Miles de jóvenes salieron hoy a las calles de las principales ciudades del mundo para gritar contra el cambio climático y la inacción de los gobiernos para proteger el planeta. Wellington, Sídney y Melbourne fueron de las primeras en rugir. Después se unieron Tokio, Hong-Kong, Bangkok, Ciudad del Cabo y las principales metrópolis de Europa en un movimiento en expansión, el #FridaysForFuture, que persigue nuevas políticas para frenar el calentamiento global.

La mecha la prendió la sueca Greta Thunberg en agosto de 2018, cuando se sentó delante del Parlamento sueco con su mochila y su pancarta para protestar. Thunberg, de 16 años, empezó a remover conciencias entre los jóvenes y consiguió unir a estudiantes de medio mundo hasta desembocar en las manifestaciones de hoy. Según la Fundación Europea del Clima, se esperaban concentraciones en 1.300 ciudades de más de 100 países. Buena cuenta de ello daba la propia Thunberg en su cuenta de Twitter, donde fue colgando videos de las principales concentraciones.

Los estudiantes se hacen notar en España

Los centros de las principales ciudades de España también se llenaron de estudiantes y pancartas. "Cuando no haya planeta, va a dar igual el dinero que tengas", señala Ana, estudiante de biotecnología, en la calle Alcalá de Madrid mientras un río de personas (4.000 según fuentes policiales) se dirige desde la Puerta del Sol hacia el Congreso de los diputados. "Tenemos que reducir el consumo de carne y de plástico y usar el transporte público. Pero lo importante es un cambio a nivel gubernamental. Si los Gobiernos no hacen nada, da igual lo que se haga a nivel individual".

Y ahí es donde apuntan las consignas. Los líderes internacionales, las multinacionales y el capitalismo son la diana de los gritos. "Si el planeta fuera un banco, ya lo habrían rescatado", cantan cientos de jóvenes. "Las culpables son las multinacionales", siguen mientras alzan sus pancartas.

La mayoría de los asistentes son estudiantes en huelga. Se ven rostros imberbes, muchas mochilas que hoy no acudieron a las aulas. También familias con hijos pequeños. "Es una forma de concienciarles en valores, de que piensen en su presente y en su futuro", cuenta José junto a su mujer y sus dos hijos, que cambiaron hoy el colegio por la manifestación. "Lo importante es hacerles ver el destrozo del planeta".

De vez en cuando, y aunque la manifestación fue convocada por y para estudiantes, se atisba también alguna cana. "Somos muy poquitos porque no nos han invitado", se ríe Francisco, de 72 años. "Creo que la gente mayor tiene la misma conciencia que los jóvenes o más", añade. Pero muchos de los presentes no comparten ese pensamiento. "Las personas mayores tienen que cambiar hábitos, necesitan un punto de inflexión en el que empiecen a cuestionarse sus hábitos, sus costumbres y el ritmo que llevamos. Es insostenible", sostiene Aitana, estudiante de Derecho y que lleva una mascarilla como símbolo de protesta contra la contaminación.

Malestar con el Sindicato de Estudiantes

El exceso de protagonismo del Sindicato de Estudiantes en la manifestación de Madrid y algunas de sus proclamas no han gustado a muchos de los asistentes a la misma, ni a los grupos que han ido, poco a poco, sumando fuerzas para movilizar a los miles de jóvenes hoy en Madrid y en toda España. Fuentes de la organización han expresado a este periódico su malestar por el “intento de apropiación ilegítima” por parte del Sindicato de Estudiantes de la manifestación. Entre las miles de personas presentes en la manifestación había miembros de partidos políticos, sindicatos y organizaciones ecologistas como Ecologistas en Acción o Greenpeace y ninguna de estas organizaciones ha mostrado emblema o logo propio para no restar protagonismo a Juventud por el Clima, agrupación que ha conseguido una movilización histórica entre los estudiantes españoles.