Este 2020 han muerto tres osos por la acción del hombre en España, el último a finales de noviembre, tiroteado "accidentalmente" por un cazador en Palencia. A pesar de estos sucesos, las poblaciones de osos en España continúan en aumento, pero la situación todavía es delicada. Se calcula que hay más de 300 osos en España, que se encuentran divididos en dos núcleos, la Cordillera Cantábrica y los Pirineos, en los que el escenario por el que atraviesan y los planes de actuación son diferentes. En  la década de los 90 se iniciaron los planes de protección y de conservación del osos en España, que también están dedicados a la preservación del medio natural. Gracias a estos proyectos se ha conseguido revertir la situación de retroceso de los osos.

La población de osos de la Cordillera Cantábrica es la más grande (alrededor de 280) y se extiende por las regiones de Lugo, León, Palencia, Asturias y Cantabria. Hasta finales del siglo XX, el número de osos sufrió una importante reducción. Sin embargo, a mediados de la década de los 90 se consiguió revertir la situación y se inició una tendencia de crecimiento. Además, la recuperación de los osos se está logrando a través de ejemplares autóctonos, lo que ha conseguido evitar la extinción del oso español.

Osa con osezno en la Cordillera Cantábrica. Fundación Oso Pardo

En las montañas del litoral cantábrico se diferencian dos subpoblaciones: la occidental y la oriental. La occidental ocupa desde los Ancares lucenses y leoneses y llega a la zona central de la cordillera, entre las provincias de León y Asturias. Alberga la mayor población y, en 2018, se estimaba que rondaba los 280 osos. El núcleo cantábrico oriental abarca la Montaña palentina, la Montaña oriental leonesa y los montes cántabros de Campo de Suso, Polaciones y Liébana; igualmente, hay presencia en el este de Asturias. En 2018 se estimaba que había aproximadamente 50 ejemplares. Para determinar la población, la Fundación Oso Pardo se basa en el número de osas con crías que detectan en los seguimientos anuales.

El principal problema en la Cordillera Cantábrica es la conexión de los núcleos aislados

Los dos ejes de población de osos en la Cordillera Cantábrica (oriental y occidental) se encuentran separados por una franja de entre 50 y 60 kilómetros, lo que se denomina corredor interpoblacional. "El principal problema que enfrenta la recuperación del oso pardo en la Cordillera Cantábrica es la conexión de los núcleos aislados, aunque en los últimos años gracias al crecimiento de las colonias se están produciendo desplazamientos por el corredor", destaca a El Independiente Fernando Ballesteros, director de proyectos de la Fundación Oso Pardo.

La Fundación asegura que en 2008 fue la primera vez que en la parte oriental se detectaron los primeros osos 'híbridos', que contaban con padre occidental y madre oriental. Apuntan a que los machos son los que están haciendo el trasiego de una zona a la otra, con lo que se está consiguiendo acabar con el aislamiento genético. En cambio, las osas no se desplazan del lugar donde nacen. Por el momento, no se ha detectado ninguna osa que haya cruzado el corredor. Esto provoca que todavía se tenga que hablar de dos subpoblaciones en la Cordillera Cantábrica. Hay un área entorno a los 8.600 kilómetros cuadrados con presencia permanente de osos y, en los últimos años, hay nuevas zonas cada vez mayores de presencia esporádica.

La población de osos en los Pirineos

"La situación que atraviesan los osos en los Pirineos es mucho más grave", sostiene Ballesteros.  Desde la Fundación declaran que la persecución humana ha provocado la extinción de la especie autóctona. En el siglo XX había 200 osos y, en 2004, murió la última hembra propia de la zona, 'Cannelle'. A partir de entonces se considera extinguida la especie, ya que solo quedaban ejemplares machos. En el proyecto de conservación de los osos en los Pirineos "hizo falta reintroducir osos de Eslovenia, para lo que se trabajó con el gobierno francés, toda vez que la colonia de osos de los Pirineos no entiende de fronteras y transita tanto por la parte española como por la francesa", afirma Ballesteros.

