El verano representa la mejor época del año para brindar una atención privilegiada a las plantas de interior, específicamente al poto, esa especie resistente, decorativa e ideal que está presente en multitud de casas. Si bien su rápido crecimiento puede, en ocasiones, considerarse una ventaja, un poto que se vuelve largo y sin control puede pasar a ser un problema estético y de mantenimiento. Por ello, saber cómo podarlo y reproducirlo de la manera adecuada, un buen puñado de cuidados básicos resulta ser la clave para mantenerlo sano, espeso y atractivo en los meses calurosos del año.

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Cuidados básicos para el poto

Durante el verano, el poto requiere riegos más frecuentes, aunque moderados. Lo ideal es regar cuando ha secado la capa superficial del sustrato. También es recomendable pulverizar las hojas una o dos veces por semana con agua si el ambiente en el que se halla es muy seco por la utilización de ventiladores o aire acondicionado, pues de este modo se logrará mantener una humedad adecuada.

Iluminación y temperatura adecuada

El poto necesita mucha luz para crecer, pero nunca luz directa. Situarlo delante de la ventana en la que se encuentra una cortina translúcida no solo lo alimenta de luz, ayudará para que mantenga su color verde intenso, y además facilita el crecimiento de nuevas hojas. La temperatura que el poto considera ideal para crecer es la del verano, siempre que no sobrepase los 30 grados y no reciba corrientes de aire muy fuertes. Un ambiente cálido y luminoso sin cambios bruscos de temperatura le beneficia.

Cómo podar el poto sin dañar la planta

La poda del poto no se limita a mejorar la estética de la planta también propicia su crecimiento. Se recomienda podar en primavera o en verano, momentos en los que la planta se encuentra en la fase activa, de tal forma que la poda no la llevaría a un estrés adicional. Se puede eliminar, en todo caso, un máximo equivalente al 25% del total de tallos, justo a unos centímetros del nudo, el cual es la parte donde brotarán nuevas hojas y raíces aéreas.

Los beneficios visibles tras la poda

Al podar, la planta se hace menos larga y la imagen del poto se hace más compacta y agradable. Asimismo, se promueven los brotes, lo que aporta un refuerzo a la vitalidad de la planta en conjunto. Un poto adecuadamente podado mantiene su estructura sin perjudicar a las hojas que cuelgan de él, algo que sí suele suceder cuando los brotes se alargan de una manera no controlada. Este simple y muy eficaz método los transforma radicalmente.

Multiplica tu poto sin gastar ni un euro

Los brotes cortados se convierten en nuevas plantas. Solo hace falta romperlos segmentariamente, en dos o tres nudos, quitar las hojas bajas y meterlos en agua limpia. Añadir una gota de agua oxigenada puede ayudar a acelerar el proceso de echar raíces, que suele tardar entre tres y cuatro semanas.

Más densidad o más plantas

Tan pronto como los esquejes desarrollen raíces, hay dos opciones, replantarlos en la misma maceta, para que el poto original gane en volumen, o, bien, meterlos en otras macetas si queremos nuevas plantas. De ambas formas se aprovecha al máximo cada poda, sin que ello exija de comprar más ejemplares ni utilizar fertilizantes caros. Así conseguimos que cuidar un poto se vuelva también, un procedimiento sostenible y barato.

Cuidar tu poto en verano no exige grandes esfuerzos, si no que precisa de ser cuidadosos y atender a detalles como la poda, el riego, la luz o la propagación; siguiendo este proceso puedes llegar a gozar de una planta siempre verde, frondosa y saludable durante toda la estación.

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