El metano es responsable de casi un tercio del aumento de las temperaturas globales desde la revolución industrial. Y es que este gas, aunque se disipa más rápido que el dióxido de carbono en la atmósfera, tiene un efecto invernadero mucho más potente durante su corta esperanza de vida. Como resultado, reducir las emisiones de metano es una de las mejores formas de limitar el calentamiento global y mejorar la calidad del aire en el corto plazo.

El sector energético (petróleo, gas natural, carbón y bioenergía) es la segunda mayor fuente de emisiones de metano provenientes de la actividad humana. Y cada año la Agencia Internacional de la Energía (AIE) se encarga de radiografiar cómo está la situación en el sector. Este miércoles han publicado la última edición del informe, con datos de 2023, donde se aprecia que el año pasado se produjo un ligero repunte de emisiones de metano procedentes de combustibles fósiles. Aunque la agencia asegura que comenzarán a disminuir pronto.

"Las emisiones de metano del sector energético se mantuvieron cerca de un nivel récord en 2023, pero las sustanciales políticas y regulaciones anunciadas en los últimos meses, así como nuevas promesas derivadas de la cumbre climática COP28 en Dubai, tienen el potencial de ponerlas en declive pronto", explicaron desde la AIE.

En concreto, el organismo recuerda que casi 200 gobiernos acordaron en la COp28 mejorar "sustancialmente" sus emisiones de metano para 2030, mientras que Canadá, la Unión Europea y Estados Unidos anunciaron importantes iniciativas regulatorias. Además, muchas empresas también se han comprometido a actuar a través de la puesta en marcha de la Carta de Descarbonización del Petróleo y el Gas, y más países se están uniendo al Compromiso Mundial sobre el Metano, incluido Azerbaiyán, que será la sede de la COP29.

Aún así, la AIE afirma que las emisiones globales de metano siguen siendo demasiado altas para cumplir los objetivos climáticos internacionales, incluyendo el límite del 1,5 ºC de calentamiento global, que supone una de las bases del Acuerdo de París de 2015. Y asegura que las emisiones de los combustibles fósiles deben reducirse un 75% en esta década para que esas metas sean realistas.

En medio de todo esto, las empresas y los gobiernos no lo están poniendo nada fácil. Y es que la agencia explica que "en la actualidad, las emisiones de metano implícitas en los informes de las empresas petroleras y gasistas son un 95% inferiores a las estimaciones de la AIE para 2023, mientras que los niveles de emisiones notificados por los países son aproximadamente un 50% inferiores".

EEUU y China, a la cabeza

El nuevo análisis de la AIE recoge que la producción y el uso de combustibles fósiles generaron cerca de 120 millones de toneladas de metano emisiones en 2023, un pequeño aumento en comparación con 2022. Además, otros 10 millones de toneladas de metano provinieron de la bioenergía, principalmente del uso tradicional de la biomasa para actividades como cocinar.

Según el informe, los 10 principales países emisores fueron responsables de alrededor de 80 millones de toneladas de estas emisiones, dos tercios del total mundial. Estados Unidos es el mayor emisor de gases por operaciones de petróleo y gas, muy cerca seguido de Rusia. Mientras tanto China es, con diferencia, el mayor emisor en el sector del carbón.

El informe, que incorpora sus lecturas junto con datos de otras campañas de medición basadas en la ciencia, señala que los satélites identificaron un aumento sustancial de las fugas de combustibles fósiles en 2023 en comparación con 2022, con más de 5 millones de toneladas de emisiones detectadas, incluida la de un pozo reventado en Kazajstán que se prolongó durante más de 200 días.

"Es imperativo reducir en un 75% las emisiones de metano provenientes de combustibles fósiles para 2030 para evitar que el planeta se caliente a un nivel peligroso. Me siento alentado por el impulso que hemos visto en los últimos meses, que nuestro análisis muestra que podría marcar una diferencia enorme e inmediata en la lucha mundial contra el cambio climático", afirmó el director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol.

La AIE asegura que si todos los compromisos de metano asumidos por los países y las empresas hasta la fecha se implementan en su totalidad, sería suficiente reducir las emisiones de metano de los combustibles fósiles en un 50% para 2030. Sin embargo, la mayoría de las promesas aún no están respaldadas por planes de implementación.

"Alrededor del 40% de las emisiones de metano procedentes de la explotación de combustibles fósiles en 2023 podrían haberse evitado sin coste neto, ya que el valor del metano capturado era superior al coste de la medida de reducción.
del metano capturado era superior al coste de la medida de reducción. Reducir las emisiones de metano de los combustibles fósiles en un 75% de aquí a 2030 requeriría un gasto de unos 170.000 millones de dólares, es decir, menos del 5% de los ingresos generados por la industria de los combustibles fósiles en 2023", concluyó la AIE.