El pasado 11 de junio Manuel Gallego, un vecino de la localidad madrileña de Sevilla La Nueva, circulaba con su coche por la carretera M523 sobre las 21.30 de la noche cuando se topó con un lince en libertad. Rápidamente sacó su móvil y consiguió grabar en vídeo y fotografiar al felino, que no tardó en alejarse. Las imágenes fueron difundidas por la Asociación de Vecinos La Voz de Sevilla La Nueva, que aseguró que eran históricas porque suponían "el primer avistamiento de un lince en la Comunidad de Madrid con pruebas gráficas en más de 30 años". Y han corrido como la pólvora.

"Lo primero que pensé al ver el vídeo es que por fin teníamos imágenes de un lince en Madrid. Sabíamos que estaban apareciendo, pero faltaba documentación", asegura Ramón Pérez de Ayala, responsable del programa de especies de WWF, que explica que sólo era cuestión de tiempo. "El año pasado ya había 100 cachorros de lince en la población de los Montes de Toledo, que está a 70 kilómetros. Eso para un lince son dos o tres días de paseo, así que tiene que haber muchos ejemplares dispersantes a corta distancia de Madrid. Pero pillarles es difícil", añade.

Según comenta, es complicado conseguir fotografiarles porque no suelen permanecer mucho tiempo en el mismo sitio. Pero en ningún caso se debe a que el lince sea un animal huidizo porque, de hecho, es todo lo contrario. "Es el rey del bosque mediterráneo. Pero se pueden ver fácilmente en aquellos lugares en los que habitan, porque aunque te acerques a dos metros de ellos no suelen huir. No son como los zorros, los lobos o los tejones", afirma el experto.

El lince ya es visible en más puntos de Madrid.

Pérez de Ayala sostiene que no es la primera foto que se le hace a un lince en Madrid, donde explica que estos animales llevan años dejando rastro. Aunque sí admite que ha sido la primera imagen en ser difundida en los medios de comunicación. "En 2006 se encontró un excremento. Y cuando hicimos las primeras sueltas en los Montes de Toledo hubo un ejemplar que se paseó por todo el suroeste de Madrid, al que pudimos seguir con el collar localizador. Y hubo un otoño que se fotografió un ejemplar en el Monte de Valdelatas, aunque no se publicó. La dispersión en zonas de Madrid es evidente", señala.

El lince en España

El lince, al igual que otras especies animales, ha revertido por completo su situación en nuestro país en los últimos años. A finales de 1980 era, en palabras de Pérez de Ayala, un "desastre". Pero los trabajos de recuperación han dado resultado.

Aunque el principal problema para la especie era la caza (hasta los años 70 del siglo pasado existían las llamadas Juntas de Extinción de Alimañas, que pagaban por matarlos), no fue el único factor. En los años 50 y 80 dos plagas mermaron considerablemente el número de conejos en España, que son el alimento principal del lince. Y la fragmentación de su hábitat a causa de la construcción de carreteras provocó que aumentaran los atropellos.

El primer censo oficial, que se realizó entre 2000 y 2002, contabilizó menos de 100 individuos en España, que habitaban mayormente en dos poblaciones de Andalucía, una en Jaén y otra en Doñana. Y poco después, en 2010, se comenzó a reintroducir ejemplares, creando nuevas poblaciones de manera artificial que con el paso del tiempo han conseguido que se generen otras de manera natural.

Esas reintroducciones no son más que soltar a un lince macho y a una hembra en un entorno "favorecido" para que se apareen, donde tengan un buen hábitat, conejos de sobra para comer, no haya cazadores furtivos y exista una buena "predisposición social" a que los animales estén en libertad.

"Hace algunos años nos reunimos un grupo de expertos para hacer números, y calculamos que tener unos 3.000 o 3.500 individuos y unas 750 hembras reproductoras sería suficiente para estar un poco más tranquilos, aunque tendríamos que seguir trabajando, claro. Y ahora mismo tenemos en toda España 1.668 linces y 315 hembras reproductoras. Así que estamos a mitad de camino de salvar especie", asegura Pérez de Ayala.

Ahora todos los ejemplares que se ponen en libertad proceden de los cuatro centros de cría en cautividad que existen en España, que tienen un zoo asociado. Unas instalaciones que a lo largo de los años, conforme iba cambiando la situación del animal, han servido para diferentes cosas. Primero como "salvavidas" por si ocurría alguna catástrofe en el campo que afectara a los ejemplares en libertad. Luego, como recurso para mantener la "habilidad genética" y evitar que la endogamia causara estragos. Y por último, para reintroducir individuos. Actualmente se sueltan entre 30 y 40 linces al año, que se reparten entre distintas poblaciones para controlar el parentesco.

Pérez de Ayala explica que actualmente hay 500 cachorros de lince en España, que suelen acompañar a la madre durante el primer año de su vida. Después de eso se suelen separar, y cada ejemplar hace vida en solitario. Nada de formar una manada, aunque en ocasiones sí pueden juntarse temporalmente.

"El gran reto que tenemos ahora es reintroducir el lince en nuevas zonas más al norte del país. Y parece que se están sumando todas las comunidades autónomas para conseguirlo, que están haciendo los trabajos previos de selección, que llevan unos dos años. Madrid está en ello, Castilla y León va a empezar y la Comunidad Valenciana, Cataluña y Aragón ya están en las primeras fases", explica el experto de WWF. "Ahora mismo se puede decir que hemos vuelto a la casilla de salida, porque estamos en cifras similares a las que teníamos antes del gran desastre que casi los extingue", concluye el experto.

Centro de cría en cautividad

En 2021 El Independiente visitó el centro de cría en cautividad de linces situado en Zarza de Granadilla (Cáceres), gestionado por Parques Nacionales, institución dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO)