Fue la mujer más buscada de España. La prensa la perseguía desde que salía de su casa hasta en sus cenas, comidas y vacaciones. Ella se escondía en maleteros para no tener que pasar por la angustia de volver a ser fotografiada, de volver a estar en las portadas de la prensa rosa como aquella mujer que había roto una familia y había protagonizado el mayor escándalo de la jet set española durante los años ochenta.

Marta Chávarri ha muerto a los 62 años en su casa de Madrid y deja detrás una de las historias más contadas, la de su affaire con Alberto Cortina mientras estaba casada con Fernando Falcó. También una vida compleja que la llevó a recluirse durante varias décadas.

Hija de diplomático y bisnieta del conde de Romanones, Chávarri había pasado algunos años estudiando en Estados Unidos cuando al volver a España conoció a Fernando Falcó, uno de los solteros de oro de la época. Se casaron el 2 de junio de 1982, cuando ella tenía 22 años y él 42, en una de las bodas más comentadas de la clase alta del país en la Catedral de Plasencia. Al año siguiente, nacía su único hijo, Álvaro Falcó, y durante el siguiente lustro la imagen de ambos fue codiciada por todos, ella era la it girl del momento y él uno de los hombres más importantes de España.

Pero la felicidad pareció durar poco. El 11 de febrero de 1988, la revista Diez Minutos, filtraba unas imágenes de la marquesa de Cubas saliendo de un hotel en Viena con Alberto Cortina, entonces consejero delegado de Construcciones y Contratas y marido de la multimillonaria Alicia Koplowitz. Desde entonces, los periodistas no dejaron de perseguirlos buscando más fotos, más carnaza, continuar con otro capítulo explosivo de la historia.

Falcó no se lo puso fácil a la que todavía era su mujer y ella tuvo que ceder la custodia de su único hijo por su decisión de marcharse con Cortina. Entre todo el follón del divorcio, Interviú le dio el golpe final publicando el 14 de febrero de 1989 unas fotos de Marta Chávarri en las que se veía que no llevaba ropa interior y que supusieron un escándalo mayúsculo que llegó a revistas extranjeras.

Tal y contaría años más tarde Miguel Durán, entonces director general de la ONCE, el día anterior a esa publicación recibió una llamada de Cortina. "Tengo que verte", le dijo. Y apareció en su despacho a los pocos minutos, tras un desayuno en el Palace con el que era el presidente del Grupo Z, Antonio Asensio. Este le había contado que tenía esas fotografías y que no las publicaría si abandona la operación por la que él y su cuñado, también marido de una Koplowitz, querían llevar a cabo para fusionar Banesto y Banco Central.

No sabemos qué ocurrió realmente pero Cortina no debió de aceptar lo que le pedían y al día siguiente, la que entonces era su novia, vivió uno de los días más duros de su vida. Ella decidió llevar a Interviú a juicio y lo ganó, por lo que la revista tuvo que pagarle 34 millones de pesetas (unos 200.000 euros al cambio) por violar su intimidad y la fusión entre las dos entidades jamás llegó a puerto.

Lo que sí se consolido fue su relación, ya que tras aquellas páginas decidieron irse a vivir juntos a un piso de 500 metros en la calle General Arrando y se casaron en 1991. El matrimonio no duró mucho, ya que se separaron en 1995, pero igual que con el Falcó, que murió en 2020 a causa del covid, la relación era de "odio absoluto", con Cortina se llevó bien el resto de su vida.

A partir de su segunda separación, Marta Chávarri desapareció de la vida pública. No volvió a las fiestas, ni a las comidas, ni a las reuniones. Se separó de muchos de sus antiguos amigos y decidió vivir alejada del foco mediático. Volvió el año pasado, cuando su hijo Álvaro Falcó se casó con Isabelle Junot, hija de uno de los últimos amores conocidos de la it girl de los 80, Philippe Junot, con el que se la relacionó en el verano de 1996.

Hoy ha muerto a los 62 años de edad, un mes después de convertirse en abuela de su nieta Philippa y de decirle a la prensa, después de muchos años de silencio, que se encontraba en un momento "de lo más dulce".