Hizo falta reintroducir osos de Eslovenia

Se han hecho cuatro sueltas de osos eslovenos. La primera fue en 1996-1997 en Francia, donde se liberaron dos hembras y un macho. La segunda suelta también fue en Francia, en 2006, y fueron cuatro hembras y un macho. En 2016 se introdujo un macho en España, en el Pirineo Catalán. Y la última suelta fue en 2018, cuando se liberaron a dos hembras en Francia, en esta ocasión en el Pirineo Occidental, que hasta entonces solo contaba con dos machos. Fernando Ballesteros declara que "la incorporación se ha hecho mediante estudios genéticos que determinaban la viabilidad y la adaptación al entorno de los osos". La Fundación Oso Pardo destaca que gracias a la "buena adaptación" se ha conseguido regenerar la población. En 2018 se estimaba que había un mínimo de 48 osos.

En Francia destaca la presencia de los osos en los valles occidentales de Aspe y Ossau y se extiende hasta el macizo del Carlit en el Este. Algunos osos también transitan por algunas zonas boscosas del nordeste de Andorra. En el sur de la cordillera, los osos habitan desde el valle del Roncal (Navarra) hasta el valle de Cerdaña (entre Lérida y Gerona). La Fundación destaca la presencia de osos machos sobre todo en los valles navarros del Roncal y en los de Ansó y Hecho, en Huesca; asimismo, las osas con crías en el valle de Arán y en Pallars Sobirá, ambos en Lérida.

Situaciones de conflicto con los osos

Desde la reintroducción y el fortalecimiento de las poblaciones de osos pardos en las montañas españolas "se han producido situaciones de conflicto, ya que tras muchos años sin osos las actividades humanas en el entorno se han tenido que adaptar a la nueva situación, caso de la ganadería y la apicultura. El mayor riesgo lo tienen los ganados de ovejas, porque los osos pueden atacarlas", sostiene Ballesteros.

Las conflictos también se producen con otras actividades, como la cinegética. Y en otros casos, los osos también han sido víctimas de ataques por personas. Este 202o han muerto tres osos por causas no naturales. El jueves se levantó el secreto de sumario del caso del oso 'Cachou', que fue hallado sin vida el 9 de abril de este año en el Valle de Arán. En un primer momento se achacó su muerte a una pelea con otro oso, pero después se descartó esa hipótesis y se apuntó a un envenenamiento. Se investiga a seis personas por un delito contra la fauna, y puede que el número de investigados aumente. Otra de las últimas muertes ha sido la de una osa adulta en el paraje de la Ventanilla (en Palencia), que fue abatida accidentalmente por un cazador. El suceso se encuentra en investigación.

Están llevando a cabo medidas de protección que están teniendo un éxito muy grande

A pesar del último suceso, en la población cantábrica, las situaciones de conflicto se dan en su mayoría con los osos de los Pirineos. Ballesteros sostiene que "se están llevando a cabo medidas de protección que están teniendo un gran éxito, como la reagrupación de los rebaños, el uso de perros de guardia (especialmente mastines de los Pirineos) y también cercados nocturnos". Afirma "que es cierto que en algunas partes de los Pirineos no se están llevando a cabo estas medidas de convivencia, y tienen más fuerza en el Pirineo Catalán, donde se concentra un mayor número de osos. Y con respecto a Aragón, hay muy pocos osos pero están causando problemas".

Una de las medidas más importantes es "la información a las personas sobre la presencia de osos, ya que suelen tener desconocimiento y en muchas ocasiones la reacción es de sorpresa. Por ello, se está implicando a los distintos sectores afectados. Una de las acciones es el traslado de los ganaderos de los Pirineos a otros puntos con osos, donde se les explica cómo es la convivencia; principalmente se les lleva a Liendres y otras zonas de la cordillera cantábrica", destaca Ballesteros.

Las acciones para preservar el medio natural

Desde la Fundación Oso Pardo resaltan las acciones que están llevando a cabo para preservar el medio natural en beneficio de los osos, como la plantación de bosquetes de árboles frutales. Uno de los últimos proyectos ha sido la plantación de 50.000 frutales en la Sierra del Courel, en Lugo, que se integra en el proyecto 'Life Oso Courel'.

Plantación de frutales en los Pirineos. Fundación Oso Pardo

Ballesteros sostiene que las plantaciones se están haciendo "con árboles frutales autóctonos, plantándose pequeños bosquetes en las zonas con menos comida. Lo que se consigue con ello es mejorar el hábitat del oso y la biodiversidad general y se evita que los osos vayan a núcleos urbanos a alimentarse. El crecimiento de los árboles es rápido, en aproximadamente doce años. Y además, estas operaciones se realizan con mano de obra local, por lo que es una forma de demostrar que la conservación del oso genera puestos de trabajo".