hay tres grandes grupos de clientes que pensamos que pueden estar interesados en esto. Primero, las empresas que valoren mucho la parte ética. Segundo, las que valoren mucho a las personas y dediquen tiempo y medios a hacer que la gente se sienta bien. Y por último las que le den mucha importancia al nivel creativo y sean rompedoras. Aunque algunas compañías pueden mezclar varias de estas cosas", resume Santiago.

Ejemplo de un libro con el certificado de By Humans

Aunque By Humans está dando ahora sus primeros pasos, sus creadores ya tienen toda una hoja de ruta trazada. Durante esta primera etapa simplemente quieren que los potenciales clientes les conozcan para poder empezar a calibrar el interés que genera su producto. El siguiente paso ya sería tomar la iniciativa directamente, y ponerse en contacto con ellos para ofrecérselo. Pero en el futuro también manejan la idea de tener "embajadores", que califican como "perfiles que representen lo que queremos aportar", a los que les ofrecerán el sello de forma gratuita. Y no descartan tampoco realizar una ronda de inversión o un crowdfunding